Uh Ah Món! (Primera parte)

Los humanos pancho le pusieron; no le pareció un nombre correcto para un mono, por esa razón, recurrió a las artes oscuras, a la hechicería, a la comprensión del universo y al dominio de la magia. Ni magia blanca, ni magia negra: Magia café como el color de su piel. Recurrió a las místicas enseñanzas de los antepasados para confrontar a los humanos que Pancho le llamaron.

Una vez, mientras comía una de sus raciones diarias de pasta, decidió que sería bueno compartirla con un compañero mono hambriento llamado José, que al igual que él, era un mono inconforme con su nombre y había estudiado también un poco sobre las enseñanzas místicas. José encontró en el reverso de las páginas de algún libro kamasutra los códigos necesarios para subyugar la mente humana, valiéndose de la perversión de ésta para ser utilizada en su contra, y junto a diversos productos cotidianos como el maquillaje y la pasta dental, perfectos utensilios para dibujar, empezó a trazar las líneas necesarias para practicar rituales que le permitiesen dominar la mente humana.

—Uh, ah, pancho, libro — dijo José con mucho ingenio.

En ese momento lo comprendió todo gracias a su amigo. Primero debía escapar de la jaula y reunirse con el gran Uhahmón, maestro mono experto en las artes café quien residía en la parte más alta de aquel magnífico lugar que los humanos llamaban : "El Ávila". Pancho había aprendido que eran especímenes de fácil distracción; por esa razón robó un sombrero a una de las señoritas que caminaban cerca y empezó a juguetear con él. Todos se aglomeraron, empezaron a vitorear mientras algunos trataban de llamarlo con la intención de recuperar el sombrero. En medio del caos, Pancho le entregó el sombrero a José para servir como distracción y como recado de su pronto adiós. De esa forma, Pancho logró escapar de la jaula y su viaje emprendió.