En la mente del insomnio | Relato

in #steempress6 years ago (edited)
La cama se siente fría y vacía. Estoy acostado, recto, con la sabana sobre la piel y la vista hacia el techo. Llevo horas intentado conciliar el sueño sin conseguir buenos resultados. La mente me da vueltas como un agujero negro en el espacio que atraviesa su rumbo devorando todo signo de vida. Mis parpados parecen de plomo, imposibles de cerrar con una actitud negativa hacia descansar. Cuento ovejas como me enseñaron de pequeño, pero estas solo saltan, y saltan, y saltan y no consigo dormirme.

Doy vueltas de un lado a otro buscando la posición correcta en que me sienta más comodo. Primero inclinado hacia la derecha, con un eje de noventa grados mirando hacia la pared. Los primeros minutos creo que lo voy a conseguir, hasta que mi mente consigue enfrascarse en hace unos días, dándole vueltas a unos eventos que no pueden ser modificados. Esa es la cosa del pasado, ya está escrito, con tinta permanente, pero aún así los humanos creemos que en algún punto de darle cuerda conseguiremos cambiarlo. No hay que cambiarlo, hay que entenderlo; digo esto mientras me inclino hacia la izquierda buscando otro enfoque de comodidad. De nuevo, los primeros minutos son alentadores hasta que se derrumban y pierdo las pocas ganas de descansar.

Prendo el televisor. Veré unas películas aburridas con el objetivo de que mi cuerpo se canse lo suficiente como para entrar en fase de descanso. La primera película transcurre y no pego ni un camarón de dos minutos. La segunda va por la mitad y sigo mirando fijo hacia la pantalla. Ni siquiera sé si estoy viendo la tercera. En algún momento veo estética y ruidos alarmantes. ¿Qué sucede? Se supone que estaba viendo algo sobre un super héroe que lucha en la clandestinidad para salvar a sus seres queridos pero ahora no veo nada. ¿Qué me está pasando? Apago el televisor y me cubro con las sabanas.

Una hora después siento que son más de las dos de la mañana. O quizá antes. Estoy desde al rededor de las ocho de la noche intentando adherir los parpados y perderme en la basta tranquilidad de la nada. Sin embargo, sigo ahí en la cama postrado mirando a la oscuridad, contando los minutos. Inicié un juego extraño, se trata de darme cuenta en el momento en que me quedo dormido. ¿Cómo sucede esto en realidad? Estás ahí y al otro no estás, luego estás pero despierto sin saber cómo lo conseguiste. Es muy raro. Intento descubrirlo. Me quedo calmado, concentrado en el acto. Si me voy a quedar dormido estoy seguro que lograré saber el momento. Estoy seguro. Muy seguro.... nada. No consigo dormir. Qué martirio.

¿Tres de la mañana? No sé. La hora a avanza lento de madrugada ahora que lo noto. Salgo un momento, voy al baño, enciendo la luz y observo mi rostro en el espejo. Me espanto. ¿Este soy yo? Una cara flacuchenta, seca, con el cabello largo y la barba aliñada. Los ojos estirados y la mancha negra bajo estos dicen mucho más que mil palabras. Me echo un poco de agua y no consigo limpiar toda la destrucción que refleja mi rostro. Parece un tatuaje de por vida.

Vuelvo a la cama y quedo recto. Los brazos estirados hacia los lados y la cabeza inclinada hacia arriba. De nuevo me pierdo en la oscuridad de la habitación intentando apagar mi sensor de movimiento interno y entrar en estado de calma. Paz. Siento tranquilidad, mucha. Por fin. Es el moment.... Escucho un ruido. Mierda. Es en la habitación. Abro los ojos que había conseguido cerrar para sentir el frío repentino que inunda las cuatro paredes. No hace falta encender la luz para saber que hay alguien en la habitación. Volteo, hago un esfuerzo y la figura que ronda la habitación me asusta. Es una persona. Espera. No cualquier persona, soy yo. Mi mente me está jugando una mala. Me veo a mi mismo, caminando por toda la habitación contando ovejas. Un paso, dos pasos, tres pasos, y se devuelve al punto de origen. Contando ovejas. Una, dos, tres, cuatro, cinco ovejas. Yo... me siento perdido.

La figura desaparece cuando los rayos del sol consiguen penetrar la ventana con tanta fuerza que no queda más que levantarme. Tomo el móvil y veo la hora. 6:04 AM. De nuevo ha amanecido. Voy al baño, limpio mi cara lo más que puedo, trato de tapar la mancha bajo mis ojos pero es imposible, está tatuada en mi ser. Tomo la ropa de trabajo, desayuno y me voy así de cansado a laborar.

Intento 14 por dormir. No lo he conseguido. Lo intentaré de nuevo esta noche.



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