Haciendo que te “oigan” Para provocar cambios
“oigan”
Para provocar cambios
“entro Jesús otra vez en Capernaum… y se oyó que estaba en casa”
(Marcos 2:1)
Cuando Jesús llegó a Capernaum, puso a la ciudad patas arriba.
Dondequiera que entres hoy…
Dondequiera que pertenezcas…
Dondequiera que participes…
Dondequiera que estés…
Tu presencia debe ser sentida.
Si estás en la directiva de ujieres, todos los ujieres deben ser bendecidos porque tú estás en la directiva.
Si estas en el comité del vecindario, cada una de las personas del comité y cada persona que esté en contacto con alguno del comité debe ser bendecido porque tú estás allí.
Si estas en el trabajo, tu jefe, tus compañeros, tus clientes, tus vendedores y abastecedores tus empleados… todos con los que hagas negocio deben ser bendecidos. Tú eres un agente de Dios para hacer una diferencia para bien.
Tu presencia también debe provocar cambios. Dondequiera que Dios está presente, ocurren cambios. Las cosas crecen, las actitudes de las personas cambia, las situaciones dan un viraje.
No hay manera en que tú seas lleno de la presencia de Dios y seas incapaz de alterar tus circunstancias.
Recientemente se me preguntó: “hermano, ¿Qué piensa de la ausencia de esperanza en nuestra nación?” yo respondí: “¿Qué desesperanza?” yo creo que mientras haya un latido en el corazón, uno debe tener esperanza. Mientras se produzca una leve pulsación en el monitor y tu piel esté cálida, ¡uno debe tener esperanza! No importa lo mal que hayas fracasado, o lo que hayas hecho, mientras puedas clamar el nombre de “Jesús” tienes esperanza.
Tu tienes esperanza porque sirves a un Dios y lo que Él hace. Hazlo poniendo tu amor en acción, así como tus palabras de esperanza
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