Los selenitas - Relato

El anciano Jonathan se quedó dormido en el cómodo asiento de los modernos trenes metropolitanos que alcanzaban la velocidad del sonido, llegando a su estación sintió la desaceleración provocada por los silenciosos frenos magnéticos del sofisticado transportador, despertó y miró por la ventanilla, vio la luna llena que se asomaba entre las montañas, parecía que ese brillante círculo blanco lo perseguía, la miraba fijamente e inevitablemente lo entrampó la melancolía, el recuerdo de Hanyewi había vuelto de nuevo a su memoria. Habían pasado muchos años de aquello que sucedió en la Luna, y en la Tierra.

El hombre ha colonizado la luna y los padres de Jonathan vivían en una de las tantas colonias que se establecieron allí, su padre trabajaba en una de las fábricas encargadas de extraer el helio-3 de la superficie lunar, elemento que era utilizado en la tierra para generar electricidad a bajo costo, la luna se había convertido en un gran negocio para los empresarios y dueños de fábricas en la Tierra. La vida se desarrollaba en un gran complejo totalmente cerrado, eran gigantes cúpulas en forma de semielipsoides geodésicos que envolvían ciudades enteras conectadas unas con otras por medio de túneles superficiales. En este nuevo mundo habían muchos tipos de atracciones, incluso hasta lagos artificiales donde se podía nadar y pescar, pero una de las experiencia más fascinante para los niños y jóvenes era salir de las colonias con los trajes espaciales: correr, saltar y jugar bajo la ingravidez de ese mundo, esas diversiones duraban hasta que el sonido de alerta que señalaba el volumen crítico del oxígeno avisaba a la persona que debía volver a la colonia, de lo contrario, se asfixiaría.

Toda la colonia estaba encerrada por una gran cerca perimetral, lo que estaba fuera de esa gran área lo llamaban la zona prohibida, las minas de helio-3 estaban alejadas de la ciudad lunar, allí había mucha actividad industrial y solo los ingenieros, obreros o algún otro personal estaba autorizado para estar allí y las familias de estos permanecían siempre en las zonas permitidas; el joven Jonathan salía a jugar con sus amigos en esos espacios seguros que estaban fuera de la encerrada ciudad, daban saltos muy altos y lanzaban piedras lunares que observaban volar y recorrer distancias imposibles de lograr en la tierra. Desde hacía varios días un cráter, que estaba fuera del límite de seguridad, había llamado la atención de Jonathan, el creía haber visto luces saliendo de allí, le comentaba esto a sus amigos pero ellos nunca habían visto nada inusual.

Un día el curioso joven se quedó jugando solo en las grises arenas lunares, miraba el cráter esperando que se asomaran aquellas luces, pero nada ocurría, ya cansado decidió marcharse, entonces destellos de luz se reflejaban de soslayo en el visor de su casco espacial, giró su cuerpo y comenzó a ver las esperadas luces que emanaban del cráter, esta vez con más intensidad, las luces desaparecían a cierta altura de la truncada montaña, salían sin duda de su interior, “¿Qué habrá allí?”, se preguntaba Jonathan mientras miraba el extraño fenómeno, luego las luces desaparecieron y un agudo sonido le advirtió que debía volver al interior de la colonia. Jonathan comenzó a obsesionarse con la idea de querer saber que producía esas luces, le contó a todos sobre su experiencia, pero nadie le prestó mucha atención al obstinado joven, entonces secretamente planificó saltar el muro que separaba el área de las colonias y las que se consideraban desconocidas para investigar sobre todo aquello. Un día aprovechando su gran habilidad para trepar árboles, subió como una araña las ásperas paredes del muro y pasó al otro lado, allí corrió hacia el cráter, subió las cenicientas arenas y llegó a la parte más alta del hueco, miró hacia abajo y perdió el equilibrio cayendo a las profundidades del hoyo.

Mientras caía boca arriba Jonathan observaba como el irregular círculo de la boca del cráter se veía cada vez más pequeño, como cerrándose y limitando el número de estrellas blancas en el negro cielo lunar, luego sintió un golpe en su espalda y se sumergió en una corriente de aguas sublunares, Jonathan logró salir a flote pero era arrastrado por el fuerte fluir de las aguas, el joven era trasladado en línea recta por el oscuro acuífero pero podía ver gracias a las luces integradas en su visor del casco, repentinamente observó que en la ladera del túnel alguien con una especie de linterna le extendía su mano para rescatarlo, logró sujetarse de ella y lo sacó de la corriente. Jonathan cayó al sólido suelo agotado, luego levantó su cabeza y con asombro vio que la persona que lo había rescatado era una joven chica, que vestía ropas normales sin protección alguna. La chica le pidió al desconcertado Jonathan que se quitara el casco espacial, él la miraba asombrado, era la chica más bella que sus ojos habían visto.

