Lo inasible: Un Conejo Blanco en Alicia en el País de las Maravillas (Parte II. Final)
Saludos. Permítanme iniciar con una de esas anécdotas que solemos tener los docentes universitarios (¡El cosmos bendiga la inteligencia de los niños!).
Ilustración original de John Tenniel - Imagen del Dominio Público
Debió haber ocurrido hace doce años. Estaba exponiendo sobre la comparación/contraste en un texto sencillo sobre perros y gatos. Una semana después, un estudiante (de dieciocho) respondía en su examen que el gato carecía de características. Fue obvio para mí que esta perla se había formado en esta ostra: …while a cat lacks these traits (...mientras que un gato carece de estas características). Esta oración aparecía en el texto que estábamos utilzando. Asombrada y con sed de venganza contra la estupidez, les pedí entonces a los chicos que dibujaran un gato sin características; asombrosamente, nadie protestó la instrucción. ¿Me creerían si les digo que todos, excepto uno, intentaron hacerlo durante la media hora que fijé para este ejercicio? Este único estudiante que no lo intentó y que pude notar estaba haciendo un gran esfuerzo para contener la risa, me entregó el examen solo con una nota y, muy importante, sin dibujo: ¡Qué mala es, profe! Los cursos de inglés básico pueden ser una experiencia agotadora, pero como dicen aquí en mi pueblo, “se sufre, pero se goza”.
Sí, hay quienes tienen problemas con el pensamiento abstracto y hay quienes tienen problemas abstractos. Veamos un caso con un poco de ambos. Si uno pudiera ver de frente a un concepto, una alusión, una característica y conversar con esta entidad, ¿cómo sería esta conversación? Pues mínimamente debemos asumir que el abstracto conversa, o sea que tiene lenguaje, voz, capacidad de respuesta, opiniones, etc. Luego está imaginar dicha conversación, toda vez que se asume un compromiso con la coherencia. Imaginen darle forma y carácter a una multitud de abstractos y soltarlos a interactuar en un cuento; tomemos a uno famoso, partiendo de la hipótesis feliz de que tiene sentido hacerlo: el Conejo Blanco.
El Conejo Blanco en Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll (1865), es ante todo un conejo blanco (en minúsculas). Un conejo es hermoso, nervioso, veloz, escurridizo. A muchos nos gustaría abrazar a un tierno conejito blanco; tal vez poco reparemos en el hecho de que se trata de un animal salvaje con uñas fuertes y afiladas o que es considerado una peste destructiva para los cultivos. El conejo blanco inspira en cierta forma sentimientos positivos, muy a pesar de los hechos. Además la suya es una especie de las más fecundas del planeta y de reproducción más veloz, por lo que desde la antigüedad se le considera, precisamente, un símbolo de la fecundidad.
Nuestro Conejo Blanco va tarde a su cita. Si asumimos que es el despertar sexual de Alicia, pues va tarde o al menos lo siente así. Debe cumplir con la puntualidad exigida, lo cual le produce ansiedad. El Conejo es blanco, lo cual podría aludir a inocencia y a la pureza o, si se quiere, la virginidad. En algún momento el Conejo Blanco confunde a Alicia con Mary Ann, su doméstica; pues está claro que es un error creer que la niña esté al servicio y dispuesta para tal locura, aunque sí se esfuerza, no con éxito, por seguir el juego y así “evitar discusiones”.
Imposible olvidar que el Conejo Blanco lleva traje y un reloj de bolsillo. A este reloj debemos que gran parte de la atención del lector se enfoque en el Conejo Blanco —de maneras más o menos conscientes— como un personaje que alude al tiempo, a la premura específicamente. El Conejo va tarde y está nervioso; cuando está al alcance por fin, empieza a dar órdenes a Alicia (al confundirla con Mary Ann), luego se aterra de la niña y huye. Alicia no logra “atrapar” a este Conejo Blanco: de ahí lo inasible.
Breve conclusión
Un despertar sexual que no se alcanza, que parece llevar siempre la delantera, que se pierde de vista. Esto parece obvio si recordamos que Alicia solo tiene siete años. Seguro tuviste la misma impresión que yo al leer por primera vez el libro: Alicia parece mucho mayor. Sin embargo, pensemos un poco más; lo que la hace parecer mayor es ser blanco de cuestiones y consideraciones que seguramente deberían venir un poco, o bastante, más tarde en su vida.
Gracias por leer.
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Imagen del dominio público - Ilustración original de John Tenniel en Alice's Adventures in Wonderland
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Hola, @marlyncabrera. Breve análisis y muy bueno.
Hablando de los problemas abstractos...¿también podríamos decir que esas características que muestra el conejo podrían representar el nivel de estrés y ansiedad de Alicia? Se describen momentos en que las cosas no le salen bien y tiene que regresar, volver atrás y adelante varias veces para corregir los errores.
El conejo podría representar este ritmo que provoca un despiste y que por momentos no reconoce dónde está ni qué hace.
Saludos, hermana querida ♥
Creo que al menos en una conversación entre tú y yo, le podemos quitar los signos de interrogación a esa pregunta y convertirla en una afirmación. Alicia es sin duda una niña experimentando mucha ansiedad, cuestionándose sobre su propia identidad (lo que implica reconocer dónde está y qué hace, como bien apuntas).
He tenido la suerte de encontrarme con una variedad de interpretaciones de varios eventos en esta novelette y, en muchos casos, llegar a las mismas conclusiones. Supongo que es uno de los efectos de lidiar con maravillas.
Gracias por la visita, @sandracabrera ☻♥
la simbología literaria expresada por ustedes es un placer, jejejeje siempre me he imaginado como sería una tertulia con ustedes en el malecón de Cumaná, al atardecer. Muy buen texto, Saludos.
Gracias por la visita, @rdsmas. Me alegra que te gustara. Hay mucho que decir de esta obra de Carroll. En A través del espejo y lo que Alicia encontró allí se pone todavía más interesante el asunto.
¡Saludos!
Hay que hacerle seguimiento entonces.