San Martín, militante (y exiliado) de la Patria Grande

in #spanish3 years ago

El pasado jueves 25 de febrero fue el 243° aniversario del nacimiento de Don José Francisco de San Martín y Matorras. Resulta entonces una buena oportunidad para decir algo al respecto de Don José. Pero… pasemos de los datos biográficos y los clásicos hitos militares, que son mantras de toda primaria pública, y vayamos directo hacia un verdadero y necesario homenaje: su vindicación como hombre de ideales y uno de los líderes del proyecto político trunco que fuera la emancipación de la Patria Unida de toda dependencia extranjera.

¿Por qué el prócer más venerado por el pueblo argentino puede ser apropiado y reivindicado indistintamente por diferentes arcos políticos y sectores ideológicos? ¿Fue acaso su opinión neutral, apartidaria? ¿Fue, aún más, su accionar apartidario?

Posiblemente las razones más significativas que permiten esta apropiación simultánea sean dos:

  1. El retrato despolitizado que haría del GSM el historiador, militar y político liberal-unitario Bartolomé Mitre. Retrato que luego se incorporaría a la «historia oficial» del relato liberal-conservador mitrista.
  2. La negativa del GSM a participar de las guerras civiles y desenvainar contra sus compatriotas. Su cometido era la independencia de las potencias externas y la Unión de la Patria Hispanoamericana.

Don José de San Martín, “Padre de varias Patrias”, no fue sólo un excelente jefe militar, o un “emprendedor”, como así intentaron retratarlo desde el proyecto político rival al suyo, llevando agua para su molino con su prestigio —aunque, por supuesto, este perfil “halagüeño” llegó recién luego de haber sido difamado, hostigado y neutralizado como actor político del escenario nacional— .

Aunque formalmente nunca adhirió a ningún partido, sí tomó posturas definidas que en la práctica muchas veces iban de la mano con la posición tomada por una de las partes.

Incluso su calidad de verdadero Libertador denota ya toda una postura ideológica. Por ejemplo, Napoleón (general admirado y estudiado por él) en su campaña militar, además de difundir parte de los idearios de la Revolución Francesa, anexionaba a su imperio los territorios conquistados. Era un Conquistador. El Libertador los liberaba, promoviendo la autodeterminación de los pueblos, y su unificación en una Patria Grande.

Durante su formación en Europa no sólo acumuló enorme experiencia militar en variopintos teatros de operaciones —contra los moros en el Norte de África, persiguiendo corsarios británicos en alta mar, en territorio lusitano, o siendo aliado y enemigo trocadamente de ingleses y franceses, etc—, también abrevó del fragoroso debate de ideas. El teatro era, sobretodo, de ideas. Su bautismo de fuego fue a los 13 años (1791), dos años después de la Revolución Francesa y la toma de la Bastilla. Las ideas de la Ilustración se materializaban a fuego y sangre por toda Europa (y las Américas) reestructurando las viejas monarquías hacia un nuevo orden socio-político que empoderaba al “Tercer Estado” (principalmente la burguesía). Vió caer monarquías absolutas y levantarse repúblicas, monarquías constitucionales e imperios. Vivió momentos de anarquía y caos, donde casi pierde la vida en un linchamiento, del cual fue salvado por un fraile que lo reconoció y detuvo a la turba enardecida.

Notemos aquí que son las ideas, las creencias, los principios y los valores los que empujan a la acción. Ellos dan forma e imprimen orientación a nuestros actos, los cuales, a escala y en agregado, cristalizan en una sociedad concreta a cada momento.

SM, en su contacto con los franceses tuvo acceso a ideas y libros prohibidos en España (el 70% de sus 700 libros traídos a América estaban en francés). Se mantenía al tanto y discutía sobre la situación y posibles cursos de acción en su patria (América) participando de la Logia Gran Reunión Americana, fundada por el prócer venezolano Francisco de Miranda (quien participara además de la independencia de EEUU y la Revolución Francesa). Escribirá el propio Mitre sobre esta logia:

Su primer grado de iniciación era trabajar por la independencia americana, y el segundo la profesión de fe democrática, jurando «no reconocer por gobierno legítimo de las América sino aquel que fuese elegido por la libre y espontánea voluntad de los pueblos, y de trabajar por la fundación del sistema republicano».

