El día y la vida de un niño único- Tsuki

Tsuki

Están discutiendo de nuevo. Mis almohadas se han desgastado por no haberlas sostenido sobre mis oídos. Perdí la fortaleza emocional para llorar más. Estoy insensible al sonido estridente de los gritos. Ninguno de ellos tiene razón pero puede estar seguro de que ninguno de los dos quiere escucharlo. Me pregunto si incluso se escuchan el uno al otro o si simplemente gritan porque toda su vida nunca la han escuchado.

 Cada pelea tiene un principio y un final, puedo decir cuando termina cuando se cierra una puerta. Es mi turno de mirar en la casa vacía llena de dolor, me arrastro por el pasillo lentamente; sabiendo que si me descubren se me pedirá que elija un rincón o que el mar de lágrimas que mi madre ha almacenado se libere y empape sobre mí y mi poncho harapiento. Vuelvo a la seguridad de mi habitación con mi plato de cheerios para la cena. Me he vuelto bastante bueno en toda la farsa de "Me gusta el desayuno para la cena". Digamos que una comida casera está en la parte superior de mi lista de Navidad. Una comida casera significa que alguien nos amó tanto que hicieron un tiempo en su agenda para preparar algo por el simple hecho de que no querían que quedáramos sin sustancia que lo sostuviera.

9:24 p.m.
Tengo una cita esta noche, su nombre es Tsuki, pero a nadie parece importarle, así que prácticamente podría salir con alguien y a nadie en esta casa parece importarle. Es muy amable, viene casi todas las noches. Su silencio es admirable, simplemente se sienta allí y escucha cada detalle de mi día, me deja llorar y no mira a mis padres de manera diferente. Yo crecí con él. Nunca pensé mucho en él hasta que apareció cuando nadie más lo hizo. Cuando tenía 13 años, mi madre descubrió que el corazón de mi padre había vagado, pero ella se quedó porque el dolor de estar sin él era demasiado para su débil corazón. Los pensamientos de saber que mi padre había olvidado que nos amaba, incluso por un momento, me ahogaban en pensamientos depresivos esa noche. Lloré hasta que mi cabeza se entumeció por el dolor y ni siquiera una puerta cerrada o una ventana cerrada podrían evitar que la compasión de Tsuki inundara mi habitación. Me senté en la oscuridad y lo vi. Ahí estaba él, listo para escuchar. Le conté todo lo que sentía y captó los susurros de mi ira y los arrojó al viento. Se sentó allí, y ha estado allí todas las noches desde entonces.

He aprendido a amar el silencio en la luz, lo que significa que Tsuki está allí. Si él está hablando o no, depende completamente de mí. Deje que se cierre la puerta y surja una discusión, me lleva a mi ventana sin dolor, amo al hombre de la luna.