A lo largo del tiempo, la historia registra seres sublimes e inteligentes, que han buscado incansablemente sobrepasar los límites del saber humano, donde la capacidad de raciocinio sea colocada a prueba en el día a día y ser pacientes en la resolución de cada una de las dificultades que se presenten al instante. Nosotros simplemente acaparamos la atención de nuestro alrededor con cada una de las aptitudes que mostramos, pero basados en el conocimiento o saberes adquiridos en los años de existencia de la humanidad, deducimos que toda la noción guardada en nuestro cerebro es consecuencia de patrones surreales impartidos por un universo desconocido y sin principios que fundamenten el conocimiento imperioso.

Allí está ese conocimiento latente dentro de nosotros. Impactante la forma con que absorbemos la atmósfera del saber, cómo si fuese una verdadera sustancia que alimentara nuestro torrente sanguíneo y pasara de lo desapercibido aquello que está oculto por guardianes milenarios. Hoy somos quienes han querido que seamos, no hemos escogido en realidad ser nosotros, porque han adulterado el presente para adueñarse del futuro, quebrando la mente con cada movimiento planeado por surreales que difícilmente se mostraran ante la plena humanidad.

¿Adquisición del conocimiento por placer o imposición?

Todo lo que nuestra mente recuerda, está basado en la adquisición de un conocimiento, pero esto lo hemos obtenido por ¿placer o imposición? Es allí donde viene la reflexión de si podemos ser verdaderamente seres que nos movamos por nuestra propia capacidad y no con fundamentos de dirección externa para escoger lo que almacenaremos en nuestro cerebro. El conocimiento es algo que se debe tomar con mucha sensatez, para abarcar la plenitud que éste representa, sin dejar cavidad alguna a la improvisación. Pero ¿verdaderamente somos capaces de adquirir un conocimiento? Claro que podemos aprender por nuestros propios medios, pero igualmente nos guiaremos de un conocimiento que ya ha sido aprendido por algunos de nuestros semejantes.

Acabando con la incertidumbre anclada a un solo propósito, que ha de ver como el placer sobrepasa la imposición en dimensiones desconocidas por mortales, pero mostrada bajo parámetros inimaginables que consigan una supremacía mental, para aquellos que están dispuestos a alcanzarla por sus propios medios, indiferentemente del área a indagar por el individuo.

¡Tenemos que darle importancia al razonamiento de saberes!

Sencillamente el razonamiento debe estar presente en cada uno de los seres humanos, todo lo que hacemos día a día es por una lógica aplicable a las acciones, donde los saberes resaltan en cada resolución de problemas; Si dejamos de lado el conocimiento, estaríamos cometiendo un fallo atroz, pues renunciaríamos al enfoque de vida por el que nos regimos. La humanidad sigue patrones anticipados por nuestros ancestros, dejando fluir la veracidad en cada una de las aplicaciones filantrópicas en la actualidad, sin dejar de lado los saberes adquiridos de forma metódica. La costumbre o rutina en el hombre es un paradigma que le ha costado años de avance a la sociedad, ya que no permite al individuo razonar el momento que está viviendo, sino que aplica una sencilla inercia para todo, aplicando así principios del fracaso o retroceso en su presente inmediato.

El creer que hacer las cosas sin ningún sentido es lo más correcto, sería una equivocación que nos perseguiría por el resto de nuestros años, simplemente porque la naturaleza reclama acciones que tengan un alto contenido de lógica y simpatía para realizarlas. Buscar una saciedad dominante debe ser nuestra bandera, porque es allí donde descubriremos la mejor parte del conocimiento imperioso y se nos será revelado un apartado de espacios repletos de nuevas enseñanzas de vida y cordura; simplemente debemos dejarnos de simplezas y apuntarle al pez gordo, para que podamos nivelar el raciocinio con una lógica que sería el centro de todo.

Los patrones surreales nos persiguen años tras años, haciendo del pasado, presente y futuro algo apetecible para nuestro ser, porque sencillamente nos apasiona el saber y estos modelos nos permiten dicho sentimiento; Verdaderamente el querer aventaja la capacidad de cada uno de nosotros y sin fijarnos… estaremos alcanzando un conocimiento, que en teoría sería imposible para nosotros, pero la realidad es más favorable. La lejanía que representa el saber transporta la mente a lugares donde todo es posible e inigualable, sin dejar de lado el contexto donde nos desarrollamos como persona.

Solamente debemos llevar acabo la simplicidad que representa la dimensión mental que abarca la integridad humana y así poder comprender los conocimientos arrojados por códigos o patrones surreales.

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Autor: @yongleantonio

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