Después de dudar Jonathan se convenció de quitarse el casco, tomó una gran bocanada de aire y sorprendido se dio cuenta que podía respirar normalmente, “¿cómo es posible esto?, preguntó Jonathan a la chica, “ luego te responderé, primero debemos salir del túnel”, le dijo su rescatadora, tomó al joven de la mano y juntos entraron a otro túnel transversal, a pocos metros se encontraron con una pared rocosa, la chica alumbraba el camino con su linterna, enfocó la luz en un cuadrado que parecía tallado en la negra roca, entonces la pared desapareció ante sus ojos, después del umbral seguía un pasillo muy bien alumbrado de paredes blanquísimas y pulidas, al pasar este umbral la roca volvió a aparecer cerrando el pasillo, Jonathan y la chica entraron a una especie de ascensor y cuando subían el asombrado Jonathan le preguntó de nuevo a la chica, ¿cómo es posible esto? , la chica le dijo que se llamaba Hanyewi y que lo llevaba a su ciudad, la cual estaba oculta en las entrañas de la luna.

Hacía muchas años atrás, antes de que la familia de Jonathan llegara a la luna, y cuando el hombre inició la colonización de su único satélite, un grupo de ingenieros y científicos ecologistas que trabajaban allí, se percataron de que el hombre le hacía un gran daño a la luna con la extracción sin límites ni controles de sus minerales, de tal manera que estaban en desacuerdo con la explotación indiscriminada de la geografía lunar y decidieron luchar en contra de las grandes firmas que financiaban la extracción de los minerales. Una gran crisis económica, junto con las presiones del grupo, hizo paralizar la colonización y los proyectos industriales, de tal manera que todo se vino abajo y las grandes compañías junto con los pioneros tuvieron que abandonar la luna y regresar a la tierra, pero intencionalmente y con alevosía dejaron a los hombres y mujeres disidentes para que murieran, pero gracias a que habían dejado una gran cantidad de materiales, alimentos y máquinas lograron sobrevivir y con mucho esfuerzo hacer una ciudad subterránea, esto dio paso a una generación de selenitas que fueron capaces de mejorar la tecnología a tal punto que lograron controlar la gravedad y crear una atmósfera capaz de ser respirada por ellos.

Pero luego, con el pasar de los años un nuevo proyecto de explotación lunar surgió de la tierra, pero esta vez, con más fuerza y apoyo debido a la gran crisis energética que comenzó a tener el planeta, las grandes industrias aprovecharon esta oportunidad y volvieron a la luna con el total desconocimiento de que allí se había establecido una colonia selenita en las catacumbas lunares cuyos miembros vieron con gran temor el regreso del hombre a su mundo, prefirieron permanecer ocultos tratando de no ser descubiertos por los nuevos humanos colonizadores. Jonathan se enteró de todo esto, luego con ayuda de Hanyewi y un grupo de selenitas Jonathan fue devuelto a su colonia, pero él se había enamorado de la hermosa Hanyewi, de vez en cuando, y secretamente, se veían cerca del cráter, desde allí miraban las estrellas y como nacía el azul de la tierra en el negro horizonte lunar. Jonathan y Hanyewi comenzaron clandestinamente a formar un grupo subversivo llamado Friends of Moon, éste lo integraban tanto selenitas como humanos, ellos comenzaron a hacer sabotajes en las minas de helio-3, dando fuertes golpes a las organizaciones industriales terrestres, el grupo creció pero muchos de sus integrantes fueron descubiertos al igual que la ciudad sublunar, un grupo de humanos radicales organizó un genocidio sistemático contra los selenitas y los humanos que los apoyaban.

Acabaron con todos y destruyeron la ciudad entera, pero Jonathan, Hanyewi y sus familias lograron huir milagrosamente a la tierra, allí vivieron encubiertos con identidades falsas, luego desde la tierra la pareja de líderes subversivos no descansó hasta lograr hacer justicia en la luna, después de muchos años lograron su cometido pero el daño ocasionado a la luna fue muy grande, Hanyewi y si familia no pudieron volver a su mundo. Jonathan y Hanyewi se casaron y tuvieron muchos hijos, así una nueva generación de humanos-selenitas emergió, estos se mezclaron con humanos y con el tiempo se pudo reconstruir y poblar en paz la luna. Hanyewi murió por causas naturales y es recordada como una heroína que luchó junto a su amado contra el abuso indiscriminado del hombre para conseguir poder y dinero. Con el pasar de los años Jonathan envejeció, pero siempre recordó a su querida selenita que parecía hablarle y consolarlo cada vez que él veía la luna.

[Fuente de la Imagen 1]
[Fuente de la Imagen 2]