Vitu, más rápido que la muerte I.

I

Fue abriendo cada uno de sus múltiples ojos, uno por uno, como una especie de secuencia programada, al llegar al último de ellos, los volvió a cerrar de nuevo y a abrirlos todos a la vez. El despertar era necesario ante al avance del mortífero sol.

Vitu desentumeció sus patas y comenzó a caminar, como cada día, siempre en la misma dirección, no le quedaba otra, se veía obligado a ello debido a las condiciones ambientales planetarias.

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Y no sólo eso, sino que debía avanzar con la mayor rapidez posible para ganarle la suficiente ventaja al sol, para que le permitiera descansar al menos un rato, la carrera diaria por la vida había comenzado…

Cientos de animales también corrían alrededor de él, tratando de no quemarse bajo el abrasador sol, muchos de ellos morían en el camino y otros pocos conseguían sobrevivir, sólo los más veloces y fuertes vivirían.

Sus patas se movían a una increíble velocidad y poco a poco conseguía ir dejando atrás el avance del sol, debía ir lo más rápido posible, sin apenas entretenerse pero también debía alimentarse si no quería perder esa carrera.

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Además, el alimento escaseaba debido a todos los inconvenientes que su planeta le deparaba, lo más fácil era correr al tiempo que buscaba cadáveres chamuscados de otros animales. Todos los días una repugnante comida.

Pero Vitu siempre se preguntaba… ¿Acaso no hay una alternativa mejor? ¿He nacido para correr eternamente?

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