La historia de Asiel

El apego no es algo que se aprende, sino que es efecto de una necesidad primaria. La necesidad de afecto es algo innato, que no precisa aprendizaje. Fuente

-Mi primer beso, mi primer sentimiento, mi primer amor, eso es Elisa para mí. Sé que es difícil que en estos tiempos donde existe tanta maldad y tanta crueldad pueda haber un amor como el nuestro. Cada día me levanto y mi primer pensamiento aún después de tanto tiempo, sigue siendo ella. Al acostarme, sé que me dirán que soy un tonto, pero también ella es mi último pensamiento. Hoy se cumplen cinco años juntos y así seguirá por siempre, y sigo tan enamorado como el primer día. No sé como halagarla, le he dado tantos regalos que ya me cuesta sorprenderla. No me juzguen, aun sigo siendo original, pero cuesta un poco. Comienzo con mi vestuario, ya lo sé, soy hombre y no debo preocuparme. Pero Elisa se fija mucho en esos detalles, me vestiré para ella. Azul, elegí el azul para mi camisa, es el color de sus ojos y quiero que se resalten al verme. Un jean, porque quiero estar ligero. El camino para ver a Elisa a veces se complica por la lluvia y hoy esta el clima sombrío.
Mis zapatos marrones y lo combino con el sombrero que me regaló. Creo que la volveré a enamorar! Bueno, comienza la aventura de un año más!- Piensa en voz alta Asiel.

Ya pasadas las 2 de la tarde, El jóven enamorado sube a su vehículo y emprende un viaje hacia el reencuentro con su amada.

Largo se hace el recorrido. Antes de llegar al punto de encuentro, se detiene en una floristería y pide que le preparen un enorme ramo para su amor.

-¡Vaya, usted si que está enamorado! Dichosa la jóven que lo va a recibir-Comenta la señora que lo atiende en el famoso local.

-¿Alguna sugerencia en cuánto a las flores, jóven?-Pregunta en un tono algo insistente, la señora.

Asiel se torna pensativo, se pasea por toda la tienda y entre lirios, azucenas, rosas, jazmines y orquídeas, toma una decisión.

-Todas, por favor haga un ramo con cada una de las distintas flores. Sorpréndame con ese arreglo, como si se lo fuera a entregar a alguien que tiene mucho tiempo sin ver-Respondió algo emocionado el jóven.

Mientras Asiel observa como la señora delicadamente arma su obra floral, una lágrima recorre su rostro. Hay una mezcla entre alegría y tristeza en su semblante. De repente miró a través de las ventanas y comenzaba a caer la lluvia.

La señora estaba tardando más de lo normal y Asiel le pide que se apresure con mucho afán, justo en el momento en que se le ha entregado un majestuoso ramo de flores muy bien elaborado.

Cuidadosamente lo sube al asiento trasero de su automóvil y continúa su camino.

A pocos kilómetros, con la lluvia levemente cayendo, con una mezcla de tristeza y alegría Asiel estacionó su vehículo hacia un lado de la calle. Si un paraguas, abrió la puerta trasera y sacó el bello ramo de flores que con mucho amor le había comprado a Elisa, esperando sorprenderla en esta fecha tan especial.

Caminó entre los charcos de lodo que se formaban por las gotas de lluvia y la arena que cubría el piso.

No había mucha gente en el lugar, así que la cita de este día será algo intima para Asiel.

-Aquí estoy mi amor, como cada año- Comenta Asiel mientras hace entrega de las flores.

Con lágrimas en los ojos, el jovén se inclina y arregla junto a la foto de Elisa que yace encima de la lápida de mármol en el cementerio de la ciudad. Cinco años habían pasado de aquel trágico accidente donde la amada jóven habría perdido su vida.

Todos los días Asiel iba a visitarla. No podía estar ni un día sin hablar con ella. Sus amigos se habían alejado y pensaban que había perdido la razón porque el decía que la veía y le hablaba. En su corazón Elisa permanecía tan viva como aquel día en que se conocieron y ese era su lugar para estar juntos sin que nadie los perturbara.

La presencia de Elisa se hizo notar a los ojos de Asiel. Estaba algo borrosa esta vez, pero seguía siendo su único amor. Le invitó a caminar y se acercaron hasta el mirador donde una hermosa vista parecía que dejaba tocar las nubes. En ese momento, la voz de Elisa se hizo notar y dulcemente le comentó a Asiel:

-Ha llegado el momento mi amor, debes dejarme ir y continuar.

Asiel mostró una cara de asombro. No podía creer que su amor le pidiera que la dejara cuando para él solo existía ella. Cada día despertaba por la inspiración y motivación de verla y escucharla.

Elisa le sonrió y le aseguró que siempre estará con él pero de otra manera y le pidió que continuará, su vida no había terminado y ella debería partir hacia la luz.

Estiró su mano y tomó la de Asiel mientras se desvanecía entre la hermosa vista y se elevaba hacia el cielo. Aunque Asiel no quería dejarla ir, soltó su mano y se quedó muy quieto viéndola partir.

En su profundo amor, siente un alivio que sus lágrimas no lo demuestran. Su cuerpo somatiza el vacío que había dejado aquel accidente que ocurrió hace cinco años, donde la negación por aceptar la perdida de un gran amor, lo habían llevado a sentir un apego por un sentimiento que ya no podía seguir albergando más allá de los recuerdos. Fueron cinco años de luto interno, viviendo de una fantasía a causa del dolor.

Esta fue la historia de un jóven que decidió involuntariamente apegarse al amor de una ilustración de su mente.

No debemos apegarnos ni a lo físico ni a lo material. Nuestras vidas no pueden depender de algo o de alguien. Somos seres individuales y nos hacemos daños con depender emocionalmente de algo.

Espero que esta historia les haya conmovido y quizás sirva de reflexión para dejar alguna moraleja.

Un abrazo grande.

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