La vida está llena de matices, incluso puedes creer que los mares son azules, pero cuando recoges el agua en tus manos, puedes observar que, está seguirá siendo cristalina, entonces mucho de lo que miramos, puede no ser real. La existencia está llena de procesos y fenómenos que, pasan sin cesar, y muchas veces ni siquiera los percibimos, a pesar de sus colores.

Al igual que una Tierra que se embarazó, para dar vida, las especies cada día hacen lo mismo; esperan sus ciclos reproductivos, para generar existencia, y es que para eso se alimentan y crecen, pues su objetivo es seguir perpetuándose. La mayoría de las hembras buscan sus mejores prospectos, quien corra mejor, quien huela más, salte, cante, tenga los mejores colores, pues eso es indicativo de generar descendencia sana; sin embargo, en los humanos, toda esa situación ha cambiado, pues son los intereses y estereotipos sociales, lo que marcan la selección del “aparente mejor macho”.

Desde hace nueve años, soy la mamá de un valiente niño azul, y no lo grito por buscar adulaciones, lo hago para que el mundo azul, como la tierra misma, sepa que, es lo mejor que me pudo pasar. Sin embargo, aunque mi superhéroe es sumamente normal, tenemos una sociedad que, aun no comprende el cambio generacional que afronta nuestra humanidad y etiqueta como “especial” a lo que en un futuro simplemente será el común denominador.

Les molesta el ruido, no miran a los ojos, no dicen mentiras, no comprenden ironías, y son extremadamente inteligentes, tanto así que su lenguaje formal, gira en torno a un tema, en el que desde pequeños se especializan.

Los niños con síndrome de asperger, son muy rutinarios y ordenados, por lo que cualquier cambio les perturba. Este año escolar, debido a la baja matrícula, su recinto educativo decidió fusionar ambos turnos; debo acotar qué, él estudiaba en la tarde, por baja asistencia de niños y mayor atención del docente, esto, sobre todo para controlar el bulling, porque sus tareas educativas, no son ningún problema. ¡Esta situación nos afectó!

Salió la super mamá, con su escudo protector a buscar una nueva escuela ¡Pequeña! Me prometieron el cupo ¡era ya un hecho! ¡Madre contenta! Su hijo estaría a salvo. La Directora me dió la carta para retirar sus papeles del colegio anterior y yo llevé al pollito azul, para que viera su nueva escuela.

“Y allí estaba él, con sus lentes azules mirando su nueva escuela, con nuevas metas, preguntas y miedos”

Su cara poco expresiva, no me dió información de lo que sintió ¡Él sólo aceptó lo que mami decía! ¡Claro, mami es quien sabe todo! Y la mujer azul emprendió toda la labor administrativa, para que el niño abandonara su anterior colegio, donde casi 700 niños -en comparación con los 150 que anteriormente coincidían en su turno- eran una amenaza.

¡Lo logré! Retiré los documentos, y fui a la nueva escuela… ese día, el polluelo azul no estaba, pues llovía, y su añil podría desteñir. ¡Lo agradecí! Cuando llegué a la escuela

La Directora, en tono misterioso, alejó a todos los presentes ¡Tenía que hablar con la mamá azul!, más no era necesario, el instinto maternal, ya sabe hacia dónde iba. ¡Ella ya no lo inscribiría! Los niños azul turquesa, necesitan atención y la maestra, no gana lo suficiente, ni las actas convenios lo respaldan. ¡Lagrimas brotaron ante su presencia! Una mami que desteñía, por las injusticias, que el mismo hombre se pinta, cuando suprime algún color, de la paleta de la vida.

¡Activé la capa, miré hacia el cielo, que estaba ya muy azul, y me senté en una nube!

¡Mujeres sabias! Consejos oportunos

La Sub-directora, conmovida, por el azul desteñido que corría en la ropa, dijo algo que, sencillamente removió las fibras del existencialismo ¡Deja tú de etiquetarlo! Mi mente se aterró ¿Por qué lo dice?

Fuente

“Cuando se informó a la comunidad sobre el cambio de horario, te lo llevaste a protegerlo. No sentiste que él podría manejar, un entorno con el que siempre tendrá que luchar, y no todo el tiempo lo podrás sacar” Más que eliminar lo externo, la vida se trata de hacer un hombre fuerte, convencido de sus potencialidades, y con oídos sordos del ruido externo, que mutila y juzga. ¡La clave está en él!

Con miedos, más los de mamá, que del polluelo, vamos hacia un nuevo cambio. Ambos tratamos de ser fuerte ante una sociedad que no sabe de diversidades y que se emociona con la normalidad. ¡Niños crueles, padres crueles! No hay otra manera de verlo, pues nuestros pequeños se moldean, con la mano que los guía.

¡Choque generacional!

¡Denuncia! Fue una de las frases que más escuché. Inmediatamente evalúe los niveles de estradiol que esa situación generaría en mí y que ¡Para allá no volvemos! La falta de gerencia, es percibida todos los días en Venezuela, tanto así que ya se nos vuelve costumbre. Apuesto a que la vida, pasa las facturas oportunas, en el momento ideal. ¡Cuando estaba embarazada, no sabía que tendría un niño azul! y ¡fui bendecida!

Cuando evalúas la realidad, percibes que, en las escuelas tenemos miles de personas de una generación X y milennials, educando a centúricas, que ya definitivamente responden a intereses diferentes. La normalidad, dejo de ser el común denominador, pues un niño X no puede compararse con los nuevos niños, y el mundo, definitivamente ahora es de ellos.

¡Siempre existirá el ruido perturbador! ¡El detalle está en que tú quieras escucharlo!

*Las imágenes, con excepción de esta pertenecen a la Autora y fueron capturadas con dispositivo movil Huawei P20 y editadas en Microsoft Power point.