¿De dónde saca sus ideas un escritor de ficciones? (1)

in #spanish6 years ago (edited)
Estimados amigos del país Steemit, quiero compartir con ustedes algunas ideas sobre la escritura de ficción, es decir, sobre cuentos y novelas, principalmente, aunque también son válidas para otras formas: guiones cinematográficos y televisivos, textos teatrales o comics, entre otros. No son de un gran rigor conceptual; más bien, me apoyo en mi propia experiencia subjetiva como autor y en la de otros autores.


Habitación de la casa de William FaulknerFuente

        “¿De dónde saca sus ideas?” es una pregunta frecuente que todo escritor debe responder de vez en cuando. Y cada quien da la respuesta que cree conveniente según sea su humor, su inteligencia o su ingenio. Algunos autores simplemente nunca han pensado sobre el asunto y entonces, ante la necesidad de dar una respuesta, improvisan cualquier cosa.

       En este post, que aspiro se convierta en el primero de una serie dedicada a tratar varios aspectos de la escritura de ficción, revisaremos la respuesta que a esta interrogante dieron dos grandes autores del siglo XX: el norteamericano William Faulkner y el uruguayo Juan Carlos Onetti. Por supuesto, es posible que estos autores hayan ofrecido distintas respuestas a la misma pregunta en distintos contextos. Lo considero un privilegio de los artistas y nada que deba extrañarnos.
       Sin esperar más, nos adentraremos en el asunto.
       Ambos autores señalan un mecanismo muy parecido, si no idéntico, en el proceso de extraer una historia aparentemente de la nada.
       Veamos lo que dice Faulkner en una entrevista realizada en 1956 sobre el instante inicial en el que concibe una de sus novelas más famosas, El sonido y la furia, la cuarta que escribió y la que lo convertiría definitivamente en el escritor que todos conocemos:

-¿Cómo empezó El sonido y la furia?
-Empezó con una imagen mental. Yo no comprendí en aquel momento que era simbólica. La imagen era la de los fondillos enlodados de los calzoncitos de una niña subida a un peral, desde donde ella podía ver a través de una ventana el lugar donde se estaba efectuando el funeral de su abuela y se lo contaba a sus hermanos que estaban al pie del árbol.”

       La entrevista completa se puede leer aquí.


William Faulkner (1897-1962)Fuente

       Una imagen mental; esa es la respuesta de William Faulkner. Es decir, algo que percibimos sin que el objeto esté presente; algo diferente de la memoria, aunque esta puede ser un elemento constituyente, y de la imaginación, que es un proceso más complicado y hasta cierto punto guiado por la voluntad. Lo que parece relevante para el caso que nos ocupa es que la imagen mental se presenta repentina y aparentemente inmotivada.
      La imagen que refiere el autor norteamericano es de cierta complejidad. Veamos con más calma: Hay una niña de calzones sucios subida a un árbol, unos hermanos al pie del árbol, una casa junto al árbol y una ventana por la que la niña mira el funeral de su abuela. Una imagen con un número grande de elementos pero no más de que lo podrían captarse con una cámara fotográfica. Dicho de otra manera: no es una secuencia de acciones, es una sola imagen. Hay otro elemento que queda fuera del aspecto visual: la niña le cuenta a sus hermanos lo que ve a través de la ventana.
       Para cualquier escritor, esta sola imagen está llena de posibilidades, pero podría no significar nada. Para William Faulkner este “cuadro” se abrió en múltiples direcciones.
      Podemos preguntarnos: ¿cómo es el carácter de esta niña que se sube al árbol mientras sus hermanos esperan, cómo es la relación con ellos, en qué se convertirá cuando crezca? ¿Amaba a su abuela o, por el contrario, se llevaba mal con ella; dónde están sus padres y qué sucede con ellos? ¿Cómo es cada uno de sus hermanos? ¿Qué destino les espera? ¿Cómo es el mundo en el que viven todos estos personajes?
       Cada uno de nosotros podría encontrar respuestas a estas preguntas y a muchas otras. Faulkner, en un proceso de varios años de escritura y reescritura, encontró las suyas y produjo esa obra fundacional de la literatura contemporánea que es El sonido y la furia.

