Estética de la existencia
En modo de cavilación y tomando mi libro de referente, me atrevo a arrimarles este tema que entra en terrenos de la filosofía, pero quiero hacerlo de la manera más ligera posible, que pueda ser facilmente digerible, toda vez que cuando ponemos pies en cualquier pórtico que nos de entrada en lo que los griegos significaban como amor a la sabiduría, manan sudoraciones, mucho más cuanto de diletante nos asumimos en torno a ella. También estaremos en predios educativos donde sí podemos echar grandes brazadas para nadar, por algo nos doctoramos en su ciencia.
Bien, vamos a asumir el desafío de adentrarnos:
Recuperar los sentidos, tener otra mirada, sentir de manera diferente para que el ser no siga viviendo fuera de sus propios sentidos; hacerse, conformarse y constituirse desde sus propias percepciones de sí y del mundo; pararse por sus proipios pies, echarlos a andar, que abran sus propias trochas; en fin, que se constituya como ser autónomo, en clave de ética para el saber y el poder. De eso se trata cuando hablamos de estética de la existencia.
Ahora bien, para empezar a ver con mirada diferente a ese ser que lo queremos configurar desde una estética, empecemos por definir eso de estética de la existencia. Para ello oímos a Nietzsche y a Foucault. El filosófo alemán nos dijo que solo como fenómeno estético es que estaremos eternamente justificados en el mundo, y la definió como prácticas de vida por las que el hombre busca transformarse a sí mismo, modificarse en un ser singular y hacer de su vida una obra de arte que represente ciertos valores estéticos y responda a criterios de estilo; mientras que el filósofo francés en su "Hermenéutica del sujeto" al respecto nos dijo lo siguiente:
"Los griegos problematizaban su libertad, la libertad del individuo, para convertirla en un problema ético. Pero la ética en el sentido en que podían entenderla ellos: el "Ethos", que era la manera de ser y conducirse, un cierto modo de ser el sujeto y una determinada manera de comportarse que resultaba perceptible a los demás. Para que estas prácticas de libertad adopte una forma de ethos, que sea bueno, bello, honorable, memorable y que pueda servir de ejemplo, es necesario todo un trabajo de uno sobre sí mismo."
De ahí surge, el "Epimeleia Eautom" y "Gnoti Seautom" "Procúpate por ti mismo", "conócete a ti mismo". Exhorto este que leían en su frontispicio los visitantes de Delfos, y así mismo increpába sócrates a sus discípulos.
Entonces, de eso se trata, de vivir en clave de ética, que abra al sujeto la posibilidad de resistirse al poder y a todas esas representaciones sociales que intentan mantenerlo en una relación ancilar con el mundo.
Es desde la educación que se puede emancipar. Pero resulta que, a decir del chileno Claudio Naranjo, la educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida, entonces viene a mi meoria unas líneas de la introducción del libro "Lecciones de los Maestros" de George Steiner quien, refiriéndose duramente a los docentes, dice que en ellos el espíritu de los jóvenes puede tener sus vampiros, y duro también resulta Larrosa al decirles que muchos de ellos son los Herodes de hoy. son ciertas todas esas afirmaciones, y se unen a eso como Daniel Pennac tituló su libro: "Mal de Escuela". Desde esas estructuras en modo de ocaso, no será posible salir de esas inmovilidades del pensamiento que mantienen nociones y formas de vida instituida como sujeto cognoscente de mismidades, Castoriadis dixi.
¿Quo Vadis? A la escuela, pero otra, porque es desde ella, que siendo diferente, haciendo otras cosas es que puede el ser empezar a verse con otra mirada, propia, como sujeto conociéndose a sí mismo, estimando su vida, amándose a si mismo, sin solipsismo alguno, se sienta, teleológicamente, sujeto y objeto de sus propios saberes y conocimientos. Para que eso suceda hay que cambiar muchas cosas en la escuela, cambiar la forma de mirar al ser que se le acerca para aprender. Tiene la escuela que mover el pensamiento, para que no suceda lo que dice de ella Claudio Naranjo.
En el entendido de que hay que salirse de esos territorios de la racionalidad cartesiana donde el "cogito ergo sun" nos ubicó en esas coordenadas únicas para el aprender donde el alma y el cuerpo, a su parecer, son entidades separables. Debe la escuela mover el pensamiento hacia otras direcciones, tiene que reterritorializarse en otras donde nos ubiquemos en dimensiones antropológicas, culturales, históricas, emocionales, espirituales, religiosas; en fin en toda esa argamaza que va configurando nuestra existencia.
Salir de todas formas de pensamiento de la certeza de algunas "verdades sociológicas" duras, propias de ideologías dominates, también de algunos medios de comunicación que buscan domesticarnos, hacernos corderos para el consumo y el mercantilismo del cuerpo, de nuestra espiritualidad y de los sentimientos. Mover el pensar y hacer de una racionalidad lógica instrumental y práctica a otras formas de ser la verdad, porque, insisto con Claudio Naranjo: "si la educación sigue pariendo a estos seres de hoy, la sociedad se va a pique."
Seguiro con esto, en otro post.
Muy interesante articulo profesor @yonnydg aplica una forma muy acertada en su forma de escritura que lo hace muy fácil de digerir. Saludos, gracias por este post con tan alto nivel filosófico. Sirva este comentario para sus dos publicaciones.
Gracias, Cesaramos, saludos, espero contar con sus lecturas.