Amigos se hicieron,
por las tardes se hablaban.
Algo distinto floreció
entre aquel par de recién conocidos
pero ninguno lo asimiló,
ni siquiera lo pensó.

Hasta que lo inevitable se hizo visto.
Las conversaciones fueron distintas
las tardes en el mirador
y las manos agarradas
insinuaban otras cosas.

Somos adultos, todos sabemos qué pasó,
pero me encanta decirlo,
se hicieron novios
a escalas relativas un tiempo duró
pero no más que el recorrer del sol,
este salió y con su calidez nos cubrió.

El tiempo pasó
y así con él,
mis tiempos verbales también
la historia pudo ser en tercera persona
pero a veces la experimentaba en primera
unas veces la historia era nuestra
otras veces la sentía solo de ella.

Alcanzó puntos máximos a la mitad de la jornada
en donde la complicidad y la confianza
eran las principales protagonistas
de esta historia con tinta que no se borraría.

Sus familias conocieron cada uno por separado
pero no aún entre ellas, cosa que nunca sucedió.
Es bonito el punto en el que la calidez del día desciende,
ambos se prestan abrigo y los incondicionales abrazos.

A esas horas, aunque se siente el final, todo es dulce,
es la hora de la merienda.
Entre helados, licores y galletas
se forman nuevas complicidades
que levantan la calidez del día, de sus vidas.

Lástima que son solo los espamos de un cadáver
eso dice el cinismo interno de cada uno.
En la puesta de sol surge el último beso
ambos sabemos lo que la noche nos depara,
la pasión se agota, se acaba.

Solo nos queda, entre lágrimas,
hacer indeleble
la tinta con la que escribimos esta etapa,
esta historia que marca,
o al menos así en mí lo hizo.

Los rayos de sol ya se diluyen,
el crepúsculo que antes fotografiaba
se convierte en el vil enemigo,
el tiempo pasa, el tiempo mata.

Llegó la noche
y aquella tarde que nos conocimos
se hizo más presente que nunca
nada volverá a ser como antes
y así fue, nada volvió a ser.

Para la mañana ella no estaba,
el calor con ella se extinguió
y el recuerdo fue lo único que quedó:
Uno de los mejores días
de mi recién corta vida.

El sol sale y luego se oculta
luego no es el mismo el que regresa.
A ciclos estamos atados
y no hay nada que podamos hacer,
solo aceptarlo y apreciar lo cálido
de algún particular diario.