Spanishchallenge 13 Entrada #1

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Nunca pensé que vería algo parecido, la casa de mi abuela es realmente un desastre pero no puedes pedir realmente mucho de una señora mayor que apenas recuerda el cúmulo de artefactos y baratijas que ha acumulado a lo largo de su vida. Me encontraba hurgando las cosas viejas, era como un viaje en el tiempo para mí. Descubrir objetos que si hablaran, contarían una historia mucho más larga e interesante que la mía propia.

Creo que me adentré tanto en esa suerte de almacén improvisado dentro de la casa que empecé a toparme con esos adornos que ya no usan bien sea porque ya no gustan, o la flojera de buscarlos es mayor al deseo de verlos adornando la casa, o incluso porque se consideran perdidos o que se los tragó un agujero negro instantáneo. Lo cierto es que vi algo que no reconocía del todo y mi sorpresa (y la razón por la que escribo esta historia) se debe a lo que sucedió cuando lo levanté: brilló.

Un artefacto que brilló por su cuenta al tomarlo con mi mano, con un brillo que bañó mi rostro y las pequeñas virutas de polvo al rededor como congelándolas en el espacio y convirtiéndolas en pequeñas estrellas que me rodeaban. Quedé contemplando su luz como preguntándole qué secretos ocultaba y qué clase de conexión mística tenía con mi mano. ¿Me había estado esperando? Cómo sabría que vendría justo hoy al este almacén y tomaría del suelo justo esto? ¿Cuánto tiempo llevaba esperándome para poder brillar una vez más? ¿Esperaría una mano cualquiera o era la mía en especial? No, tenía que ser la mía en especial, lo sabía, su brillo me lo decía. Era como si hablara conmigo en morse, sólo que yo no sabía morse ni estaba realmente entendiendo el mensaje. Todo era más preguntas que respuestas. Por cada estrella hecha de polvo que flotaba junto a mí, nacía una duda distinta. Debí haber formulado preguntas durante horas y aún estaba esperando las respuestas, sabía que su brillo me las estaba dando pero yo no las estaba captando de manera correcta.

Fue ahí cuando me dí cuenta que no podía moverme, mi cuerpo se había acostumbrado a la pose del observador. Embelesado con el objeto había olvidado cómo mover mis músculos. Traté poco a poco de recuperar la movilidad, pero era tan difícil con ese brillo en frente de mí. Finalmente me moví y recordé lo que era ser una corporeidad, recordé mi ser físico y mi existencia terrenal en casa de mi abuela. Tuve el impulso de cerrar mis ojos con fuerza y agitar mi cabeza fuertemente, pero en cuanto lo hice supe que se había terminado. El objeto se había ido. En su lugar reposaba un nudo de luces de navidad, tenía sentido ya que estaba junto a las antiguas decoraciones navideñas de la casa, pero no tenía idea de cómo es que unas luces que debían tener ya muchos años aún servían, y más aún ¿cuándo las conecté? no tenía sentido. Las desconecté, las guardé y salí del almacén.

Aún a veces vuelvo al almacén, pero no a buscar ese objeto brillante. Sé que ya no está allí. Voy para seguir fascinándome con esos artículos viejos que me hacen viajar en el tiempo una y otra vez.