SM mismo, apenas llegado a Bs As, cofundaría una filial denominada Caballeros Racionales, o de Lautaro (en honor al Lonco Mapuche Leftraru que resistió a los realistas al sur de Chile). Esta Logia, en alianza con la Sociedad Patriótica (morenista) lograrían desplazar al triunvirato (donde Rivadavia era secretario) consiguiendo la conformación de la Asamblea del Año XIII. Así, su primera intervención importante en la historia del país no es la Batalla de San Lorenzo (3 de Febrero de 1813, donde demostró su destreza en el combate).

Durante la ocupación de lo que sería la actual Plaza de Mayo, en octubre de 1812, SM llevará su regimiento de Granaderos a Caballo y presentará, junto a otros jefes militares un manifiesto buscando la renuncia de los triunviros, aclarando que:

…el haberse reunido en la Plaza no era con otro objeto que proteger la libertad del Pueblo, para que pudiese explicar libremente sus votos y sus sentimientos, dándole a conocer de este modo que no siempre están las Tropas, como regularmente se piensa, para sostener los gobiernos y autorizar la tiranía; que saben respetar los derechos sagrados de los Pueblos, y proteger la justicia de estos.

Sin embargo, aunque en la Asamblea del año XIII se acuñaron moneda, escarapela, himno nacional, se estableció la libertad de vientres, la supresión de títulos de nobleza y demás, no se consiguió ni la declaración de la independencia, ni la redacción de una constitución.

SM era un liberal en serio, de los que entendían que la libertad, como principio, no viene solo, aislado en paquete individual, sino que comprendía que una verdadera libertad necesita de la igualdad. La libertad sin igualdad solo es el privilegio de unxs pocxs. SM propugnaba por una transición ordenada hacia las conquistas emancipatorias. Parte de su ideario, además de plasmarse en sus campañas militares y su accionar político con sus aliadxs, quedó plasmado en su acción de gobierno en el Cuyo y el Perú. Por ejemplo, al decretar la libertad de vientres cuando fue Protector del Perú:

Una porción numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los cálculos de un tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia a la que pertenecen vendiéndose unos a otros. Las instituciones de los pueblos bárbaros han establecido el derecho de propiedad en contravención al más augusto que la naturaleza ha concedido.

También legislará en favor de las comunidades originarias:

Después que la razón y la justicia han recobrado sus derechos en el Perú, sería un crimen consentir que los aborígenes permaneciesen sumidos en la desgracia moral a que los tenía reducidos el gobierno español y continuasen pagando la vergonzosa exacción que con el nombre de tributo fue impuesta por la tiranía como signo de señorío. En adelante no se denominarán los aborígenes indios o naturales: ellos son hijos y ciudadanos del Perú y con el nombre de peruanos deben ser conocidos.

Y en otro decreto resolvía:

Siendo un atentado contra la naturaleza y la libertad obligar a un ciudadano a consagrarse gratuitamente al servicio de otro. Por tanto declaro:

  1. Queda extinguido el servicio que los peruanos, conocidos antes con el nombre de indios o naturales, hacían bajo la denominación de mitas, pongos, encomiendas, yanaconazgos, y toda otra clase de servidumbre personal, y nadie podrá forzarlos a que sirvan contra su voluntad;
  2. Cualquier persona, bien sea eclesiástica o secular, que contravenga a lo dispuesto en el artículo anterior, sufrirá la pena de expatriación.

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El 28 de julio del corriente año, Perú celebrará 200 años de su independencia, declarada por Don José de San Martín en 1821.

Su biblioteca personal lo acompañó hasta el Perú, donde la donó íntegramente para fundar la Biblioteca Nacional de ése país. Creía firmemente que el acceso al conocimiento hace a la emancipación de los pueblos:

Convencido sin duda el gobierno español de que la ignorancia es la columna más firme del despotismo, puso las más fuertes trabas a la ilustración del americano, manteniendo su pensamiento encadenado para impedir que adquiriese el conocimiento de su dignidad. Semejante sistema era muy adecuado a su política; pero los gobiernos libres, que se han erigido sobre las ruinas de la tiranía, deben adoptar otro enteramente distinto, dejando seguir a los hombres y a los pueblos su natural impulso hacia la perfectibilidad.

