SpanishChallenge #17 [Relato]

¿Qué serán? ¿Tus lágrimas? Observo las gotas caer, salpicando sus adyacencias al llegar al suelo. Noto tus delicados anhelos rotos, desbordarse por tus mejillas. Eres incapaz de contener la tristeza. Lo lamento, pero ¿cómo puedo disculparme por algo que no siento? ¿Cómo puedo avergonzarme del camino que he decidido tomar?

Palpo la lluvia pensando en ti. Cada gota me recuerda a la tarde cuando rompí tu corazón con esas crueles palabras. Justo cuando lancé ese balde de agua fría sobre ti. Compartimos años de vida juntos y ahora los dejaba atrás. Apartaba de mi vista nuestro futuro; aunque para ser franca desde hace tiempo no podía ver más allá que nuestro ahora. Podía divisar claramente —y aún lo hago— tu futuro, sin mis distracciones, además del mío sin las tuyas.

Fuente

Las nubes oscurecen el panorama, sus tonos grises advierten la magnitud de la tormenta que se desatará dentro de poco. Paulatinamente, la lluvia se precipita sobre la ciudad. Amanda extiende su mano a través de la ventana de su habitación, para sentir las gotas violentas estrellarse contra su suave piel. Mientras lo hace, se pregunta sobre su amor perdido, lo recuerda, lo ama en silencio. Desde que sus caminos se separaron son personas distintas, con vidas diferentes: nuevos amores, desafíos y metas. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, Amanda sigue siendo esa chiquilla que ansía largas charlas absurdas con él. Ese hombre que creció con ella, que la amó por tantos años, que le permitía ver el lado más radiante de las situaciones más oscuras. No ese hombre que la abandonaba seguido, porque en su soberbia ya lo había visto todo; no el que se cansaba de su "verborrea" y prefería ignorarla cambiando el tema, SU tema. No aquel que bajo la bandera del humor se las ingeniaba para hundirla, desvalorizarla. Quizás no lo hacía intencionalmente, solo que no le parecían tan importantes los temas que le apasionaban a Amanda o sus problemas.

Después de tantos pensamientos nublando su cabeza, ella repensó sus decisiones y llegó a la conclusión de que el camino elegido era el correcto. Reiteraba su decisión, aunque su ansiedad le hiciera dudar. Entre tanto, la lluvia disminuía su fuerza; ahora solo quedaba una tenue llovizna, apenas un recuerdo de lo que minutos atrás había sido un diluvio. Su sentimiento de culpa siguió el mismo curso. Pronto el agua paró, el dulce olor del suelo y de la vegetación mojada se instalaba en su nariz. Ella lo inhalaba como droga, la droga del recuerdo.