¿Nuestros antepasados CUMANAGOTOS fueron CANÍBALES? (Reflexiones Geohistóricas)

Saludos, Steemians! Me contenta traerles esta investigación fundamentada en datos históricos y traída hasta acá producto de la relación hecha por un compañero de camino, quien me picó la curiosidad acerca del tema de la práctica antropofágica de los indígenas del oriente venezolano en el pasado y resultó que sí hay bastante documentación que respalde esta presunción.

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Los Cumanagotos eran una etnia de la rama Caribe que vivía en el centro y centro-oriente de Venezuela hasta la costa del mar Caribe, al momento en que llegaron los europeos a Suramérica. Vivían ante todo en la región que hoy en día es el estado de Estado Anzoátegui.

La historia refiere que, provenientes del Matto Grosso brasileño y por el río Xingú que se desplaza al lado derecho del río Amazonas, esta raza indígena americana atravesó la meseta circundante para acercarse al caudaloso río Branco y en ligeras canoas fueron viniéndose hasta invadir el Orinoco y sus afluentes, lugares donde ejercerían un poder brutal mediante la ley del arrase terrestre, para salir por el Orinoco hacia el mar antillano que, por teñirse de sangre, se volvió caribe.

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El sufijo "goto" designa lugar de procedencia o sitio de ubicación. Así, los Pariagotos ocupaban o procedían de la región denominada Paria. Igual significado tiene el término Cumanagotos: oriundos o habitantes de la región de Cumaná. Los Cumanagotos, para la época de la colonización se habían desplazado hacia el Sur-Oeste, ocupando parte de la región de Pozuelos y Guanta, en el Estado Anzoátegui, en la vecindad de los indios Píritus. Para el etnólogo Julio C. Salas, la familia Cumanagota se extendía desde Paria hasta Unare, en las cercanías del Cabo Codera, ocupando una extensión de costa que los españoles designaron indistintamente con los nombres de Maracapana o Maracapaná. La tierra comprendida entre la extremidad de la península de Paria y del Cabo Codera tenía por nombre Curiana, Maracapana, Paria, Píritu y Cumaná. De este último, se apellidó la familia que nos ocupa, los Cumanagotos la cual estaba dividida en parcialidades.

El conquistador Garci González de Silva realizó en 1579 y 1580 dos expediciones de ataque contra los cumanagotos que habitaban en los Valles del Tuy. Alexander von Humboldt los identificó como uno de los principales grupos indígenas en la provincia de Nueva Andalucía. Siguieron siendo un pueblo claramente distinto hasta después de la Independencia de Venezuela. Se dice que, para 1822, había unos 26 individuos de esta etnia en la zona al oeste de Cumaná.

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Las tribus caribes estaban integradas por indios guerreros, los cuales durante siglos han sido admirados y temidos por su valentía y arrojo. Según aparece en diferentes fuentes históricas, cuando llegaron a Venezuela , los caribes tuvieron numerosos encuentros sangrientos con los nativos ocupantes, los arahuacos, también originados en el Brasil. Con el paso del tiempo fueron diezmando a los arahuacos y sacándolos así de las regiones llaneras, del centro y el oriente del país. Prosiguieron adueñándose de las sabanas extendidas del Orinoco abajo, para ampliar su ley del más fuerte, exhibiendo una contextura musculosa por estar "bien alimentados" con carne humana.Fuente
A la llegada de los conquistadores en el siglo XV (1492 – 1498), la población que habitaba la región sucrense estaba constituida por tribus indígenas con denominaciones diferentes asentadas, preferentemente, en las costas y en los fértiles valles del Centro y del Este. Las riberas del Golfo de Cariaco y el Golfo de Paria, especialmente hacia el Delta del Orinoco, estaban densamente pobladas. La etnia que se decía prevalecía en esta zona para aquellos entonces era la "Cumanagoto", descendientes directos de los Caribes y de quienes aseguran algunos historiadores, fueron capaces de correr al mismísimo Cristóbal Colón, cuando vino a América en su tercer viaje. Cuentan los primeros cronistas, que a la llegada de los españoles por primera vez, tanto a la vista de Paria como en la zona de Cumaná, acudieron numerosos indígenas a "contemplarlos”.
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Los caribes fueron el horror de los indios y la pesadilla de los españoles. Pero, en la moral bárbara, pierde carácter salvaje la antropofagia y es practicada de un modo sistemático, según los estudiosos en la materia. En tal sentido, apuntan que puede ser guerrera, litúrgica o jurídica. Las tribus venezolanas tildadas de antropófagas, presumen que, comiendo la carne o la grasa del enemigo muerto adquieren también su valor. Mas, cuando comen la carne de los parientes difuntos y llevan consigo su piel, es por motivo de veneración familiar. La forma jurídica es quizá tan común como las otras, pero menos fácil de precisar, por su propia índole, en cada pueblo salvaje.

De las tres especies de Antropofagia, parece haber predominado en Venezuela aquellas provenientes de ritos guerreros o sagrados. Esto se nota, ante todo, en el vago decir de algunos cronistas cuando ejecutoriamente condenan ciertos pueblos bárbaros: "Comen carne humana". Como queriendo medir su grado de barbarie aproximándolos a las fieras. Los misioneros observaron, no obstante, que la antropofagia de las razas americanas no siempre era privilegio de las menos civilizadas.

