Una granja en medio de la selva en la cima de una montaña - Mi hogar por estos días

Ser voluntario en una granja de piñas y mangos rodeado de gallinas y pavos es increíble. Estar rodeado de selva lo vuelve surreal. Si le agregas a la ecuación que para llegar a la granja tienes que caminar 8 kilómetros en la montaña se vuelve una experiencia fuera de este mundo.

Llegué aquí enviando correos a todos los hostales de San Ignacio, Belice, comentándoles que quería hacer labor de voluntario con ellos. Esperaba el radio de respuesta usual: 70% no tienen espacio para voluntarios, 20% lo pensarán y 10% tienen espacio para gente que ayude con la limpieza,ayudar en recepción o algo por el estilo. 

El único hostal que respondió positivamente fue Bella´s Backpackers. Pero su respuesta fue solo "Sí claro, te recibimos. Cuando llegues a San Ignacio ven al hostal y habla con Ty, el maneja a los voluntarios.

La sorpresa en mi cara no tiene descripción cuando Ty me dijo que los voluntarios viven y trabajan en una granja y que mi labor iba a ser ayudar con los animales. Ya he hecho un poco de agricultura con mi padre en su jardín pero nada serio así que esto prometía ser una experiencia nueva.

Salir de mi zona de confort y aprender un poco sobre los animales de granja y las plantaciones así como las particularidades que implica hacerlo en un terreno selvático fue una experiencia que no olvidaré.

Diario me despertaba a las 5:30 am. No por elección sino porque los gallos comenzaban a cantar a esa hora. Alimentar a los animales es la primera labor del día, después de eso un poco de estiramiento (me gustaría llamarle Yoga pero no nos engañemos, son tan malo que prefiero decirle estiramiento). Después de eso un poco de trabajo en los plantíos mientras no haya sol: Arrancar las malas hierbas, ablandar la tierra, recoger las frutas que están listas para comerse y plantar nuevas semillas son algunas de las labores del día a día.

El desayuno es a las 9 am si falta. Al terminar el trabajo continúa sin descanso hasta las 11 am. Abrir camino en la selva y limpiar el terreno para plantar nuevas frutas, todo con machete.

Dando las 11 de la mañana era libre para hacer lo que yo quisiera. Usualmete caminaba hacia San Ignacio y de ahí visitaba los lugares turísticos cercanos como las ruinas de Cahal Pech or Xunantunich, nadar en el río, explorar los pueblos cercanos (Nada interesante por ahí lamentablemente) o simplemente relajarme en el hostal, conocer a nuevas personas y escuchar sus historias de vida y experiencias en el camino.

 

Vivir en la grana por una semana, lo cual no se acerca ni un poco al tiempo que me hubiera gustado hacer, cambió mi manera de pensar sobre los animales y la fruta pero también me permitió ser uno con la naturaleza todos los días, por más pequeña que haya sido dicha conexión. todavía tengo mucho que aprender acerca de este maravillos vínculo que tenemos con la tierra y los animales con los que compartimos este planeta.

Este es nuestro patio trasero. Si, tenemos un río! Y para llegar a el es necesario caminar unos 100 metros los cuales son parte de la granja.

Los pavos y las gallinas vienen y van como les place. dejando de lado las enfermedades y bacterias que puedan tener, era agradable desayunar rodeados de ellos.

¡Hasta tenemos un gato!

Espero que esta experiencia granjera les haya gustado. Sigan brillando.