Vitu, más rápido que la muerte IV.
Sus patas se comenzaron a sobrecargar, era señal de que debía volver a descansar, todo los lugares por los que pasaba a diario los tenía ya muy vistos, todo era siempre igual, sería incluso capaz de correr con los ojos cerrados, ya para entonces había memorizado hasta la más insignificante piedra del camino.
El Sol aún estaba lejos de su posición, así que había llegado el momento de la exploración de aquella zona, cada día que pasaba trataba de escudriñar una zona diferente en busca de algo que le ayudara a escapar de su tortura, de su condena, de su eterna carrera por la supervivencia.
Apenas existía vegetación y la poca que había se quemaba día tras día, no parecía poder existir ningún ser vivo capaz de soportar las altas temperaturas a las que su Sol les sometía.
Fuente
Mientras observaba los bordes del cañón se percató de una parte saliente de roca, se acercó y bajo la roca encontró una planta, una especie de matorral lo suficientemente grande como para no haber podido crecer en una sola noche. Allí estaba lo que había estado buscando, esa planta era capaz de sobrevivir a pesar de las adversas circunstancias, sólo tenía quemadas algunas puntas de sus hojas, ya que se encontraba protegida del calor del Sol.
Vitu tuvo una gran idea, si podía arrancar la planta y meterse en ese hueco hasta esperar el paso del Sol tendría tiempo para descansar y cuando éste pasara también tendría más tiempo para explorar y para ir en dirección contraria a la que siempre había ido.