Un mundo entero

Juan Carlos Onetti (1909-1994)Fuente

       Juan Carlos Onetti escribió durante más de cuarenta años el ciclo de Santa María, un conjunto de novelas y cuentos alrededor de unos pocos personajes. El médico Díaz Grey, el proxeneta Larsen (también llamado Juntacadáveres y Junta), el joven Jorge Malabia, el policía Medina, el cura Bergner y algunos otros, hacen vida en la ciudad imaginaria de Santa María. El ciclo todo es una creación de coherencia asombrosa, un mundo entero donde los destinos de los personajes se tejen y destejen, siempre en desesperanzado conflicto.
Y este cosmos nació de una chispa repentina, según como lo cuenta Onetti en una entrevista concedida al crítico literario Emir Rodríguez Monegal, en marzo de 1970.

Lo que me gustaría conversar contigo es sobre el ciclo entero: Cómo empezó a formarse en tu cabeza, cómo surgió, etc. Es decir: repasar las novelas principales no del punto de vista del crítico, que eso ya se ha hecho y se sigue haciendo cada vez más, sino desde tu punto de vista.
JCO: Desde mi punto de vista, no sé. Son de esas cosas que pasan fatalmente. Para mí es inexplicable. Se estaba formando dentro de mí sin que yo me diera cuenta. Me acuerdo que estaba en Buenos Aires, viviendo en la calle Independencia 858, y un día que me iba a mi trabajo y mientras caminaba por el corredor de mi apartamento, me cayó así, del cielo, La vida breve. Y la vi. Me puse a escribirla desesperadamente.
…Fue una cosa de visión. Yo veía la despedida de Larsen, el adiós de Larsen. Te digo que fue como una cosa extraña, porque en el momento de la visión, de ver esa extraña despedida de Larsen con la policía al lado, yo no pensaba escribirlo. No pensaba escribir entonces Juntacadáveres, y por consiguientes no pensaba tampoco escribir El astillero.”

       La entrevista completa se puede leer aquí.

       El proceso del que habla Juan Carlos Onetti es aún más complejo en su alcance que el de William Faulkner, ya que lo que recibe, lo que se estaba formando dentro de él sin que lo supiera, no era una novela sino todo un ciclo narrativo. Si repasan su respuesta, notarán que se refiere a tres novelas distintas: La vida breve, Juntacadáveres y El astillero. Estas novelas fueron publicadas en 1950, 1964 y 1961, respectivamente. El orden en que Onetti las menciona es importante: la novela más reciente es mencionada en segundo lugar porque los sucesos de Juntacadáveres preceden a los de El astillero. Entonces, ¿Juan Carlos Onetti concibió en una sola imagen todo su ciclo novelesco? En realidad, no. Onetti menciona una sola escena y un solo personaje: la despedida de Larsen. Leámoslo otra vez: “Yo veía la despedida de Larsen, el adiós de Larsen”.
       Esta escena se desarrolla al final de La vida breve, y sería totalmente intrascendente si no fuera porque es el centro alrededor del cual gravitan las otras dos novelas: en El astillero, Larsen regresa a Santa María cinco años luego de ser expulsado; en Juntacadáveres, conocemos la historia de Larsen y su prostíbulo, y su despedida bajo la presión de la policía.
       Ambas experiencias, la de Faulkner y la de Onetti, se presentan repentinamente, no como un proceso de búsqueda, sino como algo que les sucede, que cae repentinamente sobre ellos.
       Podría pensarse que se trata de la famosa inspiración, pero es una respuesta de la que desconfío. La inspiración, si existe, acompaña al proceso de escritura, pero de lo que aquí hablamos es de un acontecimiento previo: el momento en que surge una idea que días, meses o años después se convertirá en una pieza narrativa.
       Quizá lo único misterioso sea por qué unas imágenes nos resultan significativas y otras no; por qué algunas parecen condensar la potencia de historias aún no nacidas, mientras que otras están condenadas a desaparecer en las mareas de la cotidianidad. Una posibilidad es que todas las imágenes mentales tienen el poder de engendrar historias pero no siempre estamos en la disposición mental o anímica adecuada para recibirlas y aprovecharlas.
       Creo que puedo extraer una conclusión válida tanto para mí como los que me leen y están interesados en la escritura de ficciones: si reciben una imagen mental que por alguna razón les resulte llamativa o significativa, por muy oscura o incomprensible que sea, síganla, explórenla, interróguenla. Tal vez, si tienen suerte y paciencia, entregue su secreto en forma de cuento o novela.

