Barcos de paso y amores varios...

Mi Málaga debe ser uno de esos lugares en los que dejan los marineros alguna novia, o quizás Málaga sea esa misma novia visto en lo que su puerto ha convertido a la ciudad, trasiego de embarcaciones de lujo, de visitas de enormes trasatlánticos, buques de todo tipo, antaño lugar de pescadores y pequeños barcos aunque históricamente un puerto de altura.

Pero la economía marca un momento histórico donde los recursos de las ciudades deben vencer al corazón y si nuestra moneda es el turismo abramos la ciudad a ese motor económico sin pensar y empeñemos nuestros ahorros, impuestos y recursos en embellecer todo lo que rodea el mercado malagueño, puerto, ciudad, calles, entorno, aeropuerto y brindemos nuestra sonrisa al visitante y creemos ese punto de partida desde donde ganarnos el pan de cada día.