Y en otro decreto afirma:

En un país que, habiendo sido bajo el sistema español el centro del despotismo y de la arbitrariedad, se han escaseado por una funesta política todos los recursos de la ilustración, prohibiendo la lectura de libros selectos y el estudio de las ciencias relativas a los derechos del hombre, un gobierno independiente debe facilitar desde sus primeros pasos, la adquisición de conocimientos útiles a todas las clases del Estado.

De hecho, por su labor cultural, la Universidad de San Marcos de Lima le concedió el primer título de «Doctor Honoris Causa».

Antes de esto, fue también (re)fundador de la Biblioteca Nacional de Chile, donando para ello los 10 mil pesos en oro que el Cabildo de Santiago de Chile le había entregado en gratitud:

Los días de estreno de los establecimientos de ilustración son tan luctuosos para los tiranos como plausibles para los amantes de la libertad. Ellos establecen en el mundo literario las épocas de los progresos del espíritu, a los que se debe en la mayor parte la conservación de los derechos de los pueblos. La Biblioteca Nacional es una de las obras emprendidas que prometen más ventajas a la causa americana. Todo hombre que desee saber, puede instruirse gratuitamente en cuanto ramo y materia le convenga. […] La biblioteca es, destinada a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la independencia. Los cuerpos literarios deben fomentar aquella, concurriendo sus individuos a la lectura de los libros para estimular a lo general del pueblo a gustar las delicias del estudio. Yo espero que así sucederá y que este establecimiento, fruto de los desvelos del gobierno, será frecuentado por los amantes de las letras y de su patria.

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De los trece baúles que hizo cruzar los Andes, once estaban llenos de libros.

La labor de liberación de los pueblos del Sur fue, sobretodo, mérito de las habilidades políticas del GSM y sus aliadxs. Fue en desobediencia a Bs As que marchó hacia el Perú, y en más de una ocasión hubo de renunciar a riquezas, a seres queridxs y vida familiar, a la gloria y los ofrecimientos de mando y poder que le eran otorgados, todo en pro de la obtención de la deseada independencia americana, o para desalentar las luchas fratricidas en su amada patria.

Sin embargo sus adversarios fueron implacables con él, no solo difamándolo, negándole apoyo, acosándolo y conspirando en su contra (y la de su causa), sino que llegaron incluso a intentar asesinarlo. Antes y después de la campaña al Chile y el Perú, por Alvear y Rivadavia respectivamente. Incluso, a la vuelta del Perú, esta situación le impidió ver por última vez a su esposa Remedios, que se encontraba gravemente enferma en Bs As. Finalmente, habiendo reclamado su presencia hasta último momento, Remedios de Escalada fallece el 3 de agosto de 1823 a los 25 años de edad.

Luego de esto partiría a Europa con Merceditas, con quien no se veían desde hacía siete años.

En ocasión del derrocamiento y fusilamiento de Dorrego (1825), mientras intentaba volver a la patria (ya que justamente gobernaba Dorrego, habiendo renunciado Rivadavia), dirá de los perpetradores (quienes sostenían heterogéneamente el proyecto de país liberal-unitario-dependiente):

Por otra parte, los autores del movimiento de diciembre, son Rivadavia y sus satélites y a Ud. le constan los inmensos males que estos hombres han hecho, no sólo al país, sino al resto de América con su infernal conducta; si mi alma fuese tan despreciable como las suyas, yo aprovecharía esta ocasión para vengarme de las persecuciones que mi honra ha sufrido de estos hombres, pero es necesario enseñarles la diferencia que hay de un hombre de bien a un malvado.

