A pesar de sus cincuenta y déle, Myriam es una mujer todavía juvenil y por encima de los rudos golpes con que la ha zarandeado la vida, mantiene la fe en los seres humanos. Es "un amor", opinan de ella muchos de sus conocidos.

Su tez es sonrosada, sus ojos oscuros y de un mirar profundo que puede proyectar tanto alegría como tristeza. Su palabra pronta a agradecer hasta las cosas más pequeñas del día a día. En un rato de conversación con ella, se nota su gran ingenuidad y su disposición para ayudar a los demás. Diríamos que es el prototipo de persona apta para ser objeto de cualquier engaño. Aunque supongo que son muchos los que la Vida le ha evitado.

Matrimoniada desde muy joven, pronto fue madre de tres hijos, a los que crió con sudor y lágrimas, siendo madre y padre, como decimos en Venezuela, para convertirlos en hombres responsables de sus propios destinos. 

El marido, también como decimos en Venezuela, "bien gracias". La dejó sin divorcio y sin dinero, con su único riñón y las secuelas de una poliomielitis infantil que la obligaba a cojear.Tuvo que reforzar las entradas de su trabajo como secretaria con ventas por catálogo, rifas, participación en bazares navideños... 

Como ven, era y es una mujer muy activa. Sus limitaciones nunca le impidieron cubrir las necesidades del hogar, ser madre ejemplar, hija responsable de sus viejos y muy clara con sus valores. De su pareja sólo conocí la ausencia, pues ya estaba separada cuando coincidimos en el trabajo, donde era admirada por la mayoría, aunque algunos criticaban su excesiva ingenuidad.

Hoy, ya abuela, el cuidado ocasional de sus nietos la llena de dicha, pues ayuda "a los muchachos" y disfruta el amor de los niños, pero sigue teniendo su vida, compartiendo con sus vecinos y amistades y estando pendiente de las necesidades del prójimo. 

Es una experta en la escucha activa y en colocarte en positivo cuando te sientes mal. Muy pocas veces se queja y nunca la escuché hablar mal de nadie, por el contrario siempre encuentra un amable justificativo ante críticas inapropiadas y el silencio prudente, ante la denuncia de actitudes poco saludables.

En mi opinión, Myriam,  es un milagro viviente. Florece cada día, obsequiando armonía, fragancia y color a su entorno. Es un regalo de Dios. Me llena de felicidad presentarles su biografía. Y les dejo una pregunta ¿cuántos regalos de Dios habrá dispersos por el mundo, sin que muchos de los humanitos normales los identifiquemos, valoremos, disfrutemos?

Ésta es mi entrada para la Semana 6, del Concurso de Nano Narrativa, organizado por @acropolis. El cual permite en esta oportunidad utilizar entre 200 y 500 palabras, lo que me encanta pues me permite compartirles la biografía de mi amiga Myriam. Un pequeño reconocimiento a este milagro viviente, cuyos apellidos no utilizo por razones de privacidad.

¿Deseas participar en este genial concurso? Entérate aquí de todos los pormenores. Anímate. Es una bonita experiencia