Cualquier pendejada que se te venga a la mente

Eso dijo ella para darme un tema sobre el que pueda escribir, mi indecisión siempre haciendo las cosas difíciles. Pero no entiendo, ella sabe que nunca estoy pensado en una sola cosa a la vez, puedo tener muchas pendejadas, para usar el término que ella usó, en mi mente, y aún así, no saber sobre qué escribir.

Para escribir solo hay que tener inspiración y que salga de lo más recóndito de tu ser, puedes escribir sobre lo más sublime y efímero que puedas encontrar, o sobre los mayores horrores que el ser humano comete contra su propia especie, la muy ingrata humanidad.

Puedes escribir desde ese rayo de sol que te despierta, impidiendo que vuelvas a conciliar el sueño, y la molestia que eso te causa, hasta que te levantas y cualquier cosa hace que cambies de humor en segundos; puedes escribir sobre el frío que hay en tu alma, que se hace hielo por las noches y nunca te abandona, por más calurosos que sean los abrazos que des y recibas; puedes escribir sobre lo prohibido, sobre el dolor.

Escribir sobre banalidades y cosas sin importancia para el resto de la humanidad pero, de lo que tú te das cuenta, como la sonrisa de alguien mirando a otra persona a través de la calle, de la lágrima que alguien intenta ocultar para no romperse en público, o de ver un árbol sin hojas y que eso te provoque llorar, o sonreír.