Lisboa, segundo día, tercera etapa

Partimos de una premisa, ambiciosas, recorrer todos los barrios céntricos de Lisboa (Alto,Chiado,Rossio,Baixa,Alfama y Mouraria), puedo adelantar que cumplimos con creces.

Después del primer café mañanero improvisado, en el apartamento, afrontamos la fría mañana lisboeta, en una cafetería de extrarradio,cercana al apartamento, el café aquí,es una religión, Delta es la marca mayoritaria, y suelen desayunar con bollería ya sea dulce o salada o sándwich, pero el pan tostado como en España, es más complejo de encontrar (aunque lo hay y el de Alentejo es excelente)

Después de desayunar, intentando no usar y abusar del Google Maps, fuimos por una vía principal a callejear y disfrutar de la luminosa y gélida mañana (ocho grados de media), tras una avenida convencional de ciudad grande,(luego vimos que iba hacia Marques de Pombal, zona pija vaya) dimos con la sede del Parlamento portugués, un majestuoso edificio, al estilo de los grandes parlamentos, con inspiración grecolatina y dos soldados reales de guardia, un bello parque al lado y el contraste con las coloridas y viejas casas enfrente tan magno edificio.

Cómo curiosidad, aparte del numeroso contingente español que vacaciona o habita Lisboa,por estas fechas, un pequeño mercado municipal prácticamente a 100 metros del Parlamento, dónde puedes comprar carne, salchichas y otros productos típicos, a precios muy económicos.

Seguimos divagando por avenidas circundantes, dos constantes, las inmensas cuestas, y los extintores (por lo que vi, los servicios de limpieza, son los que les dan uso para las adoquinadas calles).

Vimos muchos comercios pequeños, locales con mucho encanto, donde abunda la lata de sardinas con un original envoltorio o decoración, las botellas de guincha(aguardiente local de guindas), y todo lo que gira alrededor del bacalao desecado que aquí es religión.

Llegamos a una parte como más noble con otra constante de Lisboa, los miradores, desde este se divisaba la entrada a la ciudad por el puente y el estuario del Tajo. Desde un jardín que había daba dos opciones, dirección marqués de Pombal o dirección Chiado que fue la que escogimos.

Llegamos a una zona con arcos que daban a miradores, con bares y hoteles de categoría y excelentes vistas y desembocamos a una plaza, con mucho encanto, había puestos de productos típicos, animaciones para niños y artistas locales improvisando una sesión de fado(muy masculino,muy soul, rasgado con sentimiento,en otras palabras,acojonante)

De momento, para mí, las mejores vistas, se veía enfrente el castillo de San Jorge, la Alfama, Mouraria, el “Parque da Nasciones". Al lado uno de los grandes atractivos de Lisboa, los viejos tranvías sobre las empinadas cuestas(sobre todo el 28 omnipresente) la verdad que el atractivo visual es máximo.

Seguimos bajando calles disfrutando del ambiente más elitista de tiendas y comercios y restaurantes del Chiado, escaparates que eran auténticas obras de arte, combinadas con casas con omnipresentes azulejos.

Todo esto desemboca a unas calles con más tránsito comercial, jalonado por alguna iglesia majestuosa, me llaman la atención que no son nada barrocas, son más clásicas, cargadas de olor a historia y con mucha devoción a santos.

Muy destacable la repostería de la Rua del Carret, dulces más caros de lo que estamos acostumbrados, pero cuando los pruebas, te dejarías el sueldo en ellos.(con varios premios nacionales en repostería portuguesa y hablamos de una repostería excelente)

La Baixa, respecto a mi última visita, la vi muy degenerada, este barrio de calles rectas construido después del maremoto que asoló Lisboa que en su día fue símbolo de modernidad, languidece con bloques que se ven vacíos, y establecimientos de medio pelo, la zona para mí, de menos encanto de todo lo que he visto.

Habíamos quedado en la plaza del comercio, inmensa plaza a la que se llega a un arco de triunfo y coronada con una estatua de un rey, cuyo detalle más curioso es para mí una figura de elefante en mármol, no recuerdo haber visto antes ninguna así.

Esperamos al resto de la comitiva, en los soportales que circundan la plaza, llenos de terrazas de establecimientos al sol, destacable el museo de la cerveza, con marcas propias y pastel de bacalao con queso típico cremoso de allí que iban haciendo en el acto. Recomendable aunque sea por encima de los precios normales de allí. El establecimiento, es muy recomendable visitarlo por dentro bonito como pocos.

La siguiente etapa, era Alfama, Castillo San Jorge, mirador de Graça y Muraira... continuará.

Imágenes propias

Día 1
Día 2