La orfandad de la familia venezolana.

En una conversación sostenida con mi hermana @flormarsal, surgió la siguiente reflexión: "Venezuela es una sociedad matriarcal*, por ausencia patriarcal*". Dicha reflexión me obligó a replantearme el rol de la familia venezolana.

Una de las características más llamativa de la familia venezolana es la ausencia. En muchos hogares falta algún miembro esencial para su desarrollo, situación que esconde una realidad lamentable: Muchos hogares venezolanos carecen de adultos responsables capaces de apreciar el amor y el compromiso que se debe tener con una familia.

Se toma con ligereza la formación de los hijos, hay un relajamiento en la construcción de lazos afectivos diáfanos que realmente sostenga la estructura familiar. Muchas veces se trata los asuntos familiares con banalidad, o simplemente no se habla ni se conversa sobre los temas que le compete a la familia.

Sin una sólida comunicación, es lógica la existencia de personas inmaduras e incapaces de establecer relaciones auténticas, conduciendo a los individuos a buscar esa falta de afecto en lo externo.

Podría decirse que en muchas familias sus miembros no se conocen realmente, no han penetrado profundamente sus almas. Ha imperado en su constitución la premura, la irresponsabilidad, el descuido y la falta de una adecuada comunicación.

Así vemos como termina desmembrándose, recurriéndose a terceros para cubrir sus carencias. Los abandonos del hogar o los divorcios, acontecimientos tristes que son un problema social los cuales deben tratarse con la seriedad que merecen, por el contrario son manejados con frivolidad por la sociedad misma.

Por ejemplo, los divorcios a veces se manejan como una celebración (¿?), una vía para denigrar del otro, o para llevar el tema al manido discurso de género. En muchas separaciones, brilla por ausencia la seriedad y la mesura, impera la ofensa junto a la culpabilización del otro.

La familia venezolana, cuando queda incompleta es permeada por absurdos mitos como el tratar de "heroína" a la madre soltera, quien con hercúleos esfuerzos logra conducir a sus hijos por el buen camino. Nuestra situación social, nos muestra una realidad opuesta: Detrás de una madre soltera venezolana hay historias de hogares conflictivos, de abandono y exclusión de toda naturaleza.

Muchas damas no conocen una verdadera felicidad, sino que se topan con un mundo donde abunda el dolor, el desamparo. Con las presiones a las que es sometida en un ambiente hostil como el actual, lejos de considerarsele una "heroína" es en realidad una sobreviviente y una víctima de los manejos irresponsables por parte de una sociedad trastornada.

La sociedad, incapaz de tratar sus problemas con madurez, recurre al mito para eximirse de responsabilidades. Excusas creadas para no enfrentar el asunto objetivamente.

Los mitos deslocalizan la realidad, impidiendo apreciar las verdaderas consecuencias de los acontecimientos; la permanencia de ellos facilita que la corrupción moral imperante, aniquile la unión familiar.

Esa corrupción moral, es fruto de la tolerancia a conductas reprobables nacidas en la familia que han afectado a toda la sociedad. Nos hemos convertido en una sociedad que premia la mediocridad, la vulgaridad y el desenfreno porque la propia familia no es capaz de refrenarlas en su interior.

Hemos delegado a terceros la resolución de nuestros problemas, hemos desaprobado el desarrollar nuestro genio porque la familia es incapaz de solidificar sus valores, de saber como comportarse en los distintas circunstancias de la vida.

Un país es una familia más grande y su comportamiento demuestra la clase de sociedad que tenemos, así como de la madurez de sus integrantes.

Desafortunadamente Venezuela es una familia disfuncional, conflictiva, con profundas contradicciones internas que apoya la sublimación de los instintos, en abierta oposición a una conducta mesurada, decente.

Como nación, somos una familia ausente de identidad propia, de un sentir único e irrepetible e incapaz de respetarse a sí misma. Hemos permitido el ser diluidos por corrientes y mentalidades extrañas a nuestro medio.

La familia venezolana no ha aprendido a estar en paz, sino en permanente conflicto, en una desquiciada competencia contra rivales ilusorios, acostrumbrándose a vivir mal y aceptar lo peor como destino inevitable.

La base de toda sociedad es la familia, ella debe comprometerse a entregar ciudadanos de bien, con valores y principios arraigados para alcanzar un destino glorioso como nación.

Nota: Para lograr una mejor comprensión del presente artículo, he definido los siguientes términos:

a.Patriarcado: corresponde a una forma de organización social primitiva, cuya autoridad es el hombre que lidera a cada familia perteneciente a una comunidad.

b.Matriarcado: se entiende a una organización social, donde la figura maternal es quien ejerce la autoridad.

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