La lección de guitarra

• Y la escena parecería perturbadora para la mayoría, yo sin embargo, encontré en ella cierto placer.
  Vista desde fuera y de manera súbita resulta extraña, y es que, no es normal que la maestra disponga del cuerpo de su alumna como si de un objeto se tratase, no es normal que la enseñanza se dé de manera tan personal y cercana, no está bien que haya ese tipo de contacto entre una y otra figura, no es permitida la cercanía sexual entre la maestra y la alumna, aun así, nada pudo evitar que la escena se llevara a cabo, nada pudo evitar que el cuerpo de la pequeña hiciera las veces de instrumento, que la suavidad de su piel reemplazara la brusquedad de la cuerdas, que la finura de su cabello reemplazara la fragilidad del clavijero, en definitiva nada pudo evitar que el contacto fuera reciproco; y es que, siempre es el músico el que toca el instrumento y casi nunca el instrumento toca al músico, pero en ese momento fue posible invertir un poco los papeles, se ve como el cuerpo cosificado de la pequeña intenta aferrarse a quien la posee, como intenta tocar a su maestra aunque su intento se vea fallido.
  Podría concluirse afirmando que tal evento es bochornoso, indigno e inmoral, pero, nada puede negar y empañar la majestuosidad de la obra, los colores cálidos, el juego con los elementos, la disposición de los cuerpos, la intencionalidad y la carga erótica hacen de esta pintura un LUGAR al que, una vez visitado es imposible no volver, queremos verla más tiempo y más detenidamente, entender de manera concreta qué es lo que aquí sucede, saber por qué nos atrae tanto e incluso satisfacer el morbo que nos provoca.

OBRA: La lección de guitarra
Autor: Balthus
Año: 1934