En otra carta a Guido, a raíz de la declaración de guerra por parte del Brasil el mismo año, escribirá:

Cuando se declaró la guerra no me pareció regular ofrecer mis servicios por temor de exponerme a un nuevo insulto… por otra parte, yo estoy seguro que si diese este paso se creería sospechoso, tanto más, cuanto el empeño que se ha puesto en hacer creer que el General San Martín no ha tenido otro objeto en su viaje a Europa que el de intrigar a fin de establecer monarquías en América. Los miserables que han hecho circular tan indignas imposturas (Rivadavia y su grupo), no conocen que los sentimientos que francamente he manifestado sobre el particular, nada tienen que ver con los respetos que se deben a la mayoridad de la nación por la cual me sacrificaría gustoso…

Incluso el GSM llegó a planificar retar a duelo a Rivadavia por sus ofensas, pero quienes había buscado como padrinos del mismo lo convencieron de desistir.

Se puede tomar como resumen de las posturas en pugna lo dicho por el pensador uruguayo Methol Ferré:

Con el colapso definitivo del Imperio Español, abiertos los procesos emancipatorios desde México a Chile y la Argentina, hubo dos grandes líneas: la que lideraron José Gervasio de Artigas y José de San Martín, que apostó siempre a mantener la unidad de las ex colonias para formar una Patria Grande que no se desmembrara en minúsculos estados insignificantes; y otra, la comandada por Carlos María de Alvear y luego por Bernardino Rivadavia, que siguiendo dócilmente los dictados del Foreign Office apostó a pequeñas unidades políticas ligadas al comercio de los puertos del continente.

Para SM estaba claro la conveniencia de mantener unidos a los pueblos de hispanoamérica, incluso bajo la forma de una monarquía constitucional incaica, ya que fragmentados quedarían a merced de las potencias europeas. Sin dejar por ello de promover la autodeterminación de los pueblos liberados. Centralizar el poder en aquellos estadíos iniciales de la revolución permitiría la obtención de recursos para las campañas de liberación y un proceso más ordenado: es decir, no solo para una mayor eficiencia y eficacia en la ejecución, sino también para evitar atropellos, saqueos o comportamientos indignos. SM no solamente profesionalizó el ejército: también le proporcionó un fuerte código de honor y conducta. De hecho, la declaración de la independencia por la que bregaba y esperaba le serviría para realizar su campaña continental bajo el derecho de gentes, en representación de un territorio jurídico establecido, y no ya como un acto de rebeldía o insurrección.

Otro hito que denota su pensamiento político, largamente callado en la construcción histórica hecha por lxs vencedorxs unitarixs y sus herederxs políticxs e ideológicxs, fue **su respaldo a la figura de Juan Manuel de Rosas —principalmente en cuanto a su política exterior— , llegando a la apoteosis con el legado de su sable shamshir en su testamento:

El sable que me ha acompañado en toda la Guerra de la independencia de la América del Sud, le será entregado al General de la República Argentina Don Juan Manuel de Rosas, como prueba de satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tratan de humillarla.

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El famoso sable Corvo, en exposición en el Museo Histórico Nacional. Fuente.

Finalmente, el General Don José de San Martín y Matorras, Libertador de América, con un deterioro creciente en su estado de salud, y en una difícil situación económica (cuasi olvidado por las patrias que liberó, quienes le pagaban irregularmente los sueldos que le correspondían como general retirado) fallecerá en Francia el 17 de Agosto de 1850.

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Sus valores y principios lo condujeron a liberar su patria. Y también a renunciar a ella.

Su acción de vida y entrega a la causa americana no fue desinteresada en cuanto a lo político —sí en cuanto a una búsqueda de rédito personal—, mas bien seguía un ideal que no era necesariamente el de todxs: requería posicionarse y disputar con otros proyectos de Nación. Requería obrar según ese interés: desobedeciendo, estableciendo alianzas, ganando enemigxs internxs y externxs, estableciendo tramas secretas, poniendo en juego el estatus, la vida, las posesiones, etc. Su figura no puede terminar en un ícono cliché vaciado de contenido, lavado de su ideario político. Merece su reivindicación y reconocimiento.

Fuentes consultadas:

San Martín. General victorioso. Padre de naciones, de Miguel Ángel de Marco (Emecé, 2013).
La voz del Gran Jefe, de Felipe Pigna (Booket, 2017).
Instituto Nacional Sanmartiniano.
La Gazeta Federal, y otras.

**Tanto el texto de la nota como las ilustraciones son de mi autoría. Publicado originalmente en telegra.ph y medium.

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