La Caída de los Reinos by Kalte
Prisionero Solo un saco de carne más a los ojos de los déspotas demonios que ansían destrozarme, prisionero, aunque no por mucho, mientras la suerte este de mi lado… Un ambiente demasiado… pesado para mi gusto “pensó para sí mismo”, los carceleros demoniacos son fornidos, pero de escasa inteligencia, aun así, cumplen su rutina, de muy mala gana diría yo, son realmente toscos y fáciles de irritar; solo hay un turno sin guardias en el cual liberan un cancerbero, un suicidio seguro escapar en ese momento, ¿o tal vez no? Su odio hacia mí es muy particular; debo esperar a la mañana siguiente, ya para entonces debería llegar el cargamento, debo concentrarme en mi plan; hasta que un gran idiota termino en la celda contigua, que no paraba de hablar… Y así comenzó la peor tortura que podría tener hasta ahora, un agujero entre las rocas del muro contiguo el cual inmediatamente bloquee con mi puño, aunque no creo tener nada más en esta celda, ni fuera de ella que aplaque la estupidez. El continuaba hablando sin importar cuanto lo ignorase, solo hasta que escuche de su boca salir, “aquí debe haber algo muy valioso”. ¡Ah! la tentación de obtener un botín, además recuperar aquello por lo que se dejó capturar, no era algo que el pudiese ignorar, un amante de las apuestas y del reluciente brillo de las monedas de oro. Crujió sus dedos y paso su mano por su densa barba, ya planeando su jugada. Respondiéndole inmediatamente: “Lo escucho mi sabio amigo”; con tono de burla. Estos realmente alguna vez fueron hombres, guardias de las montañas de Akhisthor, llamados guardias del equilibrio mortal, quienes protegen el bosque de todo aquel que lo quebrante, reclamando sus vidas usando la magia y entregándoselas al bosque. Cualquiera puede entrar y cazar, pero solo aquello que realmente necesite para alimentarse, llevarte frutos y maderos secos y ramas, pero nunca cortar un árbol. Debido a que siempre debían someter su juicio para determinar lo que era justo, muchos terminan siendo corrompidos y consumidos por algún demonio. La riña resonaba en los pasillos, y no tardó mucho en molestar al grotesco carcelero quien se aproximaba rápidamente ya centelleando rabia. Solo meras amenazas, él sabía que no se les permitía a los carceleros interrumpir la cosecha y perder los preciados cristales. Aun así, ellos usaban su mirada demoniaca para hacerte sufrir tus más terribles miedos encallados en el fondo de tu alma, emergiendo como una bruma la cual sentirás que te asfixia sin llegar a matarte, torturando tu mente con visones de muerte, agonía y desesperación. Él sabía que no le afectaría, aunque no sería la misma suerte la del sabio parlanchín. Pero era su oportunidad de tener al carcelero lo suficientemente cerca para hacer de sus tretas, cambiando astutamente las llaves por un trozo de cadenas que se hallaba en su celda. Luego de que este profiriese su mirada demoniaca al sabio anciano se dispuso a hacer lo mismo con él. Por supuesto muy sagazmente fingió quedar inmóvil y con la boca abierta, él ya sabía en carne propia y por demás como se veían aquellos que quedaban bajo la mirada demoniaca. El carcelero ya se retiraba alejándose con pisadas fuertes por los pasillos de las celdas. Luego de que ya sus pasos se desvanecieron, silenciosamente paso su grueso abrigo de pieles entre los barrotes, abrió la celda y el cristal cayó hecho pedazos sobre él, emitiendo un sonido leve, evitando que esto delatara su escape. A lo que murmuro: “pronto estaré contigo Aldara” Obra y dibujo de mi Autoría. fotografía tomada con mi s4 mini 9195
Muchos hombres duran tan solo un día en estas celdas, mueren por todo el miedo que extraen de ellos, exprimiéndolos hasta dejarlos secos como un árbol muerto luego de que los gusanos se comieran su interior, la tierra de las celdas siquiera se mancha de sangre, solo queda en ella el olor a muerte. Tienen la costumbre de apilar los cuerpos enfrente de las celdas para inspirar miedo a las nuevas víctimas; cuerpos resecos a los que ni una mosca se les acercaría, podría decirse que son meros caparazones; con pasillos de piedra en los que solo resuena los gritos de aquellos que son consumidos por sus temores.
-Sé que te preguntaras como alguien tan culto como yo termino aquí, un sabio y conocedor de la magia demoniaca…
Él ya sabía lo que transportaban, la razón por la cual permitió que le capturaran, aunque más pronto de lo que él esperaba, no podía perder más tiempo debía actuar ahora.
-Agradecería si comienzas con la del idiota de al lado que se ha estado burlado te ti, “insinuó mintiendo, aunque con una sonrisa maliciosa”.
Pronto estaré publicando el siguiente capitulo, espero sea de su agrado y lo disfruten, se despide @Kalte
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