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Caribe y caníbal eran sinónimos. Al canibalismo en estado de guerra se refiere la mayoría de los casos citados en las historias. Como la idea era tragarse, por decirlo así, la fortaleza del enemigo y el coraje, excluían como impropios de esta isquirofagia al extranjero no puesto en armas, al misionero que padecía el martirio y a las mujeres.
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Estos temibles indígenas, que en su época, azotaron muchos sitios de Venezuela, el Oriente, el centro del país y en ello se incluye a Caracas y sus alrededores hasta el mar, desde Barlovento a Chacopata y más allá. Al término de Güiria o Trinidad y una franja extensa enteramente dominada por ellos, que salía desde los alrededores de Mene Grande en el lago de Maracaibo, atravesando los llanos trujillanos, el territorio larense por arriba de El Tocuyo y que iba a terminar con mucha fortaleza en el sitio montañoso de Nirgua, donde combatieron por mucho tiempo a los hispanos. Pero, fueron los negros allí establecidos en calidad de esclavos quienes dieron la batalla contra los caribes, logrando vencerlos, luego de décadas de asaltos en tiempos del severo conquistador Garci González de Silva.
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En referencia a prisioneros capturados en combate, la historia refiere que preferían mantenerlos vivos, para darles una muerte cruel y ritual, devorando el hígado y bebiendo la sangre caliente con gran cuidado para que no se derramara y así les diera fuerza y valor. Y, como esto igualmente lo hacían con los españoles apresados, los Reyes Católicos por Real Cédula, los declararon sujetos a esclavitud, por el "nefasto pecado de sodomía" a que estaban acostumbrados, por lo que al no ser cristianos y comer carne humana “se pueden cautivar, vender y aprovecharse de ellos”, sin incurrir en pena alguna. Ante su ferocidad y vileza, se demuestra el peligro de estas huestes, incluso para la paz y convivencia con otros indígenas americanos.
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Como ejemplos de tales atrocidades, cuenta la historia que, en 1520, fueron devorados por los caribes, tres frailes conventuales de Píritu de Maracapana, mientras apunta el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo sobre los mismos caribes, hallarse “una muy grande cantidad de calaveras de cabezas de hombres, colocadas como los trofeos, de los hombres que allí habían devorado y comido y en uno de estos bohíos estaban dos indios atados para comerlos, estaban muy gruesos, porque así los engordan allí para eso…”. Igualmente, está escrito que en la expedición de Alonso de Herrera por el Orinoco (1534), este conquistador arremetió contra varios caribes que se solazaban en la ribera con un banquete de carne humana, liberando además a ciertos indios que atados a los árboles esperaban la hora de su sacrificio.
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También se le atribuye a los Caribes, la destrucción del simbólico Manso, pueblo de indios Guaraúnos establecido en el Orinoco, donde el 18 de septiembre de 1735 con ferocidad inusual irrumpieron caribes provenientes del río Caura. Ante esta avalancha feroz e inusitada, murieron la mayoría de los Guaraúnos pobladores, pero a quien tocó la peor parte en la faena final fue al fraile Andrés López, quien dentro de ese holocausto sanguinario, se ofreció a los temibles invasores para que cesara la matanza incontrolable de los hermanos indígenas, por lo que al aceptar la oferta del incauto religioso; primero, le quebraron la cabeza con macanas y luego le echaron una soga al cuello, arrastrándolo por el suelo, para después colgarlo desnudo en un árbol y acto seguido, al cadáver le cortaron los brazos por el sitio de los codos, para conducirlos como trofeos de guerra, mientras incendian el poblado, acaban con la iglesia, que fue entregada al fuego.

En cuanto al aspecto social, la historia refiere que los Caribes eran polígamos, vivían en amplios bohíos redondos (churuatas). Utilizaban la venganza como manera de actuar y en general andaban pintados de rojo, coloreados con onoto. Dicen que andaban adornados con plumas, que robaban mujeres y niños para satisfacer sus placeres sexuales, castrando a los pequeños prisioneros para comérselos al tener más edad y, por razones racistas, sacrificaban también a los hijos paridos por mujeres extrañas a su casta, para con eso sostener la pureza racial caribe.

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Vale decir que los caribes resultaron sagaces comerciantes aliándose con adversarios de los españoles, como el caso de los holandeses y franceses que andaban dando guerra por la Guayana Esequiba. Además, eran buenos navegantes de mar y ríos. Por esto, el Prefecto de misiones fray Benito de la Garriga, refirió en sus crónicas que, para 1758, la venta anual de esclavos hecha por los caribes a los holandeses, dejando ya un poco atrás la antropofagia por estos intereses, alcanza a los trescientos indios jóvenes, pues con adultos mayores nada quisieron porque que no tenían demanda y, en consecuencia, mataban a los ancianos por no poder venderlos ni comerlos.

Tanta crueldad y ensañamiento con los seres humanos que compartieron su espacio y su tiempo revelan un espíritu no sólo aguerrido, sino iracundo y devastador. A nivel oficial, pareciera manejarse la idea de que, por lo descuidado e inexacto de las observaciones de los marineros, los prejuicios y animadversión de los españoles de la época hacia la población indígena rebelde, las pruebas que se presentan de su canibalismo deben juzgarse con el rigor del contexto histórico , ajustado a los tiempos que se vivían. Quizá por estas "imprecisiones históricas", en Venezuela, no forma parte del contenido de la enseñanza de la Geohistoria ni del saber popular, las tendencias antropofágicas de nuestros ancestros. No obstante, resulta asombroso y hasta cierto punto, escandaloso que ese tipo de prácticas que, cualquiera pudiera imaginar como propias de barbaries extranjeras remotas, ocurriera en nuestra tierra.

Referencias:
http://ramonurdanetavenezuela.blogspot.com/2012/04/los-indios-caribes-asesinos-canibales.html
https://mundoantropologico-vzla.blogspot.com/2013/10/el-pueblo-cumanagoto-al-rescate-de-su.htmlhttps://cajigalweb.wordpress.com/blog/tribus-de-la-zona-y-habitos-de-vida/

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