Les quatre cents coups (Película): la niñez desatendida.
Esta es la primera de las películas de este proyecto llamado #cineclub. ¿Cómo que cuál Cineclub? si aún no te has enterado, te invito a leer el siguiente post:
Al hablar de cine y de los grandes directores del siglo pasado, en más de una oportunidad me he topado con el nombre de François Truffaut, asociado además a términos como Nouvelle vague y Películas de culto y llegó la hora de mi primer contacto con él, a través de la celebrada Les quatre cents coups, traducida como Los cuatrocientos golpes. Se trata de una película dramática del año 1959, filmada en blanco y negro, y que recibió muchos premios y nominaciones, incluido el Premio del Festival de Cine de Cannes al Mejor Director y la nominación al Oscar en la categoría de Mejor guión Original.
En la cinta, seguimos la vida de Antoine Doinel, un adolescente que pertenece a un núcleo familiar no muy cohesionado. Su madre es bastante severa con él desde el inicio y su padre (padrastro, realmente) lo tolera un poco más y parece tratarlo mejor, pero se trata de una relación carente de vínculos afectivos profundos. La pareja, por su parte, también tiene problemas y discusiones que Antoine escucha, por las noches, desde su cama. A esto se suman las exigencias de un severo profesor en la escuela y la actitud rebelde de los compañeros de clases que, como típicos adolescentes, se mofan de los profesores, se juegan bromas, cometen travesuras e incluso le roban dinero a sus padres porque "todos lo hacen". En resumen, no es el ambiente más propicio para el desarrollo de un niño que transita hacia la juventud y todo ello lo empuja a desobedecer, a escapar, a mentir un poco, incluso a robar (o intentar robar) algunos objetos, hasta que acaba en una correccional de menores. Se trata entonces de la importancia de la familia dentro de la construcción del individuo y de la sociedad, y a la vez trata el tema de las políticas estatales que tenía el país en ese momento para los delincuentes juveniles.
Hay varios momentos claves en la cinta. Uno de ellos es cuando, un día que falta al colegio, después de disfrutar de cosas y lugares que nada tienen que ver con la academia, ve a su madre besar a otro hombre. Ella lo ve también y aunque no hablan nada al respecto, establecen un pacto silencioso en el que ninguno delata al otro y tras el cual, la madre reduce la severidad en el trato, incluso propicia una ida al cine en compañía de su padrastro y hasta lo alienta a que estudie más y a que se destaque. Por un momento pareciera que las cosas les van a sonreír y que ese hecho fortuito acercará un poco a madre e hijo. Pero muy pronto esa ilusión se vuelve humo por culpa de Balzac (vean la película para entender la referencia). Otro de los momentos es cuando en una consulta con una trabajadora social, Antoine contesta las preguntas que le hacen. ¿Por qué robó? ¿Por qué no quería a su mamá? y a todas ellas responde con una honestidad y una tranquilidad que nos hacen darnos cuenta de que no era un mal muchacho (no lo es, incluso al final), pero antes de esa entrevista nadie lo escuchó. Nadie se tomó el tiempo para entenderlo y orientarlo. Y ese es el núcleo de la película: una niñez descuidada que, ante la rigidez de las estructuras que buscan amoldarlos y la falta de cariño y comprensión, buscan entender la vida a su modo.
Una frase dicha por el padrastro y que es bastante común oír fuera de la pantalla es "Le di mi apellido. Lo mantengo" como si ello fuera un aporte suficiente para la crianza de un niño. ¿Y el amor? ¿y los valores? ¿la comunicación real con el infante, más allá del intercambio diario inevitable? la película llama a reflexión en ese punto y nos hace preguntarnos ¿realmente escuchamos a nuestros hijos? ¿los estamos criando, o sólo manteniendo?
En la escena final, Antoine finalmente conoce el mar (tenía esa ilusión), pero llega allí escapando del correccional. ¿Qué pasará con él después? ¿lo atraparán? ¿escapará? ¿se convertirá en un criminal? no podemos saber nada de esto porque la película culmina, pero verlo mojar sus pies en el mar, nos deja cierto regusto a esperanza. Por una dirección impecable, un excelente guión, una destacada actuación del protagonista y un contundente mensaje, tan vigente hoy como en el año de su estreno Les quatre cents coups es una película de 7,5/10 y una joya, no sólo del cine francés, sino de la cinemateca universal, que vale la pena ver, aún más si es en la compañía de padres e hijos.