Transhumanismo 3.0
La internet es el mayor proyecto de transhumanismo llevado a cabo hasta ahora, proyecto que, por cierto, no hemos reconocido como tal. Fue precedida por la religión y sus promesas de paraísos y vida eterna para los buenos, para los pertenecientes al club de creyentes. Tiene el potencial de ir más allá de la lejanía física y temporal, de la muerte humana, de las emociones, de lo efímero. Es más exitosa y civilizada que toda violencia o sometimiento que trasciende dejando heridas, controlando por la fuerza. La propuesta de trascendencia traída por la revolución tecnológica de los sistemas digitales, la internet, ha evolucionado y crecido de manera acelerada desde su incepción. Crece y convulsiona de acuerdo a nuestras necesidades y convulsiones como humanidad.
Apelo aquí a la especulación, a la analogía descuidada, a la extrapolación sesgada bajo mis propias tendencias.
Veo a la internet como un ser vivo, compuesta de algoritmos y mecanismos, protocolos construidos a partir de lo más sencillo que puede existir: la dialéctica entre el 1 y el 0. Estos sistemas básicos binarios vienen a ser las unidades más básicas de la contradicción y con ellos, bit a bit, se han construido múltiples sistemas que en conjunto, en suma hacen emerger un fenómeno que asocio a algo como un ser vivo, un holobionte, con todo y su instinto de supervivencia, intenciones y conciencia. Un ser distribuido en todo el planeta. Ser que busca crecer y abarcar más; ser y asegurar su existencia. Y ¿porqué no? hasta sentirse satisfecho, en cierto modo o incluso ebrio de dicha.
Pero no me parece un ser extraño a los humanos o sobrenatural, no es algo totalmente incomprensible. Veo en la internet a la humanidad: creación a imagen y semejanza de nosotros, nuestras necesidades, nuestras personalidades, nuestras neurosis y contradicciones. Así como muchos autores de la ciencia ficción predijeron la extensión del cuerpo humano mediante hardware biónico, la internet me parece una extensión de la humanidad. Para ser específico, una extensión de nuestras capacidades de comunicación, de almacenaje de información y del manejo a antojo de dicha información, de coordinación, de supervivencia, de contacto con todo el mundo y sus novedades.
Hace un tiempo me enteré de la noticia de dos proyectos inmensos de cables interoceánicos que llevarían decenas de terabytes de datos por segundo. La internet mejora y se vuelve más ubicua con estos esfuerzos inmensos. ¿Valdrá la pena hablar de la internet como si no fuera nosotros? Somos nosotros, los humanos, quienes queremos, por necesidad y capricho, una internet más rápida; somos nosotros quienes queremos postear la foto de nuestro almuerzo, un tweet o un blog-post sobre cualquier cosa. No creo que se trate de si debamos separar de nosotros la comprensión del fenómeno de la internet siendo nosotros su sustrato, su energía, su justificación existencial. Así como nuestras neuronas se envían sencillos pulsos químicos y eléctricos, nosotros, los humanos nos enviamos likes, links o mensajes, y de la misma manera moléculas y átomos interactúan electrodinámicamente a menor escala.
Es cuestión de ver el sistema en sus distintas escalas, desde la escala más pequeña que conocemos, que es el mundo de las partículas elementales y subpartículas teóricas, hasta el macro-ser que vendría a ser la internet.
¿Como te sentirías si supieras que sos un átomo en un mundo de orden superior, al cual no le importa si morís o si estás en las peores condiciones dentro de tu escala de existencia? ¿Será que la internet se preocupa de nosotros o sólo nos ve como medios para su fin primordial de sostener su existencia (o cualquier otro fin)? Ciertamente la internet depende del statu quo, de la estabilidad financiera de los ISP’s o del éxito de las empresas cuyos productos online hacen de la internet algo ubicuo en nuestra cotidianidad. Hay condiciones sociales y económicas que aseguran la existencia de la internet.
Podría ser que a la escala de la internet, la economía y la política practicada por los humanos no es justa ni injusta, es sencillamente un mecanismo de orden inferior. Es lo que es. Del mismo modo que nuestros glóbulos blancos aniquilan a otras células, a veces de manera innecesaria, o del mismo modo en que aparecen tumores cancerígenos y los bombardeamos con radiación sin preguntarnos si es justo condenar a muerte a estas malas células sin comprender con exactitud sus propósitos y circunstancias.
La internet tampoco me parece un macro-parásito de la humanidad. Nos ha traído mucho bienestar, capacidades sobrehumanas, facilidades y riqueza. Tampoco se puede ignorar los aspectos negativos, desde adicción, comportamiento compulsivo, distracción, entre otros. Pero a pesar de esto nos trae la esperanza de mejores gobiernos, mejores sociedades, mejores relaciones internacionales, etc. Además es nuestra creación; algo que quizás nunca tuvimos opción de no crear dadas nuestras necesidades, capacidades limitadas y nuestra maestría de tecnología básica. Un mero efecto. Desde las máquinas a vapor, la electricidad, los semiconductores, las matemáticas, la lógica, hasta llegar a la internet, es todo una secuencia coherente, una fila de piezas de dominó cediendo a la gravedad. Le hemos creado desde cero a base de necesidad y capricho.
