Siempre que vas al río,
te encuentras con la misma piedra:
dura, áspera y atravesada.
No es la primera vez que te golpeas con ella,
pero la testarudez no te deja esquivarla.
Vuelves a chocarla una y otra vez.
Entonces enmudezco
¿Y si decidiera no hablarle nunca más?
¿Qué ocurriría?
Nada, piedra es piedra
Torpe y fría
Solo está allí para dejarse horadar por el agua y tú no lo eres.
Además pasarán millones de años para que ella se deje marcar surcos,
y no serán por ti, ni gracias a ti.
Nada de lo que hagas puede alterarla
Entonces no gastes tu energía pretendiendo cambiar la piedra
Ni te estanques, ni te ofusques.
Tú sigue siendo tú.
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Y tú, María del Rosario, sigue siendo tú y, sigue enviando poesías tan bonitas y profundas como esta.
Por aquí sigo saltando, esquivando, en fin, aprendiendo y viviendo que es lo mismo. Saludos. ¡Gracias por el mensaje!