Un Madrid para marcar epoca

 El Real Madrid de la BBC se orientaba en función de los espacios, del vértigo, de la velocidad y pegada de sus delanteros. El Madrid de Zidane, que conserva alguna de las virtudes de aquel equipo, se ha aglutinado en torno a la pelota y a la extraordinaria dimensión de sus centrocampistas, cuatro por partido en los últimos tiempos porque Benzema, Bale y Cristiano ya no son intocables 

 El resultado es un equipo dominante e inaccesible, que gobierna los encuentros con autoridad como en los mejores momentos del Barça de Pep, que se defiende con la posesión y que, a diferencia de otros equipos más encorsetados, termina utilizando diversos registros según le convenga, según las circunstancias. Su estupenda versatilidad le ha convertido en un campeón imponente. Puede ganar con un 38% de posesión, como en el Camp Nou en la ida de la Supercopa, y amasando la bola, como en la vuelta. En Riazor arrancó LaLiga con una jugada para recordar. Nadie daba más pases en un gol desde el año 2006. 

 El Madrid se ha hecho fuerte en torno a la vigencia de sus jugadores de la medular,como en otra época abusó de la fantástica contundencia de la delantera, sin tejer apenas el juego. Vivía del gol, no del juego. Ahora es justo al revés y con más jugadores incorporados al oficio de marcar, como Casemiro, Isco o Kroos. El internacional alemán, Modric y el mediocentro hispano-brasileño se disputan ahora el premio de la UEFA al mejor centrocampista del año. La supremacía blanca es inaudita porque la nominación nunca había ocurrido en tal proporción.
 

 Al mismo tiempo es la lógica consecuencia de tanto éxito, una manera de honrar a un equipo que ha ganado tres de las últimas cuatro Champions. La cuarta pata de la mesa donde se sienta a comer Zidane, que fue un magnífico centrocampista, se llama Isco, fundamental en el despunte blanco en el juego del final de la temporada y del inicio de la actual. En Riazor jugaron los cuatro. Como en Cardiff, en la Duodécima, el partido favorito de Zizou, según acaba de confesar. No es casualidad.
 

 La jugada de Riazor tuvo 44 pases en 107 segundos. El Deportivo no olió la pelota. El balón pasó por todos los jugadores del Madrid, ocho veces por las botas de Isco y otras ocho por las de Modric. Kroos también contactó con el balón en seis ocasiones. No se trata de pegar pases. Es el oficio de marear con el balón, algo que santificó Guardiola con el Barça de Xavi, Iniesta, Busquets, Messi y compañía.
 

 El nuevo estilo del Madrid puede separarle aún más del resto de competidores porque ningún equipo del mundo maneja semejante capital humano en la zona donde se ha hecho más fuerte: Kroos, Modric, Casemiro, Isco, Kovacic, Ceballos, Asensio, Llorente. El panorama es esperanzador para Zidane, consecuente con esta abundancia, pero con la sabiduría suficiente para no ser un talibán. Su Madrid no se abandonará a un sólo registro.
 

 Será difícil ver otra vez al Madrid con tres delanteros y frecuente observar cuatro centrocampistas. Pero quizá vuelva también un día la BBC. La riqueza madridista en manos de Zizou es extraordinaria. En pleno ciclo de éxitos, ha añadido la belleza a la costumbre de ganar. De cine.