Semana Debut
Para iniciar mis actividades, debía usar uno de los uniformes correspondientes al día , el que utilizaban durante la semana, un vestido rojo, tela de licra, ajustado al cuerpo, escotado , en forma de ´´V´´ en la parte superior, el cual dejaba entrever los senos de todas las féminas que allí laborábamos , la parte inferior llegaba a los muslos y constantemente se subía por la naturaleza de la tela, zapatos de plataforma o tacones, pero siempre altos, el cabellos recogido en su totalidad , y maquillaje exagerado, resaltando los labios en rojo , toda una señora de la noche.
Ya estaba lista para iniciar mis labores, de cierta forma era como si me lanzara al bosque con lobos hambrientos, esos que estaban escondidos entre los zombis.
Yo contaba con 30 años de edad, 1,64 m de estatura, caderas pronunciadas, cintura estrecha, pesaba alrededor de 55 kg . Una chica atractiva.}
Era la sensación del momento (como cada persona que es nueva en un lugar de trabajo).
No faltó quien se abalanzara sobre mi con preguntas de cualquier índole , así como las constantes insinuaciones de propuestas sexuales, y amorosas. Desde ese entonces me fui sumergiendo en ese ambiente , donde cada día parecía ser una fiesta eterna, las noches cargadas de lujurias enjauladas , de codicia , vicios y malas costumbres.
Aquel Casino parecía ser otro mundo , de un lado gente ´´feliz´´ y del otro las lamentaciones , lamentaciones que duraban instantes , reflexionaban acerca del dinero perdido , que estaba destinado a otra cosa, pero el sufrimiento era calmado por alguien que les daba un billete o unas moneadas para seguir el camino engañoso de la ludopatía .
Yo seguía trabajando , tratando inútilmente de ocultarme de las miradas de tantos seres, quienes se hacían ideas equivocas de todas las mujeres que allí trabajamos , parecían olvidar que nosotras teníamos vida al cruzar la alfombra de bienvenida de aquel lugar. Nosotras seguíamos sonriendo como lindas muñecas, ofreciendo un café o un trago, de cierta manera éramos especies de robots, sin poder expresar alguna molestia , siempre alegres, siempre apacibles y comprensivas , con los demonios humanos por dentro , a punto de estallar… al final de cada turno recogíamos nuestra propina y directo a casa, a renovarnos para el siguiente día.