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Viene de la Parte I

¿Filosofía misteriosa? ¿O no tanto?

Ya vieron que, más allá del montón de nombres en chino tan difíciles de memorizar, esta filosofía es una forma de vida: si uno la practica, cambia por completo la forma en que entendemos las cosas.

Y eso sí, esta filosofía no se pelea con ninguna otra forma de vida. Se puede entender que hay un equilibrio natural y seguir creyendo o haciendo otras cosas… Salvo que estas otras cosas dañen a la naturaleza (es decir, al “universo”, a nosotros mismos, o a los demás… Sin embargo, otras filosofías también asumen eso). 

En realidad no hay misterio en el taoísmo. Lo que pasa es que no basta con leer sobre él o memorizar la cantidad enorme de libros que se han escrito sobre él. Más bien, la mejor forma de entenderlo es asimilarlo. Es decir, no usar los ojos, sino las manos… Hacer cosas en el mundo con esa idea en la cabeza. Más o menos para eso están el Tai Chi Chuan y el Chi Kung: son formas de interpretar el equilibrio natural en uno mismo. No sé si conoces nombres de movimientos de ese arte marcial, pero muchos se llaman como animales (mono, caballo, garza, serpiente, entre otros), ya que, adoptando su forma de moverse, podemos relacionarnos con la naturaleza… Y sí, no se trata de hacer movimientos lentos y raros en un parque, no sólo eso (también hay movimientos que son rápidos y fuertes), sino de tranquilizarse y respirar mejor… De estar en paz.

¿Taoísmo vs. pensamiento occidental?

Como dije antes, Oriente y Occidente no tienen que estar peleados, ni los chinos son personas que sólo hablan complicadísimo y comen cualquier cosa… Para nada… Esta filosofía sólo trata de enseñarnos cómo vivir mejor. Y como a nosotros los occidentales no sólo nos gusta darle nombre a todo, sino también adaptar todo, podemos hacer “nuestra versión” de cómo vivir mejor a partir del taoísmo. Sólo tenemos que añadir algo más a lo que ya sabemos.

No dudo que has visto muchas películas y series, en el cine y la televisión. Y siembre vemos que el Bien está luchando contra el Mal. Y por lo general el Bien gana… Nos encantan esas historias. Nos las han contando de miles de formas, y miles de veces, desde que el mundo es mundo. Y por lo general aprendemos algo de ellas.

¡No estoy diciendo que no vayamos al cine! ¡A mí me encanta el cine! Me refiero más bien a nuestro mundo personal. Para los orientales, los contrarios no luchan entre sí (es decir, no hay un bien y un mal en eterno conflicto). Más bien, bien y mal no son contrarios, sino que conocemos uno simplemente porque conocemos el otro. ¿Cómo saber que ser generoso es bueno? Pues porque conocemos el egoísmo… ¡Pero hey! ¡No quiero decir que seamos egoístas con la excusa de que es natural! Sino ser egoístas sólo cuando lo amerite, y generosos cuando lo amerite. Ser generoso es algo positivo, pero también hay que pensar un poquito en uno mismo: ya dijimos que todo fluye. Si sólo tengo una chaqueta y no puedo separarme de ella porque hace mucho frío, en realidad no estamos necesariamente obligados a donarla, puesto que nosotros también la necesitamos. No estoy siendo malo, ni concretamente egoísta: sólo estoy siendo bueno conmigo también.

No es tan raro de entender, es decir, no se aleja del sentido común. Y podemos seguir siendo generosos (o cualquier valor occidental), sin dejar de ser generosos con nosotros mismos. Como cuando respiramos: lo damos todo, ¡pero si queremos seguir viviendo, también tenemos que inhalar!

En pocas palabras, no tenemos que ser unos santos que no tenemos permiso ni siquiera de pensar, porque viene el castigo... No. Podemos ser simplemente humanos... buenas personas, pero humanos al fin.

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(créditos de imagen: http://www.pixabay.com).

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