SpanishChallenge #17 [Relato] (La última gota)

La última gota

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El mundo ya no es mundo, son pocas las especies que quedan y la sociedad se dividió en dos polos opuestos. El cielo es gris todo el tiempo, las compañías explotan a máxima potencia los recursos sobrantes para poder realizar el último lanzamiento, prometen que todos cabremos en esas gigantes naves, ya llevan ocho construidas y estoy contando esto a orillas de las alas de la novena. Eso que dicen, no lo creo, desde aquí abajo solo me queda vivir en dicha estos últimos días de oxígeno gris y tratar de reconciliarme con el amor... pero esa es otra historia.

Los ricos viven arriba, en colinas artificiales que solo se accede a través de sus pequeñas naves, allá el humo industrial poco llega. Estos ricos, ingenieros prestigiosos, científicos que nos lanzarán al vacío del espacio, aquellos biólogos y lingüistas que establecerán las relaciones con las otras vidas, son los que más merecen vivir, eso dicen, quizás es cierto. Abajo, lo que antes era la tierra, la superficie, está en su mayor parte ocupada por las grandes industrias, ya ni hay árboles e incluso se apagaron a todos los "animales" por el espacio y combustible que ocupaban. Día y noche trabajamos a toda máquina porque es mucho lo que tenemos que hacer. Ensamblar las naves, recolectar todos los recursos necesarios para fundar la vida en el nuevo planeta, cada familia debía salvar un legado cultural único, la burocracia aquí abajo era increíble, todos sabíamos que no todos nos iríamos de este planeta pero, ¿quién se salvaría? No lo sabemos.

Los días pasaron, las esperanzas poco a poco se van disipando cuando de tu humanidad se te es despojado y solo eres una máquina más de un sistema

Aquel día fue distinto, las nubes se tornaron grises, todo fue más gris. Antes entre las partículas de carbono en el aire igual pasaba algo de luz solar que hacía al ambiente un gris claro. Ese día todo se torno oscuro, detrás del polvillo en el aire de carbono, ya no pasaba la luz, las nubes cargadas de algún agua opacaron el sol en todo el mundo. Sabíamos por los avances científicos de días previos que el fin se acercaba, ese día el fin llegó. Busqué a Ernesto por todos lados para ver si lográbamos entrar en la nave que se estaba ensamblando ahí. Yo sabía que Ernesto estaba ya desganado con la vida y sus esperanzas eran nulas, necesitaría de mi ayuda, o eso pensé. No encontré a Ernesto. La nave empezaba a despegar y el pánico se acrecentó. Las naves de arriba también empezaron a despegar y millones de obreros, burócratas, efectivos de seguridad, logística y demás se quedaban en la superficie contaminada a esperas del mayor genocidio experimentado, hecho esta vez por la humanidad completa para sí misma por los años de numerosas contaminaciones que hicieron al planeta no habitable. Las naves tenían programado hacer varios viajes ida y vuelta pero para los tiempos inter-galácticos, cuando volviesen quizás no quedaría nada de vida, igual algunos contaban con esa esperanza.

Las nubes empezaron a tronar como nunca antes y el líquido sagrado empezó a caer, en un principio era agua, llevábamos años sin experimentar este sabor único que calma la sed. Después de unos minutos, cayó la última gota de agua, seguidamente el calor se apoderó de nosotros y penetró nuestras pieles corroyendo cada parte orgánica e incluso metálica que se encontrase a su paso, la lluvia química, el genocidio por la naturaleza había empezado.

Este es el retrato de la última gota de agua que la humanidad vio antes de dejar de ser humanidad en este planeta, antes de que mi gente y yo nos quedáramos atascados aquí en la tierra viendo la última nave partir, en ese momento, la última lluvia, la corrosiva, cayó.