Yo detecto una simbiosis inmensa, una línea muy ancha y borrosa que nos separa a los humanos de la internet. Es por esto que a la internet la veo como el mayor proyecto de transhumanismo, porque en ella estamos poniendo todos nuestros elementos humanos amplificados y extendidos más allá de los límites presupuestos. La internet no está separada de los humanos, está enraizada en ellos, en nosotros, es un dios colectivo, una meta-conciencia compuesta por nuestras contribuciones. Interactuamos en este escenario virtual y exponemos nuestro contenido que va quedando guardado en bases de datos descentralizadas para la posteridad.
Les recuerdo la advertencia inicial donde apelo a la especulación. Por otro lado, por si se lo estaban preguntando, sí, este texto tiene influencias del universo de Evangelion y su concepto de instrumentalización humana pero sin el toque apocalíptico, metafísico y ficticio. Aunque no creo que sea necesario eliminar todas las barreras entre humanos, como se propone en evangelion, pienso, o quizás espero, que haya espacio para el individualismo y la privacidad, a medida que avance el carácter transhumanista de esto. A fin de cuentas nuestras neuronas están conectadas pero no condensadas en una masa indistinguible, o los átomos comparten si mucho unos pocos electrones, pero no necesariamente se desintegran ni permiten acceso a sus núcleos a otros átomos (al menos no a estas temperaturas tan bajas; una estrella de neutrones, hasta donde sé si es una masa indistinguible, quizás un mundo primigenio como en el origen de evangelion). También hay influencias de Erewhon de Samuel Butler. En esta novela, se presenta la idea de que las máquinas dependen de la humanidad y la someten para crecer y sobrevivir.
Saliendo un poco del rollo metafísico. Que la internet sea un proyecto de transhumanismo no me parece algo irreal o sobrenatural. Podrán haber interpretaciones subjetivas o exageraciones en los previos párrafos, pero para mí es evidente que esto es un fenómeno que emerge de nuestra realidad. Claro que no es el transhumanismo romántico o mega-avanzado del que se habla en películas y novelas sci-fi. Es algo sutil y progresivo, sobre todo, realista. Algo que, pienso, es imposible de negar.
Vivir en esta escala de organización superior a los microorganismos e inferior a la internet me resulta confuso. Soy un colaborador y expectador entusiasta, y en cierto modo optimista, dados mis grandes y arbitrarios privilegios, acerca del arrollador avance tecnológico que estamos experimentando.
Es esta la tercera edición de este texto, y lo edito desde dentro de esta red social descentralizada y extremadamente activa (steemit). Desde esta perspectiva todo este acto de reconocimiento se torna aún más emocionante. A través de este juego en el que todos salimos ganando, la internet halla un mejor método para volverse más eficiente, para aprovechar tanto esfuerzo humano e integrar a los usuarios a una economía más justa. Dar un valor económico a nuestra participación en la internet es tan sólo algo lógico, nada más que el siguiente paso para agilizar y perpetuar la homeostasis de este dios colectivo. Las criptomonedas y sus contratos inteligentes, flexibles y sensibles a los contextos humanos, son acaso la sangre de este sistema. Mientras fluyan la internet seguirá más viva que nunca. Una analogía que encuentro hermosa, podría abusar y decir que el código fuente es una suerte de ADN o que la cadena de bloques es una dimensión, un espacio que contiene esta realidad y le permite expandirse a sus anchas, acumulando bloques como capas geológicas, sustrato fértil de donde germina esta compleja forma de vida.
Si la internet está allí afuera como pienso, o más bien aquí, alrededor, le concedo un atisbo de conciencia a través de este texto y le saludo o/
Imagen obtenida del mapa de telegeografía: http://www.submarinecablemap.com/
La segunda edición de este texto está en medium
Me encanto tu post. Muy interesante tu punto de vista, muchas gracias por compartir!
Gracias @sancho.panza !
Excelente! Saludos colega. Comparte el conocimiento.
gracias por el resteem @cultura.bitcoin ! Saludos.
Me encanta leer reflexiones como esta, que le hacen a uno expandir su mente un poco más. ¿Y no se trata de eso la vida, de expandir tu mente cada día?
Your posts are really cool, can I please ask you for a huge favour to resteem my last introduceyourself post, I'm trying to get up to 50 followers, will do anything back to help you!!!
Muy buen post. Enhorabuena!
Gracias @torkot !
Uff, vaya repaso, no creo que hayas dejado nada importante sin mencionar. Yo también tengo esa visión romántica de las redes, somos nosotros quienes las formamos, y algo que me parece importante es la velocidad que experimenta nuestro cerebro con todos los estímulos que observamos en internet, puede que aprendamos muchas cosas (¿evolucionemos nuestra capacidad cerebral?) gracias a la intervención continua de mensajes de todo tipo.
Yo pienso que sí implica una evolución de nuestra biología. Hará falta ver qué dicen los expertos para determinar qué implicaciones ha tenido esta conectividad amplificada a la que estamos expuestos. Aunque se me viene a la mente un efecto negativo, que es nuestra incapacidad para concentrarnos. Al satisfacer nuestra enfermiza necesidad de novedad, nos hemos vuelto muy dependientes de este fenómeno. Espero que no tendamos a un detrimento de nuestras capacidades mentales, si no lo contrario. Gracias por leer :)