MELANCOLÍA

Todo me recuerda a ti, la lluvia, la playa, el río.
Eras tan imponente como un huracán, pero tan calmante como dormir escuchando una fuente.

Te conocí por equivocación en aquel café concurrido de la ciudad, ambos atareados por la hora del almuerzo sin querer derramé el mocaccino en tu falda plisada, después de aquel disgusto coincidimos cada vez más en ese lugar, bueno, tu pensabas que era una casualidad, pero yo te esperaba a las 12 cruzar la puerta.

Al conocernos cada vez más, casi no prestaba atención a lo que tus palabras decían, porque me quedaba con cara de tonto pensando en qué linda era su sonrisa. Tu pareja era alguien disfuncional, yo también tenía a mi lado a alguien así, muchas veces te vi derramar lágrimas y quise hacer todo lo posible para aliviar tu dolor y ahogar tus demonios.
Mi novia para ese momento se había vuelto alguien tan frío como un pilar de hielo, no había nada que hiciera derretir su corazón, supe que lo mejor era huir de aquella tormenta.
Cuando ambos terminamos nuestras relaciones tóxicas, fuimos a hundirnos en ese amargo vino tinto, todo se venía abajo pero nos dábamos fuerza.

En ti encontré la calma, como una playa solitaria y paradisiaca, eso fuiste.