Hoy no es un buen día para amar «te» | Historia propia, parte 3.

in #spanish7 years ago

Hola, queridos Stemians. Esta es la tercera parte de una historia que estoy escribiendo, abajo les dejará los enlaces para que puedan ver las partes anteriores, y pronto estaré publicando la última parte. Espero les guste. Gracias por leer. ¡Saludos!

Hoy no es un buen día para amar «te» | Historia propia, parte 1.

Hoy no es un buen día para amar «te» | Historia propia, parte 2.

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Sentí nauseas al entrar y ver a todos mis viejos amigos y algunos familiares -de ambos-, en una especie de celebración no sé de qué. Este momento ha sido demasiado incómodo para mí. Había decidido alejarme de todas estas personas una vez descubrí quienes realmente eran. No necesito a estas personas en mi vida. No me hacen bien. Llevo mucho tiempo evitando verlos y hoy están aquí, no sé por qué, y todo lo ha preparado él.

Lo tomo por el brazo y salgo del edificio.

-¿Qué significa esto?-le suelto.

-¿Qué sucede? Ni siquiera sabes de qué va todo esto y ya te has alterado.

-¿Qué sucede? Sucede que ahí dentro está el ochenta por ciento de la vida que he decidido dejar atrás. Tú lo sabes, no sé por qué me haces esto –se me salen las lágrimas.

-Allice, ¿por qué te pones así? me habías dicho que ya te encontrabas bien, que habías perdonado. Solo les ayudé porque quieren disculparse contigo, ellos de verdad te aprecian, todos, y se encuentran arrepentidos por lo que te hicieron. Vamos, ¿vas a estar así toda tu vida? Han pasado cuatro años. Además, –agacha la cabeza con la mirada perdida- quería hacerte una propuesta.

-¿Propuesta de qué? ¿No has aprendido a conocerme lo suficiente después de tanto tiempo? Por supuesto que aún me afecta, todo lo que sucedió lo llevo muy presente todo el tiempo. ¿Crees que una persona de verdad puede ser tan feliz todo el tiempo? No, no es así. Lo he estado intentando, y sí que me he sentido bien y he mejorado, pero esta es una tecla que no quería tocar hasta que ya todo estuviese en orden. 

-¿Cómo pretendes que te conozca si siempre eres tan cerrada? Está bien, tomé una mala decisión por traerlos aquí, pero pensé que te haría bien reparar todas las cosas de tu pasado. 

Llueven todos recuerdos en mi mente, siento que estoy cayendo lentamente por un abismo sin final. Mi hermana… ¡maldición! 

Todos los días recuerdo a mi pequeña hermana, su enorme sonrisa, su carisma, su piel pálida y el brillante negro azabache de su cabello. La recuerdo a mi lado en el asiento trasero del  auto de mis padres, mientras me cantaba con su preciosa voz. Y de repente, veo una fuerte luz proveniente de un auto que se acercaba a toda velocidad por el lado donde ella estaba, no me dio tiempo de quitarle el cinturón de seguridad y traerla a mi lado.

Yo tenía dieciseis años, ella apenas diez. Fue la única que murió en aquel accidente. Y con ella, mis ganas de seguir con vida. Aterricé en una laguna mental donde solo la veía a ella, a centímetros de mí y yo sin poder hacer nada. Todo fue muy rápido. 

Luego de eso comencé a hacer cosas diferentes para no pensarla. Conseguí un empleo, seguía estudiando, pasé al turno nocturno por ello. Cosa de la cual me aprovechaba yendo cada noche con estos «amigos» a bares, clubes nocturnos, o algún callejón a meternos mierdas. No podía estar en todos mis sentidos y no querer suicidarme, así que buscaba distraer mi mente en otras cosas. No era cien por ciento efectivo, pero al menos siempre estaba acompañada de personas que fingían interesarse en mí, cuando yo sabía que estaban allí solo porque era la única del grupo con dinero suficiente para comprar drogas. 

Todo se fue poniendo cada vez peor para mí, cada noche subía la dosis que me colocaba. No podía parar. Hasta que un año después mis padres me encontraron tirada en la puerta de mi casa, con espuma en la boca y a minutos de morir. 

Estuve internada durante seis meses en un sitio de rehabilitación, yo lo acepté porque no quería estar en esa situación, y cumplí las reglas al pie de la letra. Todas aquellas personas que me sugirieron usar ese método para sentirme «mejor», nunca fueron a verme cuando estuve mal. Incluso familiares me dieron la espalda y corrían rumores de mí. Jev era un chico de mi primer empleo que siempre estuvo apoyándome antes de que todo sucediera, era lo único sano que me rodeaba. Sin embargo, como todos, al ver donde había caído me dio la espalda. Luego se acercó a mí, disculpándose por no haber entendido lo que sucedía, pues nunca había conocido a alguien que tuviera ese tipo de adicciones y para él fue muy extraño. Desde entonces ha estado al pendiente de mí.

Al salir del internado busqué otro empleo. Logré conseguir uno muy bueno y me enfoqué solo en ello. Tres meses después estaba viviendo sola, lejos de esa casa que tanto me recordaba a mi pequeña. Hasta ahora solo quise alejarme de mi pasado, de quienes permitieron que me hiciera daño solo por su beneficio propio. Y aquí están.

Solo miré a Jev desconcertada. Sin embargo tuve un poco de compasión, pues no es su culpa todo esto. Le pedí que me llevara a mi casa. 

Entró al sitio, se disculpó con todos y luego emprendimos el viaje hasta mi pequeña cueva. Llegamos, abrí la puerta y le invité a entrar. Todo había sido muy silencioso de camino hasta acá. Pero, a pesar de todo lo que había sucedido, me metí bajo sus brazos y solté todas esas lágrimas que pesaban como plomo dentro de mí y me estaban derrumbando. 

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Continuará.


Sort:  

La historia tomó un giro bastante inesperado... Pero me gusta, le añade más misterio al personaje al mismo tiempo que vas mostrando cómo es.

Si, la verdad es que se tornó bajo un aura de drama y misterio. Pero qué bueno que te haya gustado. Próximamente estaré posteando la última parte.

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