«El Karma es como el eco: no importa lo que gritemos, pues —sean palabras bonitas o groseras— la vida siempre nos regresará lo mismo que gritamos»

—David Fischman, El Espejo del Líder.

_{Autor: Free-Photos, Pixabay.}

   Muy seguido habrás escuchado que si pensamos en cosas positivas atraemos cosas positivas y si pensamos en cosas negativas atraemos cosas negativas. Este artículo no va a ser la excepción. Pero la diferencia —y la razón por la que te interesará quedarte— en esta ocasión, es que no vengo a decirte qué 3 sencillos pasos seguir para ser feliz en 5 minutos, como si se tratara de algo tan fácil. En este artículo solo te traigo una propuesta, una forma de ver las cosas malas y los problemas que puede ayudarte a enfrentar estos de una mejor manera.

   «El problema no es el problema, sino cómo lo enfrentas».

   Así que sí: quédate, porque las probabilidades de que este artículo te ayude son muy altas.

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   En un ascensor una persona consigue una billetera con identificación, tarjetas bancarias y dinero en efectivo. En otra parte del mundo, otra persona se encuentra en la misma situación. La primera persona piensa «Me voy a quedar con el dinero porque si fuese a mí que se me perdiese la billetera, otro se quedaría con los billetes. Además, con este dinero podré comprar esa cosa que me hará feliz». La segunda persona, piensa «Voy a dejar esta billetera en recepción para que ellos se encarguen de encontrar al dueño. Al fin y al cabo, es lo que me gustaría que hicieran por mí si esta fuese mi billetera perdida». ¿Cuál de estas dos personas trae detrás suyo una vida verdaderamente feliz? ¿Quién de las dos cosecha más pensamientos positivos de su siembra?

   En el capítulo del que extraje la frase del inicio, el autor ajustaba la tercera ley de Newton, «para cada acción, hay una reacción opuesta en igual fuerza y magnitud», a la vida. Decía que, de igual manera, para cada acción que tomamos o decisión que tomamos en la vida hay una reacción del lado opuesto en igual forma e intención. Así pues, mencionaba que karmáticamente hablando, el que hace el bien no tiene por qué recibir el mal, y el que hace el mal, es muy poco probable que reciba el bien.

   Yo creo en el karma, pero no de una manera en la que si hago el bien recibiré el bien. Más bien, creo en el karma mental, ese que te recompensa con buenas emociones si haces las cosas bien respetando fielmente a tu moral y te castiga con culpa si sabes que lo que hiciste está mal. «Lo importante es tener la conciencia limpia», escuché en mi infancia decir en El Chavo del 8 al personaje del Chavo interpretado por Chespirito/Roberto Gómez Bolaños.

   Para mí el lado bueno del Karma es esa alegría que sientes cuando actúas de la manera en que crees correcta sin miedo y con coraje, apegándote a tus ideales y creencias cueste lo que cueste. Por ejemplo: saber que los problemas son problemas y ya está, sin necesidad de reaccionar de manera pesimista, negativa o reactiva, es algo que me devuelve mucha tranquilidad mental luego de enfrentar un problema con ese pensamiento, porque cuando actúas en pro de hallar una solución inteligente que beneficie a todos y no una desesperada de la que primero te beneficies tú y luego «ya veremos» los demás, es algo que da tranquilidad, te da una sensación de despreocupación que vale mil veces más que el alivio de haberte «salvado tú primero» y luego pensar en los demás. Porque además esto es un arma de doble filo que, aunque no lo aceptes, te hace sentir egoísta, y nadie duerme tranquilo sintiendo egoísmo dentro de sí (mal Karma).

   Pensar en todos y no solo en ti mismo a la hora de resolver un problema es algo que, además de brindarte una agradable sensación y una mente serena, también contagia de buenas intenciones a tu entorno, porque a los demás les agradará ver que tomas una iniciativa tan importante como lo es el tomarlos en cuenta a la hora de hallar una solución, que te preocupes por ellos. Entonces se crea un siclo en el que las personas que se comportaban defensivamente contigo, bajan la guardia porque ya no lo sienten necesario, sienten que pueden confiar en ti, y te apoyan y escuchan con las mejores intenciones.

   ¿Cómo mantener una actitud positiva ante los problemas? Sabiendo que los problemas son problemas —algo fuera de mi control— y mi actitud es mi actitud —algo que sí puedo controlar.

   Cuentan que un discípulo caminaba por el bosque y se pinchó el pie con una espina. Mientras trataba de sacársela con dolor, vio que venía una persona de mal vivir por el mismo sendero. Esta persona no solo no se detuvo a ayudarlo, sino que encontró una moneda de oro en el mismo lugar en el que él se había pinchado. Muy molesto, el discípulo le contestó a su maestro: «¡No es justo! Yo soy una persona buena, estoy dedicado a meditar y a servir, y me hinco con una espina. En cambio, aquél es una persona de mal vivir, que hace daño a muchas personas, y se encuentra una moneda de oro». El maestro respondió: «Discípulo, esa es la ley del Karma. Tu deberías haber muerto en este camino, asesinado por una banda de ladrones, pero por tus buenas acciones solo te hincaste el pie. Aquél debería haber sido el rey de este territorio y tener montañas de oro, pero como se dedicó al mal vivir, solo encontró una moneda».

   La imagen de arriba es una cueva porque está relacionada con la analogía del eco usada en la frase. La próxima vez que estés ante un problema o una discusión, imagina que estás en «la cueva de la vida», y que si gritas defensiva y terquedad el eco solo te devolverá defensiva y terquedad; pero si gritas intenciones de comprender el punto de vista del otro y de hallar una solución beneficiosa para ambas partes, el eco te devolverá comprensión y soluciones benéficas para todos.

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Te deseo lo mejor en éste día y,

¡nos vemos pronto!

Elieser Urbano.