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GRACIAS POR LA VISITA. VUELVAN CUANDO QUIERAN.

Sort:  

De los dos ejemplos que mencionas hay otro punto en común, aparte de lo destacado en el post, con el que me identifico porque es del que suelo partir cuando (en algún taller de escritura) hablo sobre el oficio de escribir: los personajes. En ambos casos, además de imagen y posible entorno, hay unos personajes nítidos en el cuadro. La niña y los hermanos (Faulkner) y Larsen y su despedida (Onetti). En los talleres de escritura me he topado con personas que aseguran que la necesidad expresiva previa a un relato viene de una "experiencia", de un sentimiento, de una pregunta o circunstancia que buscan resolver en la ficción, para mí, el epicentro de todo es el personaje. A veces son una voz, a veces son un nombre que se le dispara a uno en la cabeza, entonces se pasa al plano de indagar: ¿quién es este personaje? ¿qué lo motiva? ¿hacia dónde va? Conocer al personaje, para mí, resulta vital a fin de determinar la trama y la acción en el relato.

Muchas gracias, @rjguerra por el post. Le echaré un ojo a esas entrevistas y espero las próximas entradas sobre este asunto que me interesa mucho.

Gracias, @devinalivaudais, por acercarte a mi post.
Estoy de acuerdo con lo que cuentas; muchas veces (tal vez la mayoría de las veces), esta imagen mental se construye alrededor de un personaje del cual sabemos poco o casi nada, pero que nos resulta inevitablemente atractivo. Como dices, puede ser una voz o un nombre; o cualquier otra cosa aparentemente insignificante. En realidad, cuando estas imágenes resuenan en nosotros es porque son significativas en un estrato profundo de nuestra personalidad, aunque no podamos explicar racionalmente por qué.
En mi experiencia, muchas imágenes se presentan en forma de paisajes en los que no hay presencia humana. Luego aparecen los personajes ocupando ese espacio. En un par de ocasiones lo que se presentó fue una estructura, sin trama ni personajes; pero intentar una explicación de esto es entrar en los terrenos de mi locura personal.
Muchas gracias por tu visita.

Encantado con esta lectura, que desde el título resalta por lo interesante. Me agradaron mucho las dos respuestas a la interrogante así como los comentarios a cada uno; sin embargo, el análisis final, contenido en los tres últimos párrafos, fue lo que más me impactó. No es un campo sobre el cual haya meditado mucho, pero me agradó y me pareció muy ingeniosa esa conclusión, esa posibilidad que presentaste: quizá, quizás, todas las imágenes tienen ese poder...

Sobre ese sublime momento, en el que se asoma una imagen de ese tipo, y también ante cualquier idea que se sienta que vale la pena explorar, Schopenhauer nos brinda también un consejo, que me ha servido de mucho en mi caso particular: escribir, por nada dejar de escribirla..., más de una vez, por desoir ese consejo, he relegado ideas al inevitable olvido.

La presencia de un pensamiento es como la presencia de una mujer amada.
Juramos que nunca olvidaremos este pensamiento y que la mujer amada nunca nos podrá ser indiferente. Pero... lejos de la vista, lejos del corazón. El más bello pensamiento corre el riesgo de ser inevitablemente olvidado si no lo anotamos, y la mujer amada nos abandonará si no la hacemos nuestra esposa. (A. Schopenhauer)

¡Saludos!

