Concurso de cuentos #fotocuento: Cuando llega. Cuando se va

¡Llegó, llego, llego!, no paraba de saltar, de gritarle: ¡te amo, te amo! Ella amorosa, como siempre, me abrazaba y trataba de calmarme, yo, como siempre, no podía parar en esos momentos.

Desde que escuchaba sus pasos al entrar a la calle, sabía que era ella, eran unos pasos ligeros, suaves, apenas audibles para otros, pero yo los escuchaba y no había equivocación, era ella y no la señora de al lado que taconeaba estruendosamente, parecía que al caminar bailaba sobre tablas, o la de mas allá, que tenía una leve cojera que le daba un inconfundible ritmo en un pie y el otro, o los pasos del hombre mayor que con su bastón marcaba tres tiempos y ni hablar del niño que corriendo iba y venía. Y así cada uno con su andar distintivo.

El paso de Mariela era limpio, acompasado, cadencioso, nítido. Cuando abría la puerta para mí era como si entrara el sol, me desbordaba y ella trataba de calmarme, bueno… eso ya se los conté.

Cuando finalmente me calmaba ella se quitaba los zapatos, se cambiaba la ropa y se ponía a hacer sus cosas, me daba la comida y descansábamos.

Pasado algún tiempo, salíamos a caminar, no voy a describirles como me ponía cuando la veía con la correa en la mano ¡me da vergüenza!, lo cierto es que era uno de los mejores ratos del día. Llegábamos al parque y allí estaban mis amigos. Con ellos corría, jugaba, hablábamos y uno que otro día nos poníamos a fastidiar a la gente y las asustábamos con gruñidos.

Al regresar a la casa todo era calma otra vez, cada uno con sus rutinas: Yo me echaba a descansar y ella a hacer mil cosas, la veía ir y venir; quitar y poner; guardar, recoger, hasta que llegaba el momento de dormir, todo quedaba oscuro y comenzaba mi tiempo de vigilia, atento a los sonidos extraños.

De pronto, llegaba nuevamente el momento en que ella estaba lista para irse y es el momento que no entiendo.

Me paraba en la puerta y la miraba fijamente a los ojos, perplejo. Con mi mirada le preguntaba ¿Por qué me dejas, por qué te vas? y nunca una respuesta…Solo esperar a escuchar nuevamente sus pasos que me dicen que ya llegó.