Y entonces... soy músico. / And then... I'm a musician. (IntroduceYourSelf)

No se hasta que punto pueda uno con certeza dar una introducción personal. Si sea válido aclamar las metas alcanzadas en el camino recorrido o sea simplemente otro plagio de realidad por parte del ego. Lo cierto es que siendo fiel a mis costumbres culturales, acá me correspondería escribir que nací en la ciudad de Valencia, Carabobo. Ciudad de la que no tengo recuerdo alguno por nacer en una familia de nómadas que busca intrínsecamente el éxito.

Recuerdo, después de esta primera mudanza, ya establecidos en la ciudad de Cagua, mi madre solía despertarme justo después de estacionar el carro frente a las puertas del conservatorio de música de Maracay y, cuando por fin lograba abrir los ojos, lo hacia con la cara empapada en lágrimas vociferando a voz de gañote chillón onomatopeyas enfadadas. Supongo que ya, desde temprana edad, se manifestaban las ga-nas de vivir de sueños y no de realidades. Cuan aburridas suelen ser éstas. Van amaestradas por adultos: reflejos corruptos en los espejos de cualquier niño.

Asistimos cada tarde mi hermana y yo al programa de iniciación musical, ella con unos seis años y yo con tres, en el que, además de incursionar el entendimiento de las primeras notas musicales de mi vida, nos enseñaban los conocimientos básicos de agricultura. Recuerdo a la profesora de esta última materia ya entrada en edad, con largos cabellos blancos, sombrero de mimbre y guantes gruesos de semi cuero. Realmente disfrutaba su clase, hasta el día que con todas mis fuerzas pude levantar, por vez primera, un pico por sobre mis hombros y cuando calculaba el pe-dazo de tierra al que le caería la sentencia para luego ser regenerada… ¡BAM! callo sobre mi cabeza.

Por su parte a la profesora de piano solo logro recordarle los ante brazos. La miraba con el rabo del ojo con mucho desprecio. No entendía aquel ejercicio en el que, elevando mis muñecas, las dejaba caer sobre las teclas y yo debía, aguadas “como gelatina”, dejarlas al vacío sin ejercer freno o presión alguna. No recuerdo haberlo podido hacer bien una sola vez. Ella decía:
—Vamos, tu puedes — ¡PLAF! sonaban las teclas.
—¡Anda, déjalas caer!— ¡PLAF! volvían a sonar.
—¡Como gelatina! — ¡CATAPLUMPLAF! gruñían ahora…

Por lo que mi instrumento favorito terminó siendo la guitarra clásica que, si bien sonaba siempre cuerda por cuerda para los dictados y era tocada por un tipo enorme nada simpático, era la hora de respiro para las otras dos arduas y cansinas tareas.

Pasaron los años y acá estoy… siendo parte de la fila de percusión de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela

Además, tengo por ahí un par de proyectos de producción musical como multi-instrumentista en las áreas del Jazz, Hip-hop, Rock; por lo general fusiono varios géneros. Fotógrafo y escritor aficionado, amante de la producción audiovisual. Proyectos de los que estaré conversando mas adelante.

Podrás ver mis trabajos en:
Youtube
Instagram

Por último y terminando con éstas costumbres culturales, tengo 21 años y mi nombre es Gabriel Ochoa.

Fotografía: Oriana Ochoa

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Fotografía: Gabriel Ochoa

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English

You can not reach a point with certainty to give a personal introduction, if it is valid to clarify the goals reached in the way traveled or simply another plagiarism of reality on the part of the ego. The truth is that it is a miserable cultural customs, here I corresponded to write that I was born in the city of Valencia, Carabobo. City of which I have no memory of someone to be born in a family of nomads that intrinsically seeks success.

I remember that after this first move, already established in the city of Cagua, my mother used to wake me up with sweet affection, just like every morning just after parking the car in front of the gates of the Maracay music conservatory and, when finally He managed to open his eyes, he did it with his face soaked in tears screaming at the voice of gañote chillón onomatopeyas angry. I suppose that, from an early age, the ganes of living from dreams and not realities are manifested. How boring they are often diverse. They are trained by adults: corrupt reflections in the mirrors of any child.

We attended my sister and I every afternoon to the program of musical initiation, she with a six years and I with three, in which, in addition to venture into the understanding of the first notes about my life, not teaching the basic knowledge of agriculture. I remember the teacher of this last subject already coming of age, with long white hair, wicker hat and thick gloves of semi leather. He really enjoys his class, until the day that with all my strength I was able to raise, for the first time, a pickaxe over my shoulders and when I calculated the amount of dirt that the sentence would fall to later be regenerated ... BAM! I call on my head.

On the other hand, the piano teacher only managed to remind her beforehand. He looked at her with the tail of his eye with a lot of contempt. I did not understand that the exercise in which, raising my wrists, I let them fall on the keys and what you should have, the greasy ones "like jelly", I do not remember having been able to do it once. She said:
-Come on, you can - PLAF! The keys rang.
-Ada, let them fall! - PLAF! they returned.
-Like jelly! - CATAPLUMPLAF! they growled now ...

For what my favorite instrument was the classical guitar that, although it sounded, always the rope for the dictates and was played by a huge guy, not nice, it was the time of respite for the other two tasks of Arduas and Canines.

Years passed and here I am ... being part of the percussion line of the Simón Bolívar Symphony Orchestra of Venezuela

In addition, I have a number of musical production projects out there as a multi-instrumentalist in the areas of Jazz, Hip-hop, Rock; I usually merge several genres. Fotó-grafo and amateur writer, lover of audiovisual production. Projects that are related to the later.

You can follow my work in:
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Finally, end cultural customs, I am 21 years old and my name is Gabriel Ochoa.