El mejor amigo del niño

jlufer (75)in #spanish • 6 years ago

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Fuente: Álbum Familiar

Buenos días queridos amigos y lectores. Les deseo a todos un feliz comienzo de semana, espero que este día lunes lo estén recibiendo con una muy buena energía, en lo que respecta a mi persona, este día me provoca una enorme felicidad de solo recordar que es el momento de hablar las memorias de Tortolichi.

He mencionado en post anteriores de los celos enfermizos del padre del niño y como debían hacer con su madre para visitar a sus abuelos maternos. En cada escapada era un verdadero misterio, nunca sabían lo que iba a suceder, ni lo que el destino tenia preparados para ellos, la vez anterior, Tortolichi había sufrido un grave accidente.

Al parecer el destino obra de manera misteriosa cuando las personas realizan determinadas cosas a escondida de otra persona. ¡Cuando no es un accidente, es una persona que los ve y que no debía hacerlo!

Pasaron varios meses de la última visita que Tortolichi realizo a sus abuelos, cada vez que veía la cicatrices provocado por el accidente en su pierna los recordaba. Para el niño visitar a sus abuelos era una verdadera aventura.

La aventura comenzaba al abordar el ómnibus que los acercaba a la casa de sus abuelos, los conductores de la línea lo conocían y tenían mucho aprecio, a diario abordaba el vehículo en compañía de su abuelo, a quien estimaban mucho por haber sido un hombre muy trabajador, ahora casi ciego, necesitaba la compañía del niño, esta era la razón para que los conductores sintieran mucha admiración por el niño.

Al abordar el ómnibus, los conductores permitían a Tortolichi que viajar a su lado, y daban la especial tarea de recibir el dinero y expender el boleto, algo que al niño entusiasmaba mucho, el largo trayecto que había hasta la casa de sus abuelos se acortaba con esta tarea.

Al descender del colectivo debían caminar varias cuadras por pequeños senderos, la urbanización no había llegado a esa parte de la ciudad, las casas estaban distantes y separados por pequeños bosque arbolados.

Varios riachos y zanjones debían pasar por puentes improvisados de piedras o de madera, para llegar a la casa de sus abuelos, era lo que hacía que Tortolichi viera al lugar como un paraíso encantado.

Una mañana muy temprano y después de que el padre se fue a trabajar, Tortolichi y su madre, decidieron visitar a sus abuelos. Para cuando descendieron del colectivo el radiante sol se asomaba del este, iluminando con sus destellos dorados las copas de los árboles y los pequeños puentes de piedras que parecían bañados en oro.

El niño seguía a la silueta de su sombra zigzagueando los caminos improvisados, tras pasar el primer puente de madera, diviso entre los arboles la silueta de un pequeño caballo dorado, las clinas largas como si fueran de sedas cubrían parte del rostro.

Tortolichi dejo atrás a su madre para dirigirse hacia el pequeño animal, al acercarse puedo ver que era un hermoso caballo recién nacido, por su apariencia debió perderse de su madre hacía varios días, era muy común ver este tipo de cosas, su cercanía a las islas, hacían que pequeños caballos desorientados terminar en estos bosques, por lo general sus dueños no lo buscaban, animales pequeños no servían para el obrador de ladrillos.

La amistad nació instantáneamente, el pequeño caballo supo que se trataba de un potrillo de humano, y que deseaba establecer una amistad. ¿Cómo negarse a tan noble invitación? A demás estaba perdido, solo, desamparado y muerto de hambre.

Tortolichi abrazo por el cuello al caballito para poder llevarlo hasta la casa de su abuelo, el pequeño animal apenas movía sus débiles piernas por falta de alimentación, la madre del niño vio las malas condiciones que presentaba el caballo y tenía sus dudas de sus sobrevivencia, aunque el cariño del niño pudo más que la debilidad y comenzó a mover sus pequeñas patitas.

El caballito era hermoso, presentaba un ligero color amarillo con una mezcla de blanco, los rayos dorados del sol iluminaban su pelaje y las largas clinas que parecía rayos de sol, por este motivo fue bautizado Rayito.

La abuela María había nacido, crecido y criado en el campo entre animales, disponía basto conocimientos en cómo actuar en estas circunstancias, recibió al animal con baldes de agua, aquello que proporciono lentamente para hidratar al pequeño caballo.

Improviso grandes biberones de leche con vitaminas y fortalecedores caseros, aquellos que enseñaros sus padres de niña, la potente alimentación levanto rápidamente a Rayito, que unas horas después corría junto al niño por el prado.

Desde la llegada de rayito, las visitas del niño a sus abuelos se hicieron más frecuentes.