SpanishChallenge #6: Entrada 1: Vida Nocturna

Cuenta la leyenda que hace muchos años, en la tierra habitaban unos seres vivientes, una especie de ninfas, con la habilidad de sacar alas de sus espaldas y guardarlas en ellas hasta desaparecer. Una especie, que hacía su ciclo de vida similar al de la luna, nacen al mismo tiempo con la luna, crecen con la luna, pero de igual forma desaparecen con ella. Sin embargo, cuando realizaban buenas acciones para los de su especie, podían reencarnar en la siguiente luna sin perder los recuerdos de la luna anterior. En la semana de luna llena, vivían como cualquier ser humano, física y mentalmente, sin perder la habilidad de sacar sus alas y volar por el infinito. Con reglas estrictas de no tener contacto ni dejarse ver de ningún ser humano. 

Andrew, era un joven valiente, como hijo de uno de los líderes de la aldea, gozaba de muchos privilegios, uno de los que más disfrutaba era salir de casería en las noches aprovechando la luz de la luna. Era un soñador con un ingenio sin límite, era el creador de muchas herramientas que facilitaban la vida a los aldeanos.

Una noche de luna llena, como era su costumbre, salió a hacer una de las cosas que más le gustaba, salió de cacería. Mientras caminada por el bosque, de repente escuchó un ruido extraño, algo se estremeció entre los árboles y se quejó, luego, todo quedó en calma; Andrew, guardó silencio y estuvo atento a cualquier movimiento, al no escuchar nada, decidió caminar con sigilo y subirse al árbol del que creyó escuchar el ruido, su instinto de cazador no lo engañó, pero se quedó perplejo con lo que se encontró en el árbol; Artemis, una ninfa de las vivían el ciclo de la luna, enredó sus alas en las ramas de un árbol y no podía esconderlas en su espalda. Al ver a Andrew tan cerca se alteró y lucho entre las ramas hasta quedar inconsciente del cansancio, pero Andrew la liberó y la bajó del árbol con mucho cuidado, al llegar al suelo se recostó a descansar y también se quedó dormido.

Andrew, al despertar estaba junto a un arbusto de flores muy hermosas, no tardó mucho en sacar la conclusión de que ese arbusto era Artemis, ya que eran unas flores desconocidas en la región. En todo el día no se movió de ese lugar, esperando perplejo que podía pasar en la noche, ya que lo tenía intrigado el saber que con la luz de la luna podría ver de nuevo a la joven.

Andrew, no se equivocó, al salir la luna el arbusto empezó a tomar la forma de una hermosa joven, la más hermosa que Andrew había visto en la región. Artemis, lo primero que vio al despertar fue el rostro perplejo de Andrew, ella también quedó impactada con el joven, pues era el primer ser humano que veía tan cerca. De inmediato hubo una empatía entre ellos he iniciaron bella pero prohibida amistad. Artemis, le contó quienes eran los de su especie, como era su ciclo de vida y del error que cometía al contarle todos sus secretos. Andrew, por su parte se sintió inferior a ella por el hecho de no poder volar.

A la mañana siguiente, Andrew preocupado por no poder volar, decidió que él también lo tenía que hacer. Estando sentando en la entrada de la casa, vio como salía el vapor por el un costado de la herrería, ese vapor se iba al cielo y se le ocurrió una rara idea. “si encierro el vapor en una bolsa seguro debe subir, y si le amarro una canasta yo podría ir en ella”. Guiado por su terquedad e ingenio, puso en marcha su plan, que como de costumbre salió exitoso, al caer la tarde hizo la primera prueba y pudo ver como se veía la aldea desde lo alto.

No demoró en salir la luna y Andrew ya estaba en el lugar donde se iba ver con Artemis, luego de una larga charla surgió lo inesperado: un beso selló aquel lazo mágico que los unió desde el primer día. Aunque era el tercer día desde que se conocieron, para Artemis ya había transcurrido la mitad de su vida, y eso los llenaba de nostalgia, sin embargo, la esperanza de que Artemis podría recordar la luna anterior, los llenaba de ánimo y volvían a disfrutar de la compañía que hacían ambos.

Andrew, le mostró aquel invento para volar, y sin pensarlo dos veces subieron al cielo, Andrew en su globo y Artemis con sus esplendorosas alas, así trascurrieron las noches siguientes hasta que la luna llego a su ciclo final. Luego vino una nueva luna llena y Andrew salió por el cielo hasta encontrarse con Artemis, fue un ritual que se hacía luna tras luna.

Uno de esos encuentros, al final de un ciclo de la luna llena, fue presenciado por una de las líderes de Artemis, quien no dudó en llevarla al consejo con las otras líderes, las cuales, a causa de la desobediencia de Artemis en relacionarse con los humanos, tomaron la decisión de quitarle los recuerdos al final de cada luna. Artemis desconsolada intentó escapar para advertirle a Andrew lo sucedido, pero no lo logró.

Desde esa noche, Andrew sale en su globo todas las lunas llenas, en busca de su amada, al punto de liberar varios globos al tiempo vigilados por él, para saber si Artemis se acerca a uno de ellos en algún momento.

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