Acá en Venezuela en épocas decembrinas, cuando llega el momento de pagar algo en una tienda es costumbre encontrar sobre el mostrador un cochino de plástico, cerámica o cualquier otro material. Este cerdito sonriente viene siempre con un cartelito pegado a su regordete cuerpo o cerca de él, para recordarle al cliente que antes de irse deje depositado su aguinaldo.

Pero también se pueden escuchar en todas las emisoras, en las casas, en las tiendas y en las plazas, los agradables aguinaldos navideños que son infaltables canciones que ambientan la navidad venezolana.

¿De dónde viene esta costumbre? ¿De donde surge el pedir aguinaldo y el cantar aguinaldos? ¿Se piden y se cantan? Para responder estas preguntas debemos dar un pequeño paseo al pasado y a través de varios países:

En la antigua Roma, acostumbraban a intercambiar regalos como una señal de buen augurio para los años venideros, estos obsequios consistían generalmente de especies y alimentos, pero luego a medida que pasaron los años la costumbre se expandió a otros territorios y fue cambiando su sencillez inicial. Los reyes fueron adoptando también esa costumbre solo que sus regalos eran más costosos, como piezas de oro, plata y bronce. Luego esta tradición se convirtió en una tradición de ricos, pero la población se sentía obligada por el hábito de regalar y empezaron a dar incluso lo que no tenían. Colocaban en la entrada de sus casas, mesas con comida o productos de su cosecha para que los que pasaban tomaran algo de su gusto. Entonces volvió a ser una práctica que abarcaba cualquier estatus.

Incluso los patrones se vieron obligados a regalar a sus empleados y comenzaron a tomar parte del salario de los mismos para que fuera destinado a los obsequios festivos. Costumbre que perdura hasta ahora.

En países como España la tradición de los aguinaldos va de la mano con los niños, pues son éstos los que visitaban casa por casa cantando villancicos y pidiendo dulces con la frase “Dame mi aguinaldo”. La costumbre se mantiene en algunos pueblos.

Cómo nuestro país pertenece al grupo de los colonizados por los españoles, heredó innegablemente la tradición de pedir los aguinaldos, según algunos historiadores también eran los niños quiénes pedían sus regalos (caramelos y dulces) al visitar las casas, pero luego fueron sustituidos por adultos que llevaban parrandas y cantaban en las casas a cambio de estos obsequios que también pasaron de ser dulces, a comida típica de navidad o bebidas como carato, cervezas, ponches o ron.

La mayoría de las canciones que se cantaban y se cantan, en estas parrandas piden directa o indirectamente los nombrados aguinaldos, en aquel entonces quién recibía la visita musical debía estar preparado para agasajar con comida y bebida a los cantantes.

Algunos estaban en desacuerdo de tanta algarabía y se negaban a recibir “El parrandón” entonces empezaron a surgir canciones que reclamaban el ser recibidos, como es el caso del Tun, tun ¿Quién es? Y “Si acaso algún vecino se quiere molestar, aquí traigo un chaparro para hacerlo callar” como una advertencia de que debían dejarlos llevar el parrandón de casa en casa sin chistar.

Eventualmente la música y la tradición de pedir el “aguinaldo” se mezclaron, aunque fue algo así como dice el dicho “Juntos, pero no revueltos” porque el aguinaldo musical tomó su rumbo y el aguinaldo obsequiado tomo otro.

¿Que les ha parecido? Ahora ya saben de donde nos viene esa costumbre de cantar y de pedir aguinaldos.