Spanishchallenge 16 entrada #1 - 30 minutos de amor

30 minutos de amor.
Todo era ira y tristeza en la vida de Ana, después de 5 años de casada, lo único que le quedaban eran moretones marcados por todo su cuerpo a causa de los maltratos que le proporciono su esposo durante muchos años. Ella se casó muy joven, a la edad de 17 años, esperanzada por tener una mejor vida y con sueños de vivir con aquel novio amoroso que algún día tuvo. Pero para su mala suerte esos sueños que algún día pudo tener, se transformaron en pesadillas, Mauricio su esposo a solo 6 meses de haberse casado se volvió un alcohólico regular, problemas en el trabajo lo volvieron propenso a caer en ese vil vicio, que consume física y mentalmente a las personas. Ana a pesar de las cosas malas que vivía todos los días siempre trato de recuperar a aquel Mauricio que la enamoro, y para nunca rendirse se motivaba observando la foto de su luna de miel, una en la cual los dos se encontraban delante de la luz del atardecer, y sus cuerpos hacían una sombra perfecta delante de la cámara. Le encantaba porque Mauricio le dedico una frase que escribió al reverso de la imagen, que decía: "En las buenas y las malas yo seré tu sombra y tu serás la mía".

Ana conoció a Mauricio en la preparatoria, él ya cursaba el 10° año, ella era una niña que cursaba el 8° año en la preparatoria. Desde muy niña siempre fue físicamente sobresaliente, con respecto a las otras niñas de su edad, tenía piel blanca, un pelo largo castaño y caderas anchas, por lo cual siempre atrajo jóvenes mayores que ella. Muchos fueron sus pretendientes, pero de ninguno hizo caso, hasta que se le acerco Mauricio. En aquel entonces el joven Mauricio, tenía un cuerpo envidiable de hombro ancho, alto y esbelto, altamente marcado por un ejercicio constante, además de un bello rostro. Ante tanta belleza visual Ana sucumbió, y sin dudarlo acepto la invitación de Mauricio a salir. Desde ese momento comenzó su relación.
Sin duda esos son los años felices que ella siempre recordaba al ver a Mauricio tirado en medio de la sala, con un olor asqueroso a alcohol, con una calvicie pronunciada y un estómago que rompía cualquier botón de camisa o pantalón que intentaba colocarse, ya nada quedaba de aquel joven Mauricio. Ella solo lloraba y veía la foto, recordaba aquella frase, pero cada vez sentía mas fuertes los dolores en su cuerpo, y al alzar su mirada se dio cuenta de todo el destrozó que causaba su esposo durante sus arranques de furia y aun así no se rendía. En su mente solo pasaba la idea de querer irse de ese lugar de abandonar todo lo malo que ha vivido.
Todos los días al atardecer le gustaba sentarse en el patio de su casa, para admirar el sol y poder vivir de nuevo su foto, ella percibía como durante esa media hora que duraba el ocaso volvía a ser amada, que su moretones se borraban, que sus lágrimas se secaban y que su sombra le ayudaba a sobrellevar sus malos días. Era sin duda alguna, su momento de felicidad.
Hasta que llegaba la noche y escuchaba que se abría la puerta, empezaban de nuevos los gritos, los golpes, las peleas y Ana terminaba siempre en la misma posición, escondida en un rincón de su casa en posición fetal llorando y recordando su tan preciada foto. Pero ya su cuerpo y mente estaban cansado de lo mismo, pasaba 23 horas al día siendo infeliz y solo 30 minutos de su tiempo apreciándose, volviéndose amar, sola tomo por fin el valor de pararse dejar aquella foto que sentía que la ataba a un ser inhumano y vil que solo la maltrato. Se acercó a él que yacía de nuevo tirado en el suelo por otra más de sus interminables borrachera, y dejo su foto en su pecho y abandonó esa cárcel que ella llamo "hogar" alguna vez, y salió de allí en busca de un nuevo atardecer, uno que durara toda su vida y que le haga sentir feliz mas que simples 30 minutos al día.
Fin