Afghanistan un país en una guerra sin fin!!! Parte 3

Transcurrió una semana sin mayor percance. Mis días comenzaban a las seis de la mañana si no había ninguna emergencia, desayunaba y luego realizaba mi trabajo en la aeronave asignada por mi superior, haciendo mantenimiento. a la 1 pm me dirigí al comedor el cual la mayor parte del tiempo estaba repleto de gente y en ocasiones el ruido era ensordecedor. Al terminar de comer salí a llamar a mi madre, ella siempre se alegraba al escucharme. de un momento a otro empezaron a sonar explosiones y el suelo empezó a vibrar, intenté colgar de inmediato, pero fue en vano. Mi madre había escuchado el estruendo y yo a lo lejos escuché su llanto. Salí corriendo hacia mi habitación, estaba un poco confundido, tomé mi chaleco y el casco. después me dirigí al bunker de la base para resguardarme del ataque, el cual duró tan solo unos minutos y causó unos cuantos daños a la estructura de la base. después de que pasó todo el peligro llamé inmediatamente a mi madre, la cual entre lágrimas y tristeza se alegró de escuchar mi voz. La tranquilicé como pude, hablamos unos minutos y de nuevo colgué. Regresé de nuevo al trabajo, porque había un herido en una zona de combate, así que asistí a la tripulación del helicóptero en el proceso de carga de combustible y despegué y esperé su llegada. Pasaron 2 horas y el helicóptero volvió con el herido y un muerto que había fallecido en el vuelo.

Al llegar la noche intenté descansar, pero no pude conciliar el sueño, me era casi imposible al recordar las imágenes de este día: Una persona herida y el charco de sangre que había dejado la que falleció en el helicóptero. Para mi fue duro adaptarme a este tipo de cosas ya que nunca había pasado por una situación similar, después de unas horas de vigilia finalmente pude descansar. A la mañana siguiente me levanté con un poco de sueño, pero este día parecía ser algo diferente, ya que mi tarea era supervisar armado con un fusil a los trabajadores nativos de esta zona que ejercían labores de mantenimiento en la base. Tenía que vigilarlos desde el ingreso a la base hasta su hora de salida. Eran aproximadamente 15 personas entre 20 y 40 años, claro que cabe resaltar que algunos a pesar de su edad aparentaban más de 50, porque algunos de ellos habían tenido una vida de trabajo pesado sin suficiente retribución para el sustento de su familia.

En una ocasión intenté entablar una conversación con uno de ellos, con las pocas palabras que sabía en su idioma y por medio de señas, logré entender que tenía una familia la cual se componía de una esposa y tres hijos pequeños. Me dijo sus nombres, pero me es imposibles de recordarlos, porque en ese momento casi ni los podía pronunciar. Luego le ofrecí un refresco en lata y me agradeció con una sonrisa.
Continúe con mi labor y al cabo de un rato volví a saludarlo, vi la lata en el suelo y parecía intacta, sin abrir pero estaba vacía. Noté que la lata tenía un pequeño orificio en la parte inferior, pues la había bebido por ahí. Este había sido el primer encuentro con una lata de refrescos, nunca lo había visto y menos probarlo. Yo quedé asombrado, así que aproveché y le compré algunos dulces para sus hijos. Claro está que hablamos por señas, y le expliqué que eran para los niños. Él simplemente sonrió con entusiasmo, me dio la mano e hizo una venia de agradecimiento. Yo, yo le di las gracias a Dios y a la vida por darme todo aquello que tenía y que en ese momento no valoraba.

Parte 1!!!

Parte 2!!!

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