Y el placer de escribir... ("El langostino Jack" y "La venganza de Shakernash" -re-ediciones-)

Siempre me gustó la literatura, leer y escribir. Recuerdo que, cuando era más joven, fui uno de los únicos ocho alumnos (de al menos 200) que escogimos Literatura Universal como asignatura optativa en el último curso de secundaria. Una asignatura que me encantaba porque funcionaba como un club de lectura: leíamos en casa y comentábamos en clase, analizábamos grandes y diversas obras de la literatura hispanohablante... Cervantes, Neruda, Galdós, Saramago, entre otros. También recuerdo que en aquella época leía y escribía mucha poesía, escritos de un adolescente al que todavía le faltaba mucho por experimentar, escritos jóvenes que debo tener en algún lugar del garaje de casa de mi madre, y que no logro encontrar.

Fue pasando el tiempo y aunque seguí leyendo, cosas de la vida, dejé de lado la escritura. A los "veintitantos" años volví a tontear con ello, en un primer blog que ya calló en el olvido, y que podéis visitar si gustáis haciendo click aquí. Pero ahora, con Steemit, todo está volviendo a su acertado cauce. He vuelto a escribir y estoy muy, pero que muy satisfecho. Cada vez tengo más ganas y más ideas literarias y, sobre todo, he redescubierto lo divertido que es "jugar" a ser escritor.

Así que para celebrarlo voy a recuperar dos historias muy cortitas que publiqué en esta plataforma en mis inicios, meses atrás. Comenzaba con Steemit y volvía a escribir. No estoy seguro de la evolución que pueda existir entre esa vuelta de la que hablo y mis últimas historias, quizá podáis decírmelo vosotros. 

El primero es un cuento que presenté a un concurso navideño organizado por @Joseph1956. Cuenta la particular historia de un langostino muy capaz...

El langostino Jack     

348 palabras

Jack no era un langostino cualquiera, ya sabéis, no era uno de esos langostinos del montón que nacen en la granja, crecen en la granja, se gradúan en la granja y acaban, como todos los demás, en un supermercado nacional congelado a 5,95 el kilo. Jack no. Jack no era uno de esos. De pequeño, Jack era un poco más grande, más fuerte, más ágil y también un poco más rosa que sus hermanos y compañeros de clase. Sacaba mejores notas en la granja-escuela y era el capitán de su equipo de aguabol, todas las langostinos chica querían ir al baile de graduación con él y, además, tenía la langostimoto más chula. Pero eso no era todo, Jack, en su interior, se sentía especial, sabía que había nacido para algo más.

En la granja Palmer, una de las mayores piscifactorías de toda la costa oeste, casi todos los langostinos, al graduarse, acababan en buenos supermercados, a buenos precios. Incluso algunos, si llegaban en fechas navideñas, se acercaban a precios un cincuenta por ciento más altos de lo que era común. La granja Palmer era una buena granja, con mucha y muy buena fama. Todos pensaron que Jack sería especial. Creían que Jack podría alcanzar precios muy superiores, de un doscientos o más por encima de la media. Además, ya era Noviembre, y Jack estaba a punto de graduarse.

Pero Jack no quería eso, Jack tenía otros sueños. Detrás de su fachada de langostino popular de granja, Jack fantaseaba con ser explorador. Para Jack la granja era tan pequeña, tan insignificante. Y Jack tenía un plan. El día de la graduación Jack escaparía. Nadaría rápido, nadaría fuerte, nadaría lejos… escaparía, conseguiría ser verdaderamente especial. Jack no tendría precio.

Hoy es nochebuena, yo no soy Jack, soy Marco Palmer. Soy el heredero de Justin Palmer, dueño de una de las mayores piscifactorías de toda la costa oeste, la granja Palmer. Estoy cenando con mi familia y en uno de los platos, sin cuerpo, está la cabeza Jack. Uno de los langostinos más sabrosos, suaves y rosas de toda la granja.

La cena en casa de los Palmer - [FUENTE]

Y la segunda es una historia de venganza, cruda. Este micro-relato lo hice como práctica auto-impuesta, quise contar algo, y quise ver qué tal se me daba...

La venganza de Shakernash 

208 palabras

Levantó la espada al aire y la abalanzó contra su cráneo, implacable. Lo había perdido todo pero ahora ya podría descansar tranquilo. Sintió el aire tibio recorrer cada poro de su cara, sintió cómo movía su pelo sucio y desgarbado justo después de oír el retumbar del crujir de aquella cabeza. Era un eco "cabernoso". Tomó aire, poso la punta de su espada en el rocoso suelo y se arrodilló.

Todo había acabado, por fin.

No supo cuánto tiempo permaneció ahí sentado, ni cuándo se decidió a mirar a aquel cadáver. Valbor. El hombre que destrozó su vida, que destruyó su pueblo haciéndolo arder hasta los cimientos. Todavía no podía olvidar aquella imagen que le atormenta y alimenta su insomnio permanente. Valbor aplastando la cabeza de su pequeño hijo, Trinin, el ya sin nombre. Valbor, con la lengua arrancada de su mujer, masticándola. Valbor...

Con un grito sordo giró, descontrolado, hacia ese desecho de vísceras y sesos al que acababa de arrebatar la vida. Lo golpeó, una, otra, otra, otra vez... sus lagrimas manchadas de rojo oscuro le ayudaron a frenar. Todo había acabado. Lo había perdido todo, había perdido lo último que le quedaba, su último impulso.

Había vencido pero, sin Valbor, ahora se encontraba totalmente sólo.

Shakernash; culminando su venganza - [FUENTE]

Estas dos historias suponen una vuelta, un nuevo comienzo, y estoy encantado con ello.