D

La cita de Schopenhauer resulta singularmente adecuada, @ficciones. ¡Cuántas veces dejamos escapar lo que amamos por no prestar atención en el momento justo!
Yo anoto mucho: ideas, situaciones, relaciones entre personajes, paisajes. Casi nada de eso llega a ninguna parte. Lo curioso es que algunas de esas notas se me quedan en la memoria y no tengo que releerlas para recuperarlas. Dan vueltas en mi cabeza hasta que, al final, a veces luego de meses o años, se completan y se convierten en cuentos o novelas. Soy, por supuesto, un escritor lento, que deja que sus historias se completen casi sin intervención de su voluntad, lo que no es el método más eficiente.
Volviendo a las imágenes mentales: creo que la clave está en lo que esas imágenes nos sugieran, cómo resuenen anímicamente en nosotros.
Gracias por tu lectura, @ficciones. Espero que sigamos leyéndonos.

Es una excelente iniciativa, @rjguerra, la que te propones a partir de este primer post. Estimo que será un aporte de mucha utilidad para todos los que escriben textos ficcionales, incluso para los que se dedican a la escritura poemática (diferencio de poética, pues también esta se encuentra en la narrativa y otro tipo de texto literario).
Las posibilidades de las imágenes mentales o de lo que puede irse formando en nuestro interior indudablemente funcionan como recurso o sustrato de la creación literaria (y más allá, artística) . Y en una y otra puede hacerse presente eso que Bergson llamó "la durée", que ha sido literalmente traducida como "la duración", pero que es más memoria interior, afectiva, vinculada a la intuición.
Estaré pendiente de las siguientes entregas. ¡Gracias por tu aporte!

¡Este post es inspirador, @rjguerra! Tu conclusión me anima y me motiva a intentar escribir ficción partiendo de esas imágenes que llegan como destellos y muchas veces no son aprovechadas.

Si mi texto te anima a escribir ficción, @aurodivys, me doy por satisfecho. Me estimula mucho tu entusiasmo. Saludos.

Es curioso pensar de dónde puede venir una idea para cualquier cosa. O a partir de qué ideas se hace algo. Recuerdo que leí hace algunos años Mientras Escribo, de King. También explica algunas ideas que dieron origen a algunas de sus historias.
Sería interesante un estudio más ¿exahustivo?
para profundizar en este tema. Por demás interesante.
Gracias por compartir este tema.

Gracias, @sandracabrera, por tus palabras. Y, en efecto, hay mucha tela que cortar sobre el asunto. Ya veremos si en los próximos posts de la serie logra acercarme aunque sea un poco al tema.
El libro de King me gusta mucho y, prejuicios aparte sobre el autor, da claves importantes.
Saludos

Este post está cargado de voces de maestros de la narrativa. Es inevitable leerlo y no sentir ganas de arriesgarnos a darle rienda suelta al deseo, tantas veces reprimido, de escribir aunque sea un cuento.

Arriésguese, @solperez, que nada malo puede pasar. Gracias por leer y comentar.

Las palabras de grandes genios literarios hiladas por la mano de otro genio. Un post genial sobre ese no sé qué detonante de la narrativa.

Gracias por tu lectura, @bertrayo. Este es uno de los detonantes; ya hablaremos de otros. Saludos.

Excelente paseo por el mundo de la narrativa el que nos ha brindado, Sr. @rjguerra. Saludos y un fuerte abrazo.

Gracias, @zeleiracordero. Igual: va un abrazo.

Muy inspirador @rjguerra a veces incluso la sola idea de a partir de un fogonazo mental construir un mundo ficcional es muy excitante. A veces incluso algo que uno escucha, una frase, y que luego resultó ser otra cosa se convierte en un cuento por ejemplo. Siempre será una aventura vibrante construir una historia sea cual sea rl resultado.

Me parece excelente este post. Hablar de dónde los autores extraen sus ideas es un tema que podría tener muchas entradas. Todo, cualquier imagen, cualquier palabra o situación puede servir para crear una historia. A veces, nuestra creación es tan fuerte que no nos queda de otra que ponerla en el papel para así sentir paz mental.

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