SpanishChallenge #19 [Relato] "Cassandra, profeta de la condenación"

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Todo comenzó una mañana ordinaria, no había nada que la distinguiese de las demás. El sol estaba en su ascenso por los cielos, la alarma sonó exactamente a las 5:30 de la mañana y la mujer de cabello castaño se levantó con desgano. Después de una ducha se vistió con su característica falda que llegaba a sus rodillas, esta vez de color rojo y una blusa blanca cuyas mangas subió hasta sus codos. Su cabello lo dejó suelto y el maquillaje natural. Pan tostado fue su desayuno antes de salir al trabajo. Cassandra no era una persona de belleza descomunal u obvia a la vista pero su presencia era imposible de ignorar, al verla en la calle se notaba que era una persona importante. Su caminar era seguro y su vista no se despegaba de su celular. A simple vista era de aquellas que creen que su tiempo era oro y no se molestaban en disfrutar de los simples placeres de la vida.

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No sabe cómo ni cuándo pero cuando se dio cuenta Cassandra se encontraba atrapada en una rutina que detestaba pero no podía abandonar. La típica historia de la joven ingenua con sueños inalcanzables y que abandonó por sentido común. Inmersa en el trabajo se olvidó a si misma y aquellos que la rodeaban. No fue hasta que cumplió 30 y se vio en una fiesta llena de conocidos y desconocidos por igual que la soledad tocó a su puerta y se aferró a su corazón. Ejemplo perfecto de que mientras más personas te rodean, más solo te sientes. El cinismo y el desdén se convirtieron en sus mejores amigos y la armadura protegiendo su corazón. Lo más triste de su realidad es que no hubo un evento en su vida que la haya marcado y traído consigo tan drástico cambio. No tenía a nada ni nadie quien culpar más que a ella misma.

Días en el campo explorando, maravillas diarias, sonrisas genuinas y un hogar fueron cambiados por la ciudad, dinero, ceño fruncido y un apartamento ártico. Cass, como le llamaban sus amigos, entró a una guerra donde no conocía todas las variables y salió victoriosa Cassandra, quien al reclamar su trono se olvidó de donde provenía.

Después de un día de trabajo duro, torturando a su ayudante con diligencias frívolas e innecesarias y disfrutando del miedo que le tienen sus empleados se dispuso a regresar a su casa. Un apartamento oscuro y frío la recibió junto con su amiga la soledad. Cassandra, acostumbrada al silencio no se inmutó y se fue a la cama. Cuando se despertó no estaba en su cama sino en un campo de flores. No tenía su pijama sino la ropa que solía usar Cass, una camiseta y pantalones que han visto mejores días. '¿Qué está pasando?' se preguntó. Se puso de pie y comenzó a explorar, de repente un viento fuerte revolvió su cabello y las flores desaparecieron, el aire fresco se mantuvo y una oleada de pájaros volaron por encima de su cabeza. Involuntariamente una sonrisa curvó sus labios y se dispuso a admirar a las distintas criaturas, pues no todos eran iguales. Un pitido comenzó a sonar en sus oídos hasta que no pudo ignorarlo. Llevó sus manos a la cabeza y los pájaros comenzaron a volar en círculos a su alrededor, cada vez más cerca a ella. Cerró los ojos y una multitud de imágenes pasaron por su mente. Todas eran de un futuro desconsolador y terminaban en su funeral. El cual no ocurrió porque no había quien se encargara de ello, su cuerpo enterrado en una tumba sin nombre en un cementerio desconocido.

Con un grito ahogado se despertó de su sueño. Cassandra estaba sudando y su corazón latía rápidamente, abrió y cerró sus ojos un par de veces mientras respiraba profundo tratando de calmarse. 'Fue sólo una pesadilla' repetía en su mente, pero fue tan real que no lograba creerlo. Horas más tarde logró conciliar el sueño y esta vez no soñó nada. En la mitología griega, Cassandra hizo un pacto con Apolo donde él le daría el don de la profecía, una vez que lo recibe no cumple su parte del trato y Apolo la maldice. Mantendría su don pero nadie le creería, Cassandra predijo el engaño del caballo de Troya y su propia desdicha más no pudo hacer nada para cambiar lo que iba a suceder.

Al día siguiente en vez de tomar en cuenta el sueño que tuvo, lo dejó en un rincón profundo de su mente para no volver a pensar en él. Cassandra no interpretó su pesadilla de forma correcta y se convirtió en su realidad, de la cual no podía escapar ni en sus sueños.