Cuentos para asustarte: Concurso de relatos inspirados en mitos y leyendas latinomericanas – La sayona

- Disculpe señor, realmente no me puedo montar en su vehículo, así que me retiro (se despidió la chica con una sonrisa en los labios).

     Gerardo vió como la muchacha se sentó con otro señor más joven que él, de aproximadamente 35 años, el hombre se la devoraba con los ojos. Gerardo pensaba, que bonita la muchacha y que lastima que este en el oficio más viejo del mundo, se parecía mucho a sus hijas y dio Gracias a Dios de que ha podido mantenerlas para que no tuvieran que emprender ese oficio. Gerardo termino su comida, fue al baño y procedió a retirarse.

     Se fue a su gandola, le rezo un padre nuestro a Dios tomando su cruz, que siempre tenía guindada en el espejo retrovisor, al terminar la oración vio como la muchacha se subía al carro del otro chofer. Los dejo retirarse y después arranco su gandola, al poco rato de estar en carretera puso música, una copla llanera que narraba la historia de la Sayona, le gustaba escuchar la música y no le prestaba atención a la letra. En eso vio como el carro estaba estacionado en la orilla de la carretera, en pleno matorral y a lo lejos vio la figura de la muchacha con el chófer caminando hacia unos arbustos, le llamo la atención que la muchacha le saludo con la mano desde lejos (¿Cómo me puede ver? pensó Gerardo). El le pito con la bocina de la gandola en señal de respuesta y siguió su camino.

     Luego, a pocos metros escucho un aullido horroroso, se le pararon los pelos de punta, freno su gandola, apago la radio y escucho. Pero solo había silencio. ¿Sera la música?, pensó Gerardo, estaba escuchando una música llanera y probablemente había sido eso, siguió su camino aunque el susto no se le quito y lo mantuvo despierto por muchas horas hasta llegar a la ciudad de su destino.

     Lo que no sabe Gerardo es que ese señor no llego, que al día siguiente en ese monte lo encontraron muerto, al parecer de un infarto cuando se paro en la carretera a orinar, nadie del restaurante recuerda haberlo visto acompañado, siempre estuvo solo. Gerardo no sabrá nunca que la lo perdono porque él si era un hombre fiel y cargaba una cruz símbolo de protección. Para Gerardo esa muchacha era una pobre mujer que para vivir debía recorrer a ese oficio.

     Esta historia fue inspirada en la leyenda latinoamericana denominada La Sayona, mujer celosa llamada que mato a su esposo y a la madre de su esposo porque pensó que eran amantes. Cuando mataba a la madre de su esposo, la señora la maldijo y desde allí caza a los hombres mujeriegos para asesinarlos.