Uso, abuso y perversión de la ley

Pido disculpa a mis futuros colegas, pues aún no soy abogado y pido me dispensen todas aquellas personas que se sientan ofendidas con mis palabras, y cuando hablo de “ofensa” no es porque yo diga algo indebido o funesto sino porque la mayoría de las personas suelen ofenderse cuando se le dice la verdad.

Vivimos en un país donde se marcha contra la corrupción, pero se ven corruptos transitando por las calles; donde el derecho a la vida es un derecho constitucional amparado por el Estado, pero la cifra de muertes aumenta cada día, lamentablemente vivimos en un país donde los órganos encargados de la seguridad pública, reprimen protestas pacíficas y se muestran ausentes ante la delincuencia…

Yo pudiera decir aquí que es culpa del gobierno, del sistema o de lo crea conveniente, porque es más fácil culpar, es más fácil señalar que asumir; esto porque la mayoría de la población no se ha dado cuenta que cuando el dedo índice señala tres dedos te señalan a ti. Y con esto no pretendo defender al gobierno ni al sistema, ni a nadie, solo siento la necesidad de decir que me da vergüenza ver que en mí país hay más demandas y acusaciones que fundaciones, mesas de trabajo o labores sociales. . . señores más que un problema político, es un problema social, que nos involucra a TODOS y se ha vuelto irresoluble porque nadie se toma el tiempo de pensar en eso.

Es muy fácil ver las calles sucias y culpar al Estado, puesto que la sociedad no se da cuenta que; la problemática inicia, en el momento en que la persona ensucia la acera, las autoridades que no sancionan, y por supuesto, el Estado que no limpia, pero tienen un concepto tan equivoco de leyes que tumban sobre la política todo el peso de la culpa. Y así muchas cosas, pero este es el mejor ejemplo que les puedo dar, considerando este punto me hace grato recordar aquella frase de Johann Wolfgang “si cada uno limpia su vereda, la calle estará limpia”, es decir: si cada persona se hiciera responsable de sus deberes en cuanto al rol social que ocupa, la historia seria otra. . . y si estoy errada pido que me disculpen, pues “el que no se equivoca es aquel que no hace nada”, no pretendo agradar a nadie, solo ejerzo mi derecho a la libre expresión.

Pero así como crítico la sociedad en la que vivo, tengo que expresar mis desacuerdos con algunas leyes porque pienso que deberían ir más allá. . . .

Un ejemplo de ello es la Ley Orgánica Sobre el Derecho de Las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, esta debería ser vista desde una perspectiva mucho más amplia, pues tipifica delitos como el maltrato físico, psicológico, entre otros. . . pero la realidad es que HAY VIOLENCIA cuando una mujer no puede circular tranquilamente por las calles porque tiene que estar pendiente de quienes están a su alrededor, HAY VIOLENCIA cuando los jóvenes tienen que salir de las escuelas en grupos grandes porque tienen miedo a ser secuestrados. Hemos llegado a un grado de VIOLENCIA tan opulento que extinguió la benevolencia, pues, lamentablemente vivimos en una sociedad que enseña a las mujeres a cuidarse de no ser maltratadas en vez de enseñar a los hombres a NO MALTRATAR, es allí cuando cito aquella frase que dice: “No todo lo que es jurídicamente licito es moralmente bueno”. Ciertamente hoy día tenemos leyes que merecen ser objeto de reproche.

Nuestro país no escapa de este problema, y hoy día, ejemplos tenemos a montón, uno de ellos es la descentralización del poder, Venezuela consagra en nuestra carta magna una separación de Poderes Públicos, pero para nadie es un secreto el conflicto habido entre El poder Judicial y el Legislativo, que se ha venido desarrollando actualmente, pues lo que hoy emana de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia es veneno, veneno mortal, que poco a poco ha matado las competencias de la Asamblea Nacional. Claramente evidenciamos como el Poder Ejecutivo se esconde tras la figura de un “control concentrado” para anular las leyes que aprueba la Asamblea Nacional, a mi juicio El Tribunal Supremo de Justicia, perdió su esencia, ya no imparte justicia, hoy día no es más que el escudo protector para mantener en el poder al gobierno de turno.

La ética y los valores se han perdido, el sistema de justicia se ha vuelto arbitrario e increíblemente el máximo infractor de nuestro ordenamiento jurídico.

Han olvidado el carácter axiomático del Derecho, ahora basta la mera formalidad para producir la ley, basta cumplir con el procedimiento establecido, positivismo puro, “que importa la justicia, si se crea la norma en el marco de la ley”.

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Entonces, surge la gran controversia entre “el derecho y la moral” y por ello Kant y su lucha en establecer una diferencia entre “moral” y “derecho”:

La moral exige de mí que adopte por máxima el conformar mis acciones al derecho

(Kant: Principios de la metafísica de la doctrina de derecho).

Yo no digo que el derecho y la moral sean diferentes o iguales, a lo que voy es que tienen una conexión inexorable. Porque cuando se imparte justicia se debe ser justo. Pero y cuando a un asesino se le otorga la libertad absoluta, ¿qué pasa?, ¿qué sucede cuando un juez o jueza le pone precio a la libertad de un imputado o imputada sea o no culpable? ¿Qué pasa?, ¿Dónde que su moral, su ética? . . . Yo diría que en el subsuelo.

Y muchos me criticaran porque dirán que nunca he pisado un tribunal, pero no hace falta pisarlo para darme cuenta de la realidad que estamos viviendo “el que tenga ojos que vea y el que tenga oídos que oiga” es un sistema pérfido y sucio. Con esto no digo que no sirva, pero opino que se puede mejorar. Sé que muchos esperamos un cambio en el sistema de justicia que TENEMOS al sistema de justicia que QUEREMOS.

No pretendo cambiar la visión del derecho, pues sería tiempo perdido intentar cambiar los ideales que han imperado por siglos, lo que busco es contribuir para mejorar, tal vez invierta menos tiempo y estoy segura que ganaría mucho más.

Como fiel creyente de Dios no pierdo la fe y trato de escribir para rescatar los valores que con el pasar de los años hemos perdido, de mejorar primero como Nación y como consecuencia mejoraremos como Estado; pues los venezolanos no necesitamos un mejor país, el país necesita mejores venezolanos. Y a pesar de que muchos se empeñen en segar nuestras esperanzas seguiremos en el intento, porque "lo que la mente del hombre puede concebir lo puede conseguir", y no sé si esto sirva y no sé si alguien lo lea, pero “el que no espere tener un millón de lectores que no escriba ni una línea” de lo que algo si estoy segura es que si queremos un cambio debemos comenzar por nosotros mismos.

El que no marca la diferencia se pierde entre el montón, y aunque vivimos en un mundo tan superficial, tan imperado por las apariencias, donde importa más el apellido del abogado, que la pericia con la que litiga, yo seguiré en mi empeño de mostrar una mejor visión del Derecho porque solo esta derrotado aquel que deja de soñar.

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Recuerden que cuando se escribe con amor todo es más bonito
Yohana Martínez