Concurso de historias creativas - Milan, mi mejor amigo, y sus pisadas en la arena. (Cuento original)

Milan, mi mejor amigo, y sus pisadas en la arena

-¡Má!.. Hay mucha gente, me da pena, -musitó con su aspirada voz grave.

-¡Vamos, bebé!...Te toca. Sólo vas a hablarles de ti. ¿Y, quién más que tú, sabe de ti?

Bueno... aquí voy, -dijo con voz nerviosa, casi ahogada.

Mis papás son mis mejores amigos, dicen que yo me llamo: Milan José Salazar Cordero. Pero, yo respondo a: Milan, como el equipo de Fútbol italiano. Mi mamá me dijo que me trajo acá para que yo les contara algo de mí, por ser hoy el día de la amistad entre hijos caninos y sus padres.

Me gusta el mar. Se me agranda la mirada cuando lo veo, tanta agua junta me emociona.

Mamá y papá me han llevado varias veces a la playa, menos veces de las que yo quisiera. La última vez que me llevaron, casi, casi atrapé un ave, de esas que se posan tranquilitas sobre el mar, después de haberse caído del cielo en picada. Yo la miraba desde la orilla, donde me daba revolcones en la arena, jugando a secarme con ella.

-¿Les dije que nado? Lo hago muy bien, no sé cómo, pero sé. Puedo nadar y nadar por mucho rato. Mamá me dijo que es por mi raza (Golden Retriever), yo no sé mucho de razas, pero sí sé que me gusta el agua y nado mejor que un pato. También, me gustan los patos y los gatos. A los gatos grandes los huelo, a los chiquitos los muevo con la nariz y me los quiero llevar a mi casa, pero no me dejan.

Los patos me atraen, porque siento que son dueños del mar. Tratar de alcanzarlos nadando, para mí es poder. Me siento grande llegando tan lejos, como ellos. Pero mi papá no me deja, se asusta y dice que después no voy a tener fuerzas para regresar y grita: - ¡Milan! ¡Milan! - Y, yo veo al pato cerca y lo veo a él...¡ lejos! Y, quiero el pato...Y, tengo que hacerle caso. Veo el pato, lo veo a él y regreso. Nadando y nadando agarro, en el camino de vuelta, un palo que le entrego al llegar a la orilla, para que vea que cumplí con mi parte del trato. Traje algo, aunque no, el pato.

Él me abraza y me dice : -¡Buen muchacho! - y yo me lleno de gloria porque vi que le gustó mi pato de palo. Me alegro tanto, tanto que corro en la arena, voy y regreso, me envuelvo en ella y luego piso y piso la arena y voy dejando huellas...Regreso, las hallo y las huelo: ¡Soy yo! plantando mis pisadas en la arena.

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Fuentes:
imagen 1
[Imagen 2] Foto propia.

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