Porque las series españolas tienen un nivel extraordinario de guionistas, el reparto es joven y maravilloso y porque la localización se ubica en una reserva natural llamada Parque Natural de la Albufera en Valencia y por algo muy importante cuando ruedas en un espacio natural protegido y es que no únicamente se usa como localización de rodaje sino que durante la entrega se denuncian los abusos que sufren entornos naturales como la contaminación o los furtivos.

Pero verla no es algo casual, sus creadores tienen el prestigio de la Casa de Papel y es aval suficiente para enfrentarte a un nuevo proyecto y regalar un par de horas de tu vida en dar esa oportunidad a una serie que bien merece esa credibilidad, como adelantaba el reparto es fantástico con gente joven aunque ya experimentada y algún apoyo excepcional como el de la gran Cecilia Roth, mi visión es la de alguien que acaba de comenzar la primera temporada, apenas dos capítulos cuando ya se está estrenando la segunda y última temporada lo que también hace fácil su visionado y nada pesado. Igual desde el tercer capítulo cambie mi visión de la serie pero el comienzo es inquietante y lleno de sorpresas cada secuencia.

Un par de amigas trabajan en un estudio de arquitectura y van a celebrar todo un éxito, han vendido un edificio valorado en varios millones de euros, Óscar (Álvaro Morte) el marido de Alejandra (Verónica Sánchez) la llama desde Frankfurt en un viaje de negocios para felicitarla a la vez que le pide tener un hijo con ella.

Tanto Alejandra como su amiga Katia (Marta Milans) lo celebran por todo lo alto y de madrugada mientras Alejandra descansaba recibe una llamada de la Guardia Civil para que se desplace hasta la Albufera para reconocer al que podría ser su esposo ya que se había encontrado su coche con un cuerpo dentro.

Sorpresa mezclada con miedo y encontrar allí a su marido, sensaciones encontradas de un marido enamorado y sin deseos de morir cuando le explican que todo indica que se ha suicidado pero hay mucho más, entre los objetos personales hay dos teléfonos móviles de los que uno es totalmente desconocido para Alejandra que descubre a su amiga Katia durante el entierro.

La trama comienza a desmembrarse en el instante que consigue desbloquear ese otro teléfono móvil y descubre la existencia de Verónica (Irene Arcos), amante y algo más de Óscar. Dese ahí cada capítulo es un continuo desarrollo de la trama desde atrás hacia la actualidad y viceversa.

Alejandra conoce a una Verónica que el espectador ya conoce desde la perspectiva de Óscar y nos enamora su personalidad y su forma de vivir, atractiva, sensual, apasionada y hechizada por la Albufera, esa misma sensación que reconocemos en Óscar podemos sentirla en una dolida Alejandra cuando va decidida a contarle a Verónica que es la esposa de su amante pero que no desvela por lo que siente al conocerla.

Su obsesión por tener respuestas al suicidio de su marido cuando además de sentir que estaba enamorado de ella conoce que también lo estaba de Verónica la mantiene sonámbula con correos electrónicos, whatsassps y fotografías de su relación con Óscar y de este con Verónica pero todo va a más cuando descubre las fotografías de una niña que cree ser de Óscar.

Hasta donde he visto se confirma ser hija de Óscar y Verónica y cada segundo que Alejandra pasa con Verónica se deduce una complicidad entre ambas a pesar de lo que una conoce y la que otra desconoce que hace aún más grande la relación de ambos personajes.

Lo que parece una serie de misterio policíaca se convierte en una serie donde las chicas se hacen fuertes tras la infidelidad manifiesta de Óscar y otros tantos personajes que también aparecen en el enredo de alguna manera y cuando de pronto el círculo del mundo se cierra en torno a Alejandra, Verónica, Katia, la hija de Katia y Blanca (Cecilia Roth) que es la madre de Alejandra, brillante escritora que comienza a ser cuestionada por sus editores. Mucho por ver, mucho por descubrir, un supuesto suicidio que no lo parece por fragmentos de estos dos primeros capítulos y dos mujeres engañadas que pueden llegar a ser grandes amigas, cómplices y de una hermosura que el director no pasa por alto.