Retorno a la tortuga

Esta mañana, ha salido todo rodado en el trabajo, por lo cual he podido salir a hacer una de las cosas que más me gusta, andar sin medida de horas con el móvil lleno de podcast de radio maravillosos y perderme del contacto humano por unas horas.

Esto es posible muy cerca de mi casa, apenas veinte minutos andando y estás aquí rodeado de maravillosa naturaleza, sintiendo la tierra arcillosa bajo tus pies y el olor a pino y retama inundandolo todo.

Hoy he intentado hacer el recorrido a la inversa,empezar por el lado fácil e ir buscando la cima del cerro de la tortuga como recompensa final, he pasado al así del muro de la otra vez, me he detenido a ver su cara opuesta es curioso.

Muy cerca a la vera, hay un arroyo conocido como Teatinos, tiene varios pasos para ir al otro lado, lo tengo pendiente para futuras escapadas, lo que se ve es realmente hermoso y la dificultad es mínima, solo hay que llevar calzado adecuado y buen ánimo.

Un poco más arriba, empiezan los senderos que circunlocan la cima, en dirección este se extienden los pinos, hacia el norte, la mal entendida civilización, sigo buscando entre pinos otros senderos para coronar explorando con más profundidad la zona.

Cuando llevo un rato, cambio el.podcast, me pongo uno de teatro de una hora de duración, es el tiempo máximo que me concedo para estar divagando en busca de caminos y veredas, si llego a su tope, vuelta irremediablemente por los mismos senderos, aún no conozco la zona, es sencillo desorientarse y se trata de pasar un buen rato, no de meterse en problemas.

Me extenderé sobre el resto de la escapada en otro post, pero quiero hacer un inciso y adelantar algo. Ese miedo se produjo, a ver, tú vas controlando tus emociones, la respiración, vas marcando mentalmente por dónde vas o no vas, pero a veces se pierde la concentración, surgen dudas, de la duda y la incertidumbre del camino, el miedo y de ahí el retorno, confieso que durante diez eternos minutos he estado perdido, hasta que he visto el muro.

El muro cubre el recinto de la residencia militar, nunca pensé que me iba a dar tanta alegría encontrarme con algo así, es un indicio, me ha servido para encontrar el camino de la primera vez que hice la ruta y poder retomar la subida a la cima del cerro sin más